Después de la discusión, Taylor y Elizabeth no se habían dirigido la palabra y, no era por enojo, sólo que no había nada que decir, una Elizabeth muda y una Taylor desesperada. Después de la muerte de Alex las cosas no volvieron a ser lo mismo, y Taylor no esperaba que todo fuera igual, pero no esperaba que su mejor amiga la hiciera a un lado y se refugiara en la soledad, el alcohol y en fines de semana donde no daba señales de vida, pero sabía que solía estar con Eric. Intentó de todo para recuperar a su mejor amiga, pero el tiempo fue el que se hizo cargo de todo, aunque ya nada era lo mismo era mejor que nada. Durante meses no había día que no llorara y no solo por la muerte de uno de sus mejores amigos, lloraba por su mejor amiga, pero tenía que ser fuerte por ella, tenía que ser paciente y lo fue por mucho tiempo, pero todo tiene fecha de caducidad y su paciencia caducó . Ahora, ¿por que era tan insistente con Harriet? Elizabeth no había salido con nadie que no fuera Eric o Taylor, algo tenía que tener Harriet, le causaba intriga y le causaba más intriga como el destino se había encargado de juntarlas. Y la mirada que había visto en Harriet el día que fue a su casa era tan similar a la que había visto en Alex la primera vez que conoció a Elizabeth, no trataba de compararlos, pero sabía que Harriet sería alguien especial en la vida de su mejor amiga, si es que le daba la oportunidad de dejarla entrar y ella se haría cargo de darle ese empujón que Elizabeth tanto necesitaba, aunque eso le costara su amistad, apostaba por Harriet, apostaba por ambas. Si, era arriesgado, pero era la desesperación y la esperanza tomando control de ella.
Era un viernes lluvioso y frío, aunque era el ultimo día de curso ya no había nada más que hacer, Elizabeth sabía que sería minoría los estudiantes que llegarían, pero aun así llegó treinta minutos antes. Ni el maquillaje pudo tapar sus ojeras. Le preocupaba su relación con Taylor, y era porque sabía que tenía razón. ¿Debía marcarle, mandarle un mensaje o ir a su casa? pero no sabía que decir, o podía llegar y decirle; lo siento, siempre has tenido razón, pero no, no y simplemente ¡NO! La puerta del salón se abrió y se encontró con unos lindos ojos verdes, su nariz roja fue la que llamó su atención. Harriet caminó con la poca fuerza que tenía, se sentía fatal, pero sería el ultimo día que vería a Elizabeth y no pensaba desperdiciarlo por estar acostada todo el día.
-Hola-Susurró y se aclaró la garganta y mientras se sentaba frente a Elizabeth.
-Buenos días, Extraña.-Le dijo juguetonamente, no estaban en horario de clases y no había nadie, por eso la confianza.-¿Te sientes bien?
-Un pequeño resfriado, nada del otro mundo.
-No había necesidad de que te presentaras hoy, Harriet. Pudiste quedarte en la comodidad de tu cama.
-Sí... pero no quería faltar, hoy es la última clase.
-Pero sabes que no pasa nada si faltas. ¿Ya tomaste algo?
-No me dió tiempo...-Observó como elizabeth se levantó de su asiento y salió del salón.
Elizabeth caminó a la cafetería de la Universidad y compró un café para ella y un té de limón con miel para Harriet, le parecía increíble que nunca se preocupaba por desayunar y ahora que estaba enferma no se cuidara.
-Aquí tienes.-Dejó el vaso en el mesabanco de Harriet.
-Gracias.-Susurró sonrojada.
-No hay nada que agradecer, solo tómalo antes de que se enfríe.-Le dijo con una sonrisa ladeada.-No creo que vengan los demás, Harriet, te puedes ir si quieres.
-Mejor me espero a que sea la hora de entrada.-La lluvia se había intensificado.
-No creo que la lluvia pare.-Miró su reloj y aún faltaban cinco minutos para cerrar la puerta del salón.

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Your last love (SIN CORREGIR)
RomanceLa vida nos golpea a cada uno de nosotros, nos lastima, nos hiere, nos rompe, nos derrumba. Ese era el pensamiento que tenía Elizabeth Dashwood sobre la vida. La muerte de su novio había acabado con ella. Llega un día en que aparece esa persona que...