Plann
Estirándome en mi cama puedo ver como los rayos del sol empiezan a invadir mi habitación, dando tan de pleno en mi cara que no dudo en cerrar los ojos como en darle la espalda y tratar de dormir un poco más.
Girándome sobre el colchón siento aún un poco entumecidos mis brazos, causa de ello el tener que cargar con un dormido Mean que no colaboraba en nada, llevándole casi arrastras hasta su habitación, ejerciendo más fuerza para subirle a su cama donde casi caigo también, apartándome antes de que hiciese una locura, encerrándome en mi habitación con mi corazón latiendo a mil por hora.
Volviendo a la posición en la que me encontraba antes, sintiendo algo de alivio en todo mi cuerpo, sobretodo en mis brazos, me estiro, desperezándome, y abro los ojos dispuesto a dar la bienvenida a un día nuevo y espero que tranquilo, sin tener que estar pendiente de discusiones que a Mean le apetezca iniciar, buscando la forma de salir y volver a ser posible después de la hora de cenar, cuando él esté encerrado en su habitación.
— Buenos días, Plann —sobresaltándome miro a Mean sentado en mi cama —te he traído el desayuno. Voy a salir en un rato al centro. ¿Quieres venir?
— ¿Para que estrelles el coche y me mates? Ni loco gracias.
— Lo primero —niego cuando intenta acercar la bandeja hacia mi —si yo provocase un accidente con la intención de matarte yo también moriría y, sinceramente, aunque mi novio me haya dejado y no te soporte no tengo intención alguna de morir ahora mismo.
— Muy bonito discurso pero no voy a ir contigo a ninguna parte —dejo la bandeja en el suelo, poniéndome en pie —ahora si no te importa quiero darme una ducha y luego quizá si salga pero solo, sin ti ya que me odias tanto. Y no te necesito en realidad.
Alejándome de Mean salgo de la habitación, dirigiéndome al cuarto de baño donde me encierro, me quito el pantalón corto de pijama y me meto en la ducha, templando el agua lo suficiente para compensarla con el calor que ya de por si hace.
Renovado, sintiendo menos el agobiante calor en mi cuerpo y vestido con un pantalón y una camiseta corta, entro en la cocina donde acepto el desayuno que Malai, la cocinera y encargada de gran parte de la casa, me sirve agradeciéndoselo con una sonrisa sincera, sentándome lo más lejos posible de Mean, quien está centrado en su desayuno y el periódico que tiene abierto a su lado, cerca de una taza de café que como caiga por un mal golpe o por la razón que sea, apostaría cualquier cosa que le haría estar enfadado y Mean, con resaca y enfadado no creo que sea muy agradable de soportar si ya de normal te dan ganas de atarle en mitad de la nada y abandonarle ahí a su suerte.
— Malai —ambos miramos a Mean —hoy no vendremos a comer.
— ¿Vendremos? —me atrevo a preguntar —¿tu y quien más?
— Tu por supuesto —termina de beber su zumo —vamos a ir a la empresa de mi padre y después a un restaurante. No te hagas ilusiones, te llevo obligado por mi padre.
— La resaca debe volverle más idiota —murmuro, llevándome un pedazo de fruta a la boca.
— ¿Qué has dicho? —le miro, negando —no te pases porque te abandono en mitad de la carretera.
— No voy a ir contigo a ninguna parte —le miro fijamente —y si tengo que disculparme con tu padre personalmente lo haré pero no voy contigo ni loco. Bastante que ayer te traje a casa que pesas más que tres mulas juntas.
— Vas a venir quieras o no y deja de comportarte como un crio —frunzo el ceño, levantándome, agarrándole del cuello de la camiseta —¡suéltame!
— ¿Yo me comporto como un crio? ¿Quien es el que día tras día me ha hecho la vida imposible desde que vine, negándose a estar en el mismo lugar que yo? —aprieto más mi mano —¿quien es el que anoche se emborrachó hasta acabar inconsciente después de intentar besarme y al que tuve que cargar porque es un idiota que confía en cualquier imbécil que a la mínima le deja abandonado? ¡Tu eres maldito crio mimado aunque tengas veintidós años!
Los dos nos quedamos en silencio, con mi mano aún apretando el cuello de su camiseta, la suya apretando mi muñeca, mirándonos a los ojos sin intención de apartarnos.
El sabor cítrico en su aliento choca contra mis labios cuando une en un roce los suyos, presionando poco a poco. Separando mis labios, sin pensar realmente demasiado, cierro los ojos, moviendo los míos al mismo ritmo. Su altura me hace ponerme de puntillas cuando se levanta, dejando sus manos en mi cintura obligándome a moverme con él, siendo menos forzado cada paso que damos hasta llegar a su habitación, cayendo con su cuerpo sobre el mio, deteniéndole cuando cuela una mano bajo mi camiseta.
— ¿Por qué me detienes?
— Porque no quiero hacer esto —intento apartarle pero se resiste —deja que me levante. No quiero seguir asique apartate o te aparto yo. No soy un maldito parche para que superes a ese que te ha dejado.
Sin decir nada se aparta, dándome vía libre para poder levantarme. Sintiéndome algo tenso me pongo en pie, saliendo de la habitación sin mirar atrás, sin pensar siquiera en detenerme, yendo hacia la cocina donde he dejado mi desayuno casi sin tocar, terminándomelo, intentando no pensar en lo que acaba de suceder, mirando a la mujer frente a mi, viendo que también me mira sin hacer esa pregunta que desea conocer su respuesta, agradeciendo que no la formule, terminando todo mi desayuno cuando escucho un portazo, soltando todo el aire que estaba acumulando y ya me asfixiaba.
— Disculpa que me meta pero.. es la primera vez que le veo hacer algo así —miro a la Malai —se que andaba teniendo algo secreto con otro chico porque cuando su padre se ausentaba venia en alguna ocasión con él pero yo no le he dicho nada. Quizá no seas un parche para él y vaya enserio.
— Lo dudo Malai porque Mean lleva tratándome mal desde que me cogió en el aeropuerto y alguien así no cambia de la noche a la mañana —dejo mis cosas en la encimera —voy a alejarme de él lo máximo posible el tiempo que me queda en esta casa. No voy a permitirle que juegue así conmigo.
— Es tu decisión —asiento, saliendo de la cocina.
Yendo al cuarto de baño dejo caer mis manos sobre el lavabo, mirándome en el espejo frente a mi. Mi piel blanca como siempre, mis labios hinchados por ese beso, un hormigueo en mis labios me hacen pensar en lo que ha estado a punto de suceder, en las posibles razones que le han llevado a besarme así, a llevarme a su cama, en si de verdad se piensa que puedo ser un parche para arreglar su anterior relación, negando con la cabeza, cepillándome los dientes, limpiándome los restos antes de ir a la puerta de entrada, saliendo, alejándome entre el calor que me acompaña en todo momento, yendo a un lugar que no pienso, siguiendo un camino sin rumbo fijo, dejándome llevar unicamente por cada paso que mis pies dan.

YOU ARE READING
Cuando nadie ve
Fiksi PenggemarMean es una persona con un caracter dificil y lo hará notar cuando conozca a Plann, hijo de un amigo de su padre, quien no tendrá en problema en retarle siempre que tenga oportunidad, sacandole de quicio pero abriendole los ojos. Cuando nadie ve, es...