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Eran diez maestros los que se harían cargo de los de nuevo ingreso. Cada docente se quedaría con treinta alumnos. Elizabeth podía sentir las miradas de lástima que le daban sus colegas, y le molestaba porque no le gustaba esa sensación de sentir lástima. La muerte de Alex  y el proceso de duelo seguía siendo difícil para ella, pero ahí estaba, tratando de retomar su vida poco a poco. Los grupos se dividieron y se empezaron a dispersar por la Universidad, Harriet aún seguía a su lado y en ningún momento se había alejado de ella.

—Como ustedes saben serán mi grupo por el día de hoy.—expresó seriamente mientras los observaba. Tenía un porte recto e intimidante, dejando en claro quien mandaba en ese momento.—Soy la encargada del area de humanidades, la mayoría de ustedes serán mis alumnos el próximo año, espero que podamos llevarnos bien. Antes de empezar, quiero que formemos un círculo para presentarnos.—Escuchó como los alumnos se quejaban de dicha actividad por ser "infantil". Eso a ella no le interesaba, quería que su grupo conectara y empezaran a socializar entre ellos. Los treinta alumnos formaron un círculo y acataron las órdenes. Harriet observó a Elizabeth, su postura, perfil, la forma en la que daba órdenes, la diosa que tenía frente a ella; La autoridad que tenía le resultaba facsinante.

Después de un recorrido por la universidad el círculo se volvió a formar, Elizabeth se despidió de ellos y les indicó que se dirigieran a dirección para que tomaran su horario. Harriet lo había tomado horas antes, pues sabía que se iba evitar una gran fila, una de las muchas ventajas de llegar temprano. Los alumnos empezaron a dispersarse, Harriet y ella conectaron miradas, Elizabeth notó un poco de rubor en su rostro. Con su índice perfectamente manicurado le indicó que se acercará a ella.

—¿Desayunaste?—Le preguntó cuando Harriet y ella ya estaban solas. La misma Elizabeth de vio sorprendida ante su curiosidad con Harriet. Tenía claro que sería su alumna, y ahí estaba con la ilusión de invitarla a desayunar. Era un suceso que jamás había ocurrido en su vida. Y por primera vez en mucho tiempo no le importó.

—No alcancé a desayunar...—Mintió y se dió cuenta que tan estúpido había sido su pretexto.

—Pero si estás desde temprano aquí, eso es imposible.—Habló asombrada, "tal vez vive muy lejos." Tuvo un poco de empatía ante esos ojos verdes. Observar a Harriet era tan fácil, le gustaba analizar cada una de sus facciones, le trasmitía una tranquilidad asombrosa.

—Yo.. la verdad es que me dio pereza desayunar algo.—confesó.

—Creo que está de más decirte que te hace daño no desayunar y peor si es por pereza.—dijo algo molesta, pero era la opción perfecta para invitarla a desayunar.—¿Qué dices si vamos a comer algo o tienes planes?—La realidad es que no quería estar sola, le había dicho a Taylor que se quedara en casa y ahora no tenía con quien salir. Y Harriet sonaba a una opción perfecta. La hacía sentir cómoda y esa era una plusvalía enorme. No dudó en aceptar su invitación, tenía demasiada hambre y ¿Qué mejor compañía que Elizabeth? ya se había cansado de estar sola la mayor parte del tiempo. Asintió tratando de no evidenciar esa sensación de emoción.

—¿Algún restaurante al que quieras ir o alguna comida en especial? —inquirió en medio de una sonrisa. Qué sucedía que ahora no podía dejar de sonreír.

—Lo que sea está bien.—dijo sin pensar. Porque el desayuno le importaba poco.

—De eso no hay.—Murmuró con su ceja arqueada.

—Yo...—siseó nerviosa.

—¿Tú..?—la imitó.

—Una hamburguesa estaría bien-Susurró ante lo primero que se le ocurrió.

—Mucho mejor.—Sonrió complacida.—¿No eres de aquí, cierto? Tu acento es extrañamente adictivo.

—Soy inglesa.—dijo con orgullo.

Your last love (SIN CORREGIR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora