Capítulo 18: Más que otra agradable mañana.

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Los sonidos de los pájaros se escuchaban en la fresca mañana, no había nada mejor que escuchar eso y dormir con tranquilidad, aprovechando que no estaba su gemelo para molestar esa agradable siesta podía dormir hasta la hora que le plazca, pero ya no era necesario que él estuviera ahí para que se levantara, al estar dos semanas en ese mundo y levantarse temprano cada día para su entrenamiento se había vuelto algo habitual, por lo que se levanta y observa su alrededor extrañado.

— Uhm..., supongo que aún no viene... —Decía Alessio al saber que su gemelo aún no había llegado, por lo que se vuelve a acostar en su cama y se pone a pensar lo que pasó en el día anterior.

— Que mal, fue un día muy agotador, a pesar de que me haya disculpado, no pude regresar el libro a la persona que lo ordenó..., aunque haya tenido la voluntad de querer devolver el libro... —Recuerda la cara enojada de Inés—. Esa mirada solo hacia cuestionarme si realmente era lo correcto...

Al estar pensando sobre lo que paso el día de ayer, era normal que se sintiera así, por su culpa Inés había sido castigada y más aún la hizo incomodar, todo esto estaba fuera de sus planes al haber querido socializar y llevarse bien con ella, lo único que había provocado era todo lo contrario de lo que quería hacer.

Mientras se queda ahí acostado en su cama observando el techo blanco, alguien toca su puerta interrumpiendo sus pensamientos.

— Tal vez sea Lyna..., ¡YA VOY! —Reclama al alzarse de su cama para abrir la puerta.

«Bueno, al menos la presencia de Lyna podrá calmar este sentimiento amargo, es agradable tener a alguien con quien confiar.», pensaba con una sonrisa que calmaba sus lamentos, así que, al abrir la puerta, se topa con la persona que menos se esperaría ver.

— Veo que dormiste más de lo que debiste. Son las 10 de la mañana, vístete rápido y comencemos a trabajar. —Sin decir unos buenos días, era Inés la que le atendió a primera hora del día, dejando sin palabras a Alessio.

— Oh..., eres tu Inés..., bueno..., al no estar Emilio me quedé dormido..., muchas gracias por el aviso.

— Cámbiate, hay mucho que hacer el día de hoy, te espero en la biblioteca.

Sin decir más, se da la vuelta y va hacia la biblioteca, su aparición inesperada y su característica cara seria no era una novedad, pero había un pequeño cambio que se percató Alessio, no tenía el mismo tono enojado como días anteriores, en cambio, era un tono serio sin mayor misterio.

Al escuchar la orden de Inés, este no tiene más que hacer caso, por lo que se pone su típica ropa con su chándal y baja a tomar su desayuno, al bajar y abrir la puerta, observa su desayuno servido, pero como sucedió unas semanas atrás, no vio por ni un lado a la sirvienta, por lo que extrañado toma su desayuno y al terminar limpia sus cosas.

«De seguro me estuvo esperando, ¿qué raro que Lyna no haya querido levantarme...», decía al secar los trastes.

— Listo, ya está, debo ir donde Inés...

Dejando las cosas ordenadas, sale de la cocina y camina por los largos pasadizos, se podía apreciar que iba a hacer otro hermoso día, pero al estar caminando, observa una puerta abierta, no le da tanto misterio por lo que intenta pasar sin darle mucha importancia, pero curioso para ver que había ahí, observa un cabello blanco siendo iluminado por la luz del día y como la suave brisa chocaba en su rostro y su cabello, no cabía duda que era Lyna sentada en una silla cruzando sus manos, esto hace extrañar a Alessio y se la queda observando, parecía que ella no sentía la presenciar del chico, por lo que sigue haciendo una cosa extraña nunca antes vista por él.

Al no poder ver si realmente tenía sus ojos abiertos o cerrados ya que la única parte que podía ver era la zona de su largo cabello que ocultaba su ojo derecho, la duda le crece más aún cuando ve que un pequeño brillo sale de sus manos cruzadas, parecía como si estuviera rezando a alguien, o eso es lo que pensaba Alessio sorprendido por lo que estaba observando, cada vez ese brillo se hacía un poco más intenso y un suave suspiro sale de la chica al transformar ese brillo que sobresalía de sus manos a unas pequeñas bolitas que brillaban y salían flotando de la ventana, volviendo a la realidad, siente como si alguien la estuviera observando y voltea al verlo con una mirada de confusión y preocupación, pero al ver que era el chico que tanto apreciaba ese sentimiento naciente se calmaba.

Bajo mi mente en otro mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora