Mean
Hace tres horas que llegue a la empresa de mi padre, solo, creyendo que tan solo serian unos minutos y no veo el momento en que pueda marchar a comer, frunciendo el ceño ante la negativa de Plann para comer conmigo.
Decirle que mi padre fue quien organizó que viniese conmigo y después comiésemos juntos no ha sido una buena mentira por muy bien que lo planificase porque me ha rechazado mis propios planes. Soltando un suspiro demasiado profundo termino con el último informe, reclinándome hacia atrás en mi asiento cada vez más incomodo, frotando mis agotados ojos, deteniéndome cuando el telefono suena, presionando la tecla verde.
— Disculpe que le moleste pero un joven dice que tiene una cita con usted —la voz de la secretaria suena firme —¿le hago pasar?
— No tengo cita con nadie pero hágale pasar.
Presionando la misma opción del teléfono me siento mejor en la silla, con la espalda, recta, mirando hacia la puerta que no tarda en ser abierta, sorprendiéndome cuando Plann entra en el despacho donde me encuentro, observándolo antes de detener su mirada en mi.
— ¿Qué haces aquí? Pensé que no querías venir, que según tu soy un inmaduro y que no eres un parche —se cruza de brazos —no voy a ir a comer contigo si piensas que eres un parche.
— ¿La idea de venir aquí y la de la comida tu y yo solos es cosa tuya y no de tu padre? —directo al grano.
— Si, ha sido idea mia y no de mi padre. Él ni siquiera lo sabe —admito acercándome —y el beso también ha sido idea mia, no me arrepiento. Quizá tengas razón de que a mi ex novio no le gustaba como me gustaba a mi. Di yo más por esa relación que él. Por eso quiero invitarte a comer, para agradecerte que nos interrumpieses y me abrieses los ojos.
— Sigo sin querer comer contigo —sigue firme en su idea —pero me gusta que por una vez no seas tan idiota y des la razón a alguien que no seas tu mismo. ¿Cuando nos vamos?
— Ahora.
Recogiendo mis cosas, apagando el ordenador, guardando los informes en lugar seguro, apago las luces, saliendo del despacho, entrando en el ascensor cuando Plann llega a mi lado, pulsando directamente el botón que da al subterráneo.
— No volverás a besarme —le miro —no me ha gustado sentirme como un maldito parche aunque digas que no soy un parche para ti. Me siento como tal porque quieres desquitarte de lo que ese te ha hecho.
— No suelo besarme con cualquiera por despecho —vuelvo a mirar al frente —eres un idiota si piensas eso de verdad. No tienes mucho derecho a reclamarme algo si no me conoces siquiera.
— ¿Conocerte? —la risa que escucho me irrita un poco —no puedes conocer a alguien que se pasa el día enfadado, mirándote con odio desde que te recogió del aeropuerto cuando ni mal te hice. No fue decisión mia venir pero circunstancias me obligaron y me hubiese gustado que al menos me respetases o me tratases algo mejor.
No le respondo, saliendo en cuanto las puertas se abren, sintiendo sus pasos a mi espalda en todo momento hasta que llegamos al coche, subiendo casi a la vez, poniéndolo en marcha sin perder un segundo, saliendo del subterráneo rumbo al restaurante donde reserve.
— ¿Desde cuando salias con ese?
— No es asunto tuyo desde cuando y tampoco es que ya importe —tomo la última curva —¿tu has tenido algún novio?
— No es asunto tuyo.
Que responda con mis mismas palabras debería molestarme pero no lo hace, saliendo una sonrisa en mi rostro que trato de ocultar, incapaz de ello, sintiendo mis mejillas arder cuando aparco, con sus ojos puestos en mi, bajando lo más rápido posible, cerrándolo cuando su puerta es cerrada.
— ¿Pollo? —mira el local —¿hemos venido a un lugar donde solo sirven pollo?
— Es la especialidad y a mi me gusta y dado que es la primera vez que tu y yo salimos juntos sin matarnos o mirarnos con odio como tu dirías no pidas lujos —miro al hombre, diciéndole mi reserva —además tu pareces alguien sencillo.
— No quiero lujos —camina a mi lado —no soy un pijo como tu.
— Yo no soy un pijo Plann —me siento nada más llegamos al reservado —si quieres saber como soy yo puedes hacer preguntas.
— No quiero conocerte mediante preguntas —ambos cogemos el menú —a una persona se la conoce día a día no con un interrogatorio en el cual no se si me dices la verdad o me mientes para quedar bien. Prefiero analizarte en los días que me quedan para estar aquí.
— Hazlo entonces —le reto —pasa conmigo el tiempo suficiente para darte cuenta de que no soy como crees.
— No es tampoco como yo crea que eres. Desde que nos conocimos en el aeropuerto pienso que eres un idiota, un engreído, insensible, irrespetuoso y un egoísta —no aparto mi atención en ningún momento de él —y lo voy a seguir pensando hasta que me demuestres de forma creíble que no eres nada de eso. Ahora pidamos, tengo hambre.
Viéndole soltar la carta en manos del camarero que recién nos atiende, imito su gesto, pidiendo después de que Plann pida una ración doble de pollo y un refresco, pidiéndole casi sin apetito ya lo mismo pero una ración solo y un zumo aunque me apetezca algo con alcohol realmente, privándome de ello para que no vea una faceta que le haga tener una imagen negativa más sobre mi.
— ¿Por qué no me quieres decir si tienes o has tenido algún novio? —pregunto, bebiendo un poco de mi zumo —¿tanta vergüenza te da admitir algo tan simple como eso?
— Porque no es asunto tuyo —se lleva un pedazo de pollo a la boca, mirándome antes de morder —deja de tratar de saber sobre mi. El día que me marche seguramente ni te acordarás de mi. Apostaría incluso que guardas una botella de vino en algún lugar para celebrar que te has librado de mi.
Dispuesto a responderle, a darle una respuesta, a confirmarle que no beberé y mucho menos para celebrar su marcha, también de confesar lo que siento, me quedo callado, reteniendo todas esas palabras que por entre mis labios quieren salir, fijándome en como señala a mi espalda, girándome, viendo a la única razón de aquel día que no dudé en beber y beber siendo detenido por Plann.
— Vaya si está aquí el capullo cortarrollos y el inútil de mi ex novio —miro a Plann, negando ante su deseo de levantarse —¿ya te lo has llevado a la cama y por eso no me miras ni a la cara Mean?
Poniéndome en pie, dispuesto a cerrar su boca, me planto frente a Sunan, dándole tan fuerte en la mejilla que el picor en mi mano me es indiferente ahora mismo, volviendo a sentarme, ignorándole, comiendo como si él no existiese, centrándome unicamente en comer, en Plann que sigue quieto frente a mi, dándole un pedazo de pollo que come, viendo de reojo como mi ex novio se va, pudiendo soltar el aire acumulado pero no la angustia que se hace más fuerte en mi pecho, aferrándose como si de una soga se tratase dispuesta a ahorcarme con ella, a ahogarme hasta que nada quede de mi.
— Vámonos —me pongo en pie, dejando el dinero de la comida en la mesa.
— Pero si no hemos terminado.
Mirando a Plann, perdiendo la poca paciencia que me queda, recojo mi móvil, guardo mi cartera y salgo del local sin esperarle, subiendo a mi coche, sintiendo pesadas hasta mis manos intentando meter la llave en el contacto, golpeando cabreado el volante repetidas veces, siendo detenido por él, por Plann, ocupando el asiento del copiloto, dejándole sin resistirme ni preguntar que conduzca, cerrando los ojos, manteniéndolos así durante todo el trayecto.
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Cuando nadie ve
Hayran KurguMean es una persona con un caracter dificil y lo hará notar cuando conozca a Plann, hijo de un amigo de su padre, quien no tendrá en problema en retarle siempre que tenga oportunidad, sacandole de quicio pero abriendole los ojos. Cuando nadie ve, es...