28

4.3K 269 98
                                        


Harriet respiraba pesadamente, y en cuanto escuchó lo que Elizabeth susurró a centímetros de su boca no pudo evitar soltar un gemido. Las manos de Elizabeth repasaban cada vértebra de su columna, y esperaba atentamente a una respuesta por parte de Harriet. Ella no quería tener sexo con Harriet, ella quería hacerle el amor, quería tratarla con delicadeza, con cariño, quería hacerla sentir querida, protegida, quería que se sintiera cómoda entre sus brazos. Puso un mechón detrás de la oreja de Harriet. La miraba con una sonrisa llena de cariño.

-¿Quieres esto?-Harriet asintió llena de rubor. Elizabeth se bajó de la barra.-Eres hermosa, Harriet.-Le extendió su mano, y Harriet no tardó ni tres segundos para tomarla. Y cuando Elizabeth empezó a caminar Harriet la jaló de su mano.-¿Sucede algo?-Preguntó desconcertada. Harriet soltó su mano y se acercó hasta ella para poder besarla, pero antes de unir sus labios los acarició con su pulgar.

-¿Tú estas lista?-Le preguntó mientras repasaba los labios de Elizabeth. Aunque se estaba dejando llevar quería estar segura de que Elizabeth estaba en el mismo lugar que ella.

-Quiero esto... quiero sentirte.-Susurró con la voz ronca. Y eso le dio luz verde a Harriet para dejarse llevar al 100%. Sin perder más tiempo se acercó a ella y la tomó por la nuca para besarla, para hacerle saber que ella también se quería entregar, que sería algo recíproco. Subió sus dos manos por el abdomen de Elizabeth hasta llegar a la tela de su camisa, y con mucha delicadeza ascendió sus manos hasta su pecho, vió a sus ojos , como pidiéndole permiso.-¿Déjame ayudarte, sí?-Tomó las manos de Harriet y las puso sobre sus senos, ni tonta ni lenta los apretó entre sus manos, y ver la reacción de Elizabeth la dejó maravillada. Harriet bajó sus manos para meterlas dentro de su camisa, pero Elizabeth se volteó para caminar hacia su recamara. Harriet la abrazaba por la cintura, mientras paseaba sus manos por su abdomen, y no podía dejar de inhalar el perfume que desprendía el cuello de la más alta. Sacó su blusa y desabrochó su sostén, y fue cuando pasó eso que había dejado sin aliento a Elizabeth. Harriet había pegado sus pezones ya rígidos por la excitación en la espalda de Elizabeth, mientras la tomaba por la cadera y la pegaba mas a ella.-Harriet.-Suspiró. Harriet acariciaba aquella piel, suave y tibia, y volvió a subir sus manos hasta los senos de Elizabeth, estaba vez ya no había prenda alguna que le impidiera sentir la suavidad de su piel, sentir su calor, y sentirla suya. Cuando Elizabeth abrió la puerta de su habitación y se alejó de Harriet para verse frente a frente solo pudo tragar duro, ella deseaba estar con Harriet, pero los nervios también habían tomado parte de ella: No era inseguridad por su cuerpo, pero fue cuando reaccionó a lo que estaba sucediendo. Estaba por entregarse a Harriet, después de tantos años, estaba a punto de entregarse a una persona, una persona que quería. Harriet comprendió el dilema en el que se encontraba, se acercó lentamente a ella.

-Quiero que estés consiente de una cosa-Susurró con cariño.-No hay prisa. Te lo voy a preguntar de nuevo... ¿Estás lista?-Observó cómo el pecho de Elizabeth se coloreaba de rojo, fue cuando Harriet quedó idiotizada por su cuerpo.

-Te quiero a ti.-Murmuró muy bajito. Fue ahí cuando el ritmo cardíaco de Harriet se aceleró por la declaración de amor que le estaba haciendo Elizabeth. Harriet había querido decírselo antes, pero su miedo fue más grande que no se atrevió a dar ese paso que estaba dando Elizabeth, fue ahí que comprendió que Elizabeth era inofensiva. Se acercó lentamente a Harriet, y con sus manos temblorosas tomó sus mejillas.-Te quiero.-Susurró. Mientras dejaba caricias con sus pulgares en los pómulos de Harriet. La excitación de ambas mujeres había sido reemplazada por el amor, Elizabeth se estaba abriendo con ella y estaba a punto de entregarse a ella.-Te quiero.-Repitió. Un suspiro salió de Elizabeth. Harriet puso sus manos sobre las de ella.

-Eres perfecta, exacta, infinita, luz. Eres mi luz. Eres la que hace que todos mis caos, aunque sea por un segundo, tengan un poquito de orden. Llegaste a voltear mi mundo. El dia que te vi en la biblioteca... fuiste la primera persona que logró ponerme... no sé... había algo en ti. Recuerdo que llevaba un listón y no podía dejar moverlo porque no sabía qué hacer con mis manos de lo nerviosa que estaba.

Your last love (SIN CORREGIR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora