Capitulo Dieciséis

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Mean

Terminando de colocar el último libro en la estantería miro a Plann, quien detenido en la puerta de mi habitación no deja de contemplar todo con curiosidad en lugar de ayudarme, acercándome a él, abrazándole por la cintura a su espalda, siendo que ni así consigo que deje de observar todo cuanto nos rodea.

— Plann —hablo cerca de su oreja, obteniendo un gruñido distraído como respuesta —quiero desnudarte y hacer el amor contigo.

Otro gruñido, prueba de que sigue ignorándome, pegándole más incluso a mi cuerpo, rozando su trasero, su cuello con mis labios, dejando un pequeño beso justo en este punto en concreto.

— No me has escuchado siquiera —ahora si me presta atención —seguro que si te hubiese desnudado y llevado a la cama reaccionarias en ese momento.

— No vamos a sobrepasar ese limite.

— Aún tengo que conquistarte —jugueteo moviendo mi mano por su cintura —tengamos una cita Plann. Esta noche.

— ¿Bromeas? —niego —ni de broma tendré una cita contigo. Las citas contigo seguro que acaban con los dos borrachos y en la cama. No soy tu novio siquiera.

Soltándose de entre mis brazos, dejándome solo y con una sonrisa boba instalada en mi cara, no dudo en seguirle, marcando un número en concreto en mi móvil, hablando con la mujer al otro lado bajo la atenta mirada de Plann, quien niega con cierta censura, guardando el móvil en mi bolsillo una vez finaliza la llamada.

— A las nueve tenemos reserva —le aviso —ponte guapo porque no pienso anularlo.

— Mean no quiero una cita contigo. No en un lugar caro donde comamos poco o más bien nada —le miro, viéndole cruzarse de brazos —si quieres una cita conmigo y conseguir convencerme aunque sea un mínimo trabajatelo mejor. No te lo pondré fácil. Ahora si me disculpas me gustaría volver a casa. ¿Puedes llevarme?

Saliendo de mi repentino trance, mirándole más fijamente, asiento, cogiendo las llaves tanto del coche como de casa, arrastrando literalmente mis pies hasta la puerta del mismo, abriéndolo, subiendo al interior escasos segundos antes que Plann, poniéndome en marcha hasta su casa, pensando en todo momento en esas palabras que ha dicho, en su advertencia.

— Estás muy callado —mantengo mi atención en todo momento al frente —se que quieres hacer una cita decente y convencerme de que podrías ser un buen novio si yo aceptase esa propuesta pero entiéndeme a mi como yo te entiendo a ti. No todo es salidas a restaurantes y esas cosas. No se si hacías esas cosas con Sunan pero te repito que yo no soy él.

— Y yo te pido que no le menciones —aprieto las manos en el volante —es pasado y quiero que siga siendo así.

El silencio que nos rodea ahora mismo, en lo que queda de trayecto, me hace saber que comprende que no quiera hablar de alguien que ya es pasado, doliéndome el hecho de que todas las veces que lo ve posible me lo mencione, solo por ser mencionado, recordar lo que paso entre nosotros y la razón por la cual ya no estamos ni estaremos nunca más juntos ni a escondidas.

Los minutos siguen pasando mientras estamos en el interior de mi coche, siendo ya poca la distancia que queda por recorrer hasta llegar a su casa, aparcando no mucho después, mirándole mientras suelta su cinturón, abre la puerta y baja sin siquiera mirarme hasta que se agacha, apoyándose en la ventanilla.

— Piénsalo con calma y entonces me llamas. Ve con cuidado a casa Mean.

Conduzco de vuelta a casa sintiendo un nudo crecer en mi interior, intentando ignorarlo, que no me oprima ni cuando llego a casa, dejándome caer en mi cama, viendo el blanco techo, pensando en que podría hacer ya que no quiere nada de restaurantes ni cosas como él bien dice caras.

Buscando a ciegas mi móvil, sacándolo del bolsillo de mi pantalón, marco el que podría ser el número de la única persona que ahora mismo podría ayudarme..

— Malai.. digo mama —cuesta tanto —necesito tu ayuda.

La llamada dura poco y su llegada acompañada de mi otra madre, no mucho más, manteniéndome en todo momento en la cocina con ellas, ayudando en cuanto puedo después de contarles todo cuanto Plann me ha dicho.

— Es normal que para una cita quiera algo más íntimo y no tan frio —miro a mi madre biológica, que es la que ha hablado —tienes que aprender mucho aún hijo y me alegra que me hayas llamado para ayudarte. Poco a poco confías en mi.

— No he sido una buena persona contigo y aquí estás ayudándome —miro mis manos, sintiéndome culpable por todo eso —papa siempre me decía cosas y yo era un niño. Supongo que mi idiotez no ha cambiado por muchos años que hayan podido pasar.

— No eres idiota Mean —las dos hablan a la vez —eres un buen chico y él un manipulador. Ya no eres ese niño ingenuo. Ahora eres un hombre que está dando una oportunidad a tener algo con un chico educado, inteligente y bueno.

No se que hora es en un principio el momento en que casi la cena está lista hasta que la veo en mi móvil, el cual dejé abandonado en la habitación, marcando el número de Plann, escribiendo varias veces el mismo mensaje, enviándoselo finalmente para que venga a casa en hora y media, teniendo tiempo para ducharme y arreglarme con el tiempo a mi favor.


— Hijo tranquilizate que verás como todo ira bien —asiento frente a mi madre —estás muy guapo. Te he visto crecer y se que si pudiese presumiría de cada minuto de tu vida y de en lo que te has convertido sin recordar lo no tan positivo como..

— Lo se, lo se —termino de arreglarme —ya estará a punto de llegar y no quiero ponerme más nervioso ahora.

— Nosotras nos iremos. Disfruta de la noche.

Acompañándolas a la puerta me despido por hoy de ambas mujeres, de la que me dio la vida que no deja de repetirme que hoy este tranquilo y de la que me crio asegurándome que todo ira bien, enderezándome en el momento en que se marchan pero veo llegar a Plann, quedándome sin palabras cuando baja del coche, de los asientos traseros del mismo, incumpliendo como mi propio deseo de no ponerme nervioso.

Cuando nadie veWhere stories live. Discover now