Capítulo 1: Otra vez el dolor de cabeza.

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En una mañana de una linda primavera, Alessio se encontraba yendo a la escuela como todos los días, en su linda travesía hacia su destino, se podía ver un grupo de alumnos acercándose hacia él, se podía escuchar sus conversaciones, estaban hablando de las maravilla de la vida, como fue el fin de semana, qué tal la enamorada, si habían probado el nuevo Half-Life, todo muy hermoso para ellos, pero ese grupo de alumnos pasan de Alessio; en cambio de ellos, él formaba parte de esas personas que se aísla de los demás, en vez de hablar con las personas, hablaba con sí mismo, lamentándose de todo.

No porque quería serlo, si no porque nadie le daba la oportunidad de escucharlo, soportar este tipo de rechazo por varios años hace pensar a uno que algo no va bien en uno mismo, que falla en algo...

«Otro día más, aburrido día, aburrida escuela, como me gustaría estar en mi casa tirado en la cama y dormir todo el día, solo faltan 3 meses para que acaben las clases y que comience las vacaciones de verano... A decir verdad, no tendré mucho que hacer en ese tiempo más que no hacer nada y jugar videojuegos y soportar las discusiones de mis tíos claro, no sé si sea por el estrés de la escuela o escuchar cada discusión de mis tíos 3 veces a la semana, o ambas cosas ¡Me vuelven loco!»

Desde hace como ya un año, Alessio ha estado sintiendo dolores de cabeza, osease, siente que por unos milisegundos pierde la conciencia y siente un pequeño mareo por unos 10 segundos...

«Aunque haya pasado un tiempo, no me he atrevido a decirle sobre esto a mis tíos, aunque debería decirlo ya que podría ser una enfermedad grave, me da igual si esa cosa me está matando poco a poco, que mejor lo haga, no soporto siempre oír discutir a mis tíos todas las semanas, que sea despreciado por mis compañeros de clases sin motivo alguno, que se burlen de mí, no hay motivo para que me hagan esas cosas sin que yo les haya hecho algo ¡PREFERIRÍA ESTAR MUERTO QUE ESTAR SORPORTANDO ESTO!»

Al terminar de lamentarse y finalizar su día en la escuela, en el transcurso de camino a su casa, al querer abrir la puerta, comenzó a tener esa sensación de pérdida de conciencia.

«Ahí va de nuevo», decía. Dejó que la falta de conciencia lo consumiera como siempre, pero esta vez por una extraña razón sintió que duró más de lo normal, haciendo que le venga un fuerte dolor de cabeza.

«Ahhhh ¡MIERDA, COMO DUELE!»

Al abrir la puerta de su casa, lo primero que hizo es botar su mochila en el pasadizo y fue directo al baño a lavarse su cara, al secarse, tan sólo ver su rostro en el espejo vio sus ojos que estaban rojos, como cuando terminabas de llorar.

«Que débil es mi cuerpo», se dijo así mismo cuando secaba su cara y al pasar de un rato el dolor pasó.

Se abre la puerta de la casa

—Ya llegué.

Era la voz de la tía de Alessio que había llegado de a saber dónde.

—Hola Tía, ¿Dónde has ido?

—Por ahí con unas amigas.

—Ya veo...

Sin tantos ánimos en responder a su sobrino, la tía se fue directo a su cuarto sin decir más y se escucha como se tira a la cama como si hubiera ido a trabajar todo el día, en cambio, Alessio se puso a hacer la cena como siempre, como si fuera el sirviente de la casa, para él no había ni un día que no cocinara, pero ya se había acostumbrado, estaba cocinando un guiso que había visto por Internet y le estaba saliendo a decir verdad muy bien.

Al cabo de unas horas, llamó a su tía para que venga a comer, así que le sirvió el plato, se sentaron y no se dirigieron la palabra, ni siquiera le dijo un "¿Como te fue en la escuela?" O... "¡Que bueno te salió tu guiso sobrino!" Solo había un silencio incómodo desde un punto de vista de una persona que no fuera Alessio, pero para él era tranquilidad al máximo el silencio que había en el ambiente, pero si su tía no hablaba era porque tuvo otra discusión con su tío, no era algo novedoso para él; al terminar de comer llevó las cosas al lavadero y la tía dijo un gracias algo frío a Alessio y se fue afuera a caminar un rato, así que aprovechó a lavar los platos y ordenar las cosas; ya al acabar de lavar los trastes, esa sensación de inconsciencia volvió y el mismo dolor de cabeza que sintió antes se hacía más fuerte.

Bajo mi mente en otro mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora