730 días [Terminada].

Capítulo 2.

Me quede muda, quería hablar, pero no podía articular palabra, su voz era cálida, estaba sorprendido, no esperaba que respondiera la llamada, luego de 10 segundos de tormentoso silencio por fin pronuncio:

-Sadie, ¿Estás ahí?

-Sí...

Genial, no hemos hablado dos años y lo primero que digo es un "si". Algo no está bien en mi cabeza.

-¿Podemos vernos?

-Sí

-¿Podrás decir algo más que un sí?

Corte la llamada.

No pude más, estaba llorando y no quería que me escuchará, llamé a Ingrid para volver a ahogarla con mis problemas, después de saludarnos me pregunto:

-¿Por qué lloras?

-Porque tengo miedo, estoy incondicionalmente enamorada de él- Dije casi en un susurro. -Y temo por mí, por mi cordura, porque esto es irremediable-.

-No hay nada más que sentir...-La voz de Ingrid sonaba tranquila. -Yo sentiría lo mismo, somos humanos Sadie, puedes sentir lo que quieras cuando quieras-.

-Por como lo trate no puedo darme el lujo de rechazar su invitación a salir

-Ya, ya... ¿Cuándo y dónde se verán?

-Ese es el problema... Corte la llamada antes de que pudiera decir algo más

-No tienes ni idea de la estupidez que estás haciendo, dale una oportunidad

-Creo que eres la única que no se ha dado cuenta de que él es un bastardo sin corazón

-Deje de creerlo cuando lo abandonaste, porque tú fuiste una perra con él.

Me quede en silencio, sabía que tenía razón y no podía contradecirla, me despedí de ella, y corte la llamada. Tenía que avanzar con mis clases en línea, estaba decidida a no regresar a la universidad presencial; luego de varias horas haciendo actividades, leyendo y tomando nota de mis clases me aburrí y cerré la laptop. Tomé mi celular y comencé a escribir sin saber bien que es lo que quería decir:

"¿Cuándo y dónde nos encontraríamos?"

Me ponía nerviosa pensar en la respuesta, así que ocupe mi mente en la preparación de una pasta. Cuando subí a mi habitación con el plato de pasta, mi celular vibraba, tenía un mensaje pendiente.

"Café Portales del Centro, frente a la Catedral. Miércoles a las 4:00 p.m."

En cada parpadeo lo días transcurrían y mis nervios no me dejaban vivir, lo que menos quería era acudir a la cita con ojeras, por lo que el Martes en la noche me trague una pastilla para dormir y caí casi al instante.

En la mañana al despertar, mis ojos avellanados lucían igual de simples que siempre, así que me metí a bañar para tomar mi desayuno después. Mi madre había decidido independizarse de mí desde que cumplí la mayoría de edad, me dejo esta casa y ella se mudó a un apartamento en una zona exclusiva al sur de la cuidad, así que la llamé cuando terminé de llenar el lava-vajillas y aspirar completamente la casa. Al colgar, me senté a tomar mi clase online de francés tratando de disipar mi mente del encuentro que se daría en dos horas más, no dejaba de pensar en cómo luciría y subí a encerrarme al armario, quería lucir bien para él.

Mirándome al espejo reconocí que ya no era la misma que él había dejado hace dos años, ahora tenía el cabello largo hasta la cintura de color borgoña y en tacones podría estar a su misma altura, mi cuerpo había tomado formas que Ingrid definiría como "atractivas" y usaba un poco de maquillaje para resaltar mi mirada, quizás no me reconocería, pero esa era la idea, no era la misma y no quería repetir la historia. Además, sólo era un encuentro cualquiera, no quería decir que yo iba a caer rendida a sus brazos o que él iba a correr al reconocerme y besarme como nunca lo hizo cuando estuvimos juntos. Decidí que vestiría un pantalón de mezclilla, una blusa beige y unas botas color caqui que combinaban a la perfección con mi bolso y me acomodé el cabello a modo de que cayera en forma de una cascada en mi espalda, lo esponje con un poco de crema para peinar y maquille mis ojos y rice mis pestañas, para cuando terminé, el reloj de la pared marcaban las 3:30 p.m., tomé el celular y le marqué a Ingrid.