Capitulo Veintiuno

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Mean

Gran parte de la tarde han estado los tres conmigo, quedándome, cuando la enfermera lo ha indicado, con Plann debatiendo por un rato que se fuese a casa a descansar, ganando él por supuesto.

Viéndole preparar donde dormirá pienso, recuerdo ese momento en el que llegaba a mi coche y todo cambio en cuestión de minutos.

Dejando a Plann a cargo de comprar las entradas para el cine, las palomitas y refrescos, voy hacia el ascensor que baja al parking. Una vez para en esa planta, cruzando una puerta de acceso, miro a ambos lados, recordando la dirección por la que vinimos, dirigiéndome hacia allí con las bolsas en una mano, las llaves en la otra.

Aún con la sensación de mis labios y los suyos unidos llego al coche, guardando las cosas en el maletero, colocándolas perfectamente para que cuando conduzca nada salga de su bolsa. Ver esa alfombrilla para la ducha hace que de entre mis labios escape una suave carcajada, más por el recuerdo de cuando la estábamos comprando. Una que se detiene al escuchar la voz que pronuncia mi nombre.

Mean no comprendo como puedes rebajarte a salir con ese —cierro el maletero, guardándome la llave —dejale y vuelve conmigo. Hablaremos con tu familia y les contaremos nuestra relación.

Nuestra relación es la de tu haciendo tu vida y la mia es con Plann —voy a alejarme pero me detiene —quitate del medio Sunan. No me obligues a apartarte porque sabes que lo haré.

No tienes que apartarme.

Su mano acariciando mi rostro me repugna, al igual que sus labios intentando presionar los míos, tensándome cuando roza mi cuello, cuando me retiene contra mi coche, besándome con tal fuerza que duele. Con su cuerpo demasiado cerca no puedo moverme, apartarle.

Apretando mis manos, intentando moverlas para defenderme, solo puedo dejar escapar un grito, sintiendo como mis fuerzas me abandonan de pronto, notando como algo penetra en mi piel.

Su.. —me tapa la boca con su mano.

Acabará todo pronto Mean, mi amor —otro grito escapa de mi, cayendo al suelo —si no puedes ser mio, no serás de nadie. Y mucho menos de ese.

Todo se vuelve borroso. Escuchando sus pasos alejarse alargo mi mano, intentando sacar mi móvil del bolsillo de mi pantalón. Sin poder alcanzarlo, sintiendo mi cuerpo doler, brotar toda mi sangre que ya me rodea, solo puedo presionar con mi mano en mi abdomen, mantenerme lo mejor posible despierto, perdiendo poco a poco las fuerzas que me quedan, suplicando en silencio que alguien aparezca, no morir, no dejar a Plann solo cuando tan solo llevamos uno de los muchos días que nos quedan juntos.

Plann..

— Plann.. —intento incorporarme —Plann.

— Estate quieto Mean o tu herida se abrirá —me cubre bien con la sábana y manta —¿te duele? Debería llamar a alguien para que te de algún calmante o algo.

— Me duele pero no necesito nada de eso. Solo a ti —deslizo mi cuerpo como puedo hacia un lado —acuéstate a mi lado.

Pasando con cuidado mi brazo por sus hombros cuando se tumba a mi lado, descansando su cabeza sobre mi hombro, no dudo en tomar esa mano que no sabe donde dejar por no querer hacerme daño, depositando un pequeño beso en su cabeza, sonriéndole cuando me mira.

— Espero que detengan a ese psicópata pronto —se que mira mi cuerpo aunque no le vea los ojos —no debí dejarte ir solo. No voy a dejar de sentirme culpable por dejar que fueses solo. Si hubiese llegado mucho después no estarías aquí..

— Pero estoy aquí y no vas a librarte de mi tan fácilmente Plann —se mueve un poco, mirándome a los ojos —¿en que estás pensando?

— En ti, en mi, en patearle la cabeza, en que te recuperes bien, en muchas cosas —aprieta un poco su mano bajo la mia —en que estás loco por decir que saldrás de esta y nos casaremos. Llevamos solo un día de novios y cada día será especial en nuestra relación, pasaremos por cosas que quedarán como recuerdos, celebraremos aniversarios, haremos todo lo que hacen las parejas antes de dar un paso tan serio como ese. Pero por ahora nos preocuparemos de que te recuperes.

— Y después nos casaremos —niega —¿no quieres casarte conmigo?

— Quiero pero no ahora —miro nuestras manos unidas —deberíamos esperar, conocernos mejor, en unos meses quizá vivir juntos aunque por supuesto estaré cada día a tu lado mientras estés así, y luego ya veremos si somos lo suficientemente compatibles para dar ese paso.

Lo suficientemente compatibles..

— Plann acercate —se inclina hacia mi, quedando nuestros rostros demasiado cerca —tu y yo somos compatibles incluso cuando te quería tirar por una ventana porque eras una molestia en casa de mis padres. Eres curioso, te metes donde nadie te llama, hablas demasiado, a veces me pones dolor de cabeza pero todo eso no es negativo. Me quieres, me soportas incluso cuando me comportaba como un cretino contigo, has dejado todos tus principios y ahora eres mi novio y yo el tuyo. ¿De verdad piensas que no somos lo suficientemente compatibles como para casarnos?

— Pienso que no lo somos lo suficiente para casarnos ahora porque aún nos queda mucho que conocer del otro —acaricio con cuidado su suave mejilla —no me culpes por ser el cuerdo de los dos.

— Lo eres desde luego —ambos sonreímos — está bien no nos casaremos aún pero..

— ¿Pero?

— Ven a vivir conmigo —le miro a los ojos sin detener las caricias —las veinticuatro horas Plann. No ir a tu casa o a la mia sino quedarnos en una los dos juntos. Es la mejor forma para conocernos en el día a día, ver si funcionamos de verdad y todas esas cosas que has dicho. ¿Quieres vivir conmigo Plann?

Su sonrisa, el asentimiento con su cabeza, sus labios sobre los míos, los movimientos de ambos, me valen como respuesta, subiendo mis manos a su cuello, acercándole más sin que toque mi cuerpo, profundizándolo más si es posible, volviendo a abrazarme cuando se acuesta a mi lado, jugando con su mano incluso cuando se duerme, imaginándome ya como será en el momento en que los dos vivamos en la misma casa, su ropa y la mia ocupando el mismo espacio, dos pares de todo, de zapatillas, cepillos de dientes, todo lo básico, dos desayunos, comidas y cenas a diario.. poder compartir espacio con quien más quieres es sin duda el mejor deseo, la mejor experiencia que la vida puede permitirte conocer, vivir incluso, disfrutar, aunque pueda ponerse fea la cosa en cualquier momento, teniendo la oportunidad incluso de luchar por no perdernos el uno al otro.

Cuando nadie veWhere stories live. Discover now