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Mientras más pasaba el tiempo lejos, el miedo a la soledad crecía. Estar sólo siempre había sido una opción para mí, desde que decidí vengarme, hasta que quise ser hokage a mi manera, e incluso ahora, que la soledad es lo que creo merecer después de todo lo que hice. Debería alejarme de los que dañé tanto...
Había decidido ir en un viaje de redención por mis pecados, dejando atrás lo que hace poco había recuperado, tal vez, nunca los perdí a ellos, me perdí a mí mismo, en un sin fin de oscuridad, dónde ellos seguían brillando.
«¿Qué estará haciendo?, ¿estará bien?, ¿estará esperando aún por mí?» esas preguntas abordaban mi mente en cada oportunidad «¿Se habrá cansado de esperar?, ¿se enamoró de alguien más?, ¿se casó y tiene hijos?» y esas otras me atormentaban por las noches, convirtiéndose incluso en pesadillas recurrentes que me impedían dormir.
Tal vez, lo estaba pensando demasiado, era hora de volver y responder a mis dudas por mí mismo. Sabía que no merecía que ella me esperara, pero deseaba tenerla conmigo, extrañaba sus ojos verdes que hacían contraste con su cabello rosa, su sonrisa torpe y su voz irritante de niña dulce.
Cuando menos lo esperé, ya me encontraba cerca frente la aldea, por un momento la indecisión me detuvo, y el miedo a que ella no estuviera esperando me paralizó, admito que mi corazón bombeaba con gran presión, mis labios se secaron y el sudor recorría mi cuerpo a pesar de no hacer calor.
Avancé a paso firme, fingiendo indiferencia y tratando de ser lo más casual posible, mi semblante serio parecía quebrantarse ante las ideas en mi cabeza. Los pétalos rosas revoloteaban por el aire hasta caer, era el fin de la primavera, recordé que hacía poco Naruto había contraído nupcias, cuando supe la noticia algo en mi interior revoloteó, llevando mi mente de nuevo a ella.
Me detuve de pronto, mis pies se clavaron al suelo cuando la ví en la entrada a la aldea, de pie cerca de esa banca de concreto dónde por primera vez la llamé molestia, y otra, la dejé inconsciente, los recuerdos una vez más me atormentaron. Su cabello corto era removido con el viento, su vestir sensillo y casual me hacía saber que no estaba de misión, sus ojos verdes brillando con anhelo, se veía más hermosa de lo que recordaba, debía admitir.
Ella miraba atenta el árbol de cerezo que soltaba sus hojas con el viento, pensé en darme la vuelta y huir, verla un momento me bastaba. Estaba por girarme cuando escuché su voz.
—¿Sa-Sasuke-kun?
Dirigí mi mirada hacia ella, cuando visualicé su rostro mis ojos se expandieron, todas mis dudas se resolvieron en ese mismo instante, cuando miré sus ojos verdes desbordando lágrimas y sus mejillas rojas mojadas por el llanto.
—Sakura, estoy en casa — posé mi mano sobre su cabeza acariciando su cabello.
—Bienvenido, Sasuke-kun — dijo mientras intentaba limpiar sus lágrimas con sus manos, pero éstas no dejaban de salir. —Gra-gracias por cumplir tu promesa — dijo sollozando.
—No es por la promesa... Es por qué quiero estar contigo — me costó mucho decir eso, mis mejillas ardieron.
Sus ojos llenos de lágrimas se expandieron, no le dí tiempo a reaccionar, sujetándola de la cabeza la empujé hasta pegarla a mi pecho.
—Gracias... Sakura.
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Los Cuentos de Pinku
De TodoUna sección especial donde habrá historias cortas (de uno o dos capítulos) tipo drabble, one-shot o two-shot. Las parejas pueden variar, al igual que los temas y situaciones, siendo en su mayoría SasuSaku (amo esa pareja) y pertenecientes a la franq...