Capítulo 3: El prisionero.

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—¡AHAHAHA! —Gritos de dolor y desesperación salían de la sirvienta.

«Maldita sea, no puedo soportar los gritos de ella... No entiendo nada, desde que desperté en este mundo todo ha ido muy rápido, me siento muy confundido y con mucha impotencia de no poder hacer nada, más aún si Marst me está sosteniendo de esta manera...»

—Tengo dos cosas que decirte. —Decía Marst mientras lo mira con odio—. Uno, esta es la consecuencia cuando no obedece una orden, ese es su castigo. —Dice sin molestarte los gritos de angustia de la sirvienta—. Y dos...

Su voz se había vuelto un poco más gruesa y apretó más fuerte el polo de Alessio, con tan sólo sentir su voz y ver su iris verde siendo iluminado en la casi oscuridad de la celda se veía que no tenía buenas intenciones...

«Si no hago algo posiblemente... No, nada de posibilidades ¡Este tipo me asesinará sea a mi que a la sirvienta si no hago algo de inmediato!», dicho esto intenta dar con todas sus fuerzas un golpe directo en la pierna de Marst pero...

—¿Qué es lo que planeas hacer? ¿Y ese golpe? ¿Tan débil te has vuelto? —Lo interrumpe antes que le diga la segunda cosa, pero con ese golpe, las dudas de Marst habían sido confirmadas.

«¿Tan débil fue mi golpe? ¿Qué clase de persona es esta? ¿Qué clase de entrenamiento hizo este tipo en el tiempo que llevaba aquí en esta celda?»

—Creo que no tengo nada más que preguntarte, es mejor acabar con esto ahora.

Soltó bruscamente a Alessio haciendo que caiga con fuerza al suelo haciéndole un poco de daño en el trasero.

—Ay... ¡Espera! ¿Por qué cambias ahora de parecer? Primero querías decirme algo y ahora no quieres decídmelo...

—Te tengo un gran odio por lo que has hecho sea que a mí que a mi gente, y ahora que tengo la oportunidad de golpearte hasta romper tus huesos y dejarte inconsciente, pero... Hay algo que no me cuadra en ti.

—¿A qué te refieres?

—Por una extraña razón te has convertido en alguien muy débil de la noche a la mañana, la señorita que siempre está a tu lado te dejo aquí, no sabes su nombre, no eres capaz de defenderte, no sabes lo que me hiciste en el pasado ni a mi gente, pero por lo que veo, aún mantienes tu gran determinación...

Marst dejo de hablar por unos segundos, haciendo que sólo se escuchará los gemidos de dolor de Lyna, pareciera que ella no lograba escuchar nada de lo que estaban hablando, en cambio, Alessio no soportaba ver a Lyna sufrir de ese modo, así que intenta ir con ella, pero siente como una pierna está aplastando su espalda.

—El antiguo Emilio no haría esto, no ayudaría a una sirvienta inútil, es de las pocas personas de este país que no haría tal cosa, pero tú... Tú la quieres ayudar.

Agarra fuertemente su polo por el cuello y le tira hacia la pared nuevamente.

—Odio a Emilio, lo odio con todo mi ser, pero tú... Tú debes ser eliminado.

—¡¿Eliminado!? ¿¡Pe-pero... Por-por qué debo ser eliminado!? —Marst se acerca a Alessio y con su codo aprieta su cuello.

—Escúchame atentamente, yo sé que no eres Emilio, sé que eres otra persona dentro de su cuerpo y es mejor asesinarte ahora mismo, tengo la sensación de que algo malo harás si sigues pisando este mundo. —Le decía en voz baja, pero con una tonalidad de gran odio y sed de venganza.

—N-no estoy entendiendo nada de lo que me estás diciendo, pero no hay necesidad que me asesines, si sientes que algo malo haré no tienes que preocuparte por que si me voy de aquí, ya no tendrás nada que ver conmigo y lo que pase...

Bajo mi mente en otro mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora