730 días [Terminada].

Capítulo 6 - Parte II

*Narra Sadie*

El tiempo.

Cosa misteriosa, poderosa y cuando la desafías: peligrosa -dice el gran profesor Dumbledore- algo que jamás llegaré a entender. Al igual que las palabras que me dijo Christopher hoy al dejarme en la entrada de mi casa.

Tenemos que darnos un tiempo.

Ya no siento lo mismo.

Ya no te amo.

Eso último me rompió el corazón y hasta hace algunos días parecía que todo fluía de manera espectacular. Mi madre regreso a su casa en cuanto el médico le dijo que no tenía de que preocuparse -su hija esta perfectamente bien- y me dejo aquí, con la persona que me espero 730 días y contando...

Han pasado casi 3 meses desde que despedí a mi amiga en el cementerio entre tulipanes color púrpura y llanto. Han pasado 3 meses y Arturo no me pregunta por mi salud. Han pasado 3 meses desde que Christopher y yo decidimos volver a intentarlo. Y solo han pasado unas cuantas horas desde que Christopher me dejo aquí argumentando que no sabía si era buena idea volver a intentarlo.

No quiero ni recordar aquel jodido Miércoles -en que regresaba del Jardín Botánico con un extraño tulipán color magenta entre las manos- porque desde ese maldito día estoy sola; sola como lo estaba hace meses, entre paredes blancas que no susurraban nada; sola como la luna en una noche limpia de estrellas. Sola, con Ingrid a mi lado, pero sola. Mis amigas llaman de vez en cuando, yo no quiero verlas, quiero permanecer aquí, pudriéndome entre las sábanas que me abrazan para no morir de frío en las ultimas noches -para nada frías- de invierno. Sola, sin amor.

*Narra Christopher*

Puedo escribirle sin problemas una carta donde relaté lo que siento por ella, puedo léerle todos los mensajes que nos mandamos una vez y sin embargo no puedo regresar el tiempo e impedir que ese veneno asqueroso salga de mi boca. Tal vez debí pensar dos veces antes de dejarle el camino libre a Arturo, tal vez debí pensar en todo lo que esto me afectaría a mi; sin embargo, como un enamorado más, sacrifiqué mis sentimientos para que ella pudiera cumplir con esa promesa. Yo no viviré tranquilo, se que Arturo tampoco, pero eso no importa, he perdido. Me he entregado y ahora estoy en el pabellón del olvido, con los exiliados, con los enamorados que han sacrificado su propia felicidad por la de otra persona.

No puedo dejar de pensar que ella dormirá pensando en mi, estando con otro. Eso me mata. Me pregunto sí hice bien en tomar esa decisión porque no puedo estar en calma, estoy aferrado a su recuerdo y no puedo hacer nada, los fantasmas de sus besos aún siguen en mi piel y cuando casualmente paso por su casa, tengo unas ansias locas de decirle que todo es una farsa, que sigo amándola como si no existiese un mañana.

Esas palabras fueron falsas.

Yo te amo más que a mi vida.

Perdóname.

Y no puedo decírselas, no me funciona pensarlas, no llegaran a ella. Su ausencia solo provoca que mi mundo vaya perdiendo su color, siento que me desintegro y así no puedo vivir, quiero desistir porque sin ella no existe nada, su ausencia no me ayuda, el sol esta apagado y hasta el café sabe amargo; extraño su risa contagiosa, las tardes en las que eramos nosotros la cima del universo.