Capítulo Once.
Sentí una mano en mi cara, mientras me estaba despertando mi mejilla estaba recostada en algo suave, también sentí como una pierna estaba arriba de mi muslo, y más que una pierna pienso que es una rodilla.
Abro poco a poco mis ojos, adaptándome a la gran claridad que salía del lugar, parpadeo un par de veces para luego limpiar mis ojos, al ver un poco mejor, me doy cuenta que hay cabellos de tonalidad rubia. Con facilidad puedo decir que Ángela y yo nos quedamos dormidas tras lo que le tuve que contar, sorprendentemente me siento más aliviada de revelarle mi secreto. Antes solo... No podía decírselo porque traté de eliminar los recuerdos de ese sujeto, pero ahora hay algo que me recuerda la mierda que es.
Pero a Ángela solo le conté el principio de la historia.
Trato de sentarme para estirar mis músculos, Ángie sigue igual de dormida y sin sentir mis movimientos, quito suavemente su rodilla de mi muslo para tratar de levantarme sin despertarla. Al salir de la prisión en la que estaba, me dirijo a la cocina para ver la hora en el reloj, marcaba las ocho y treinta y cinco, suspiro, voy a mi habitación para revisar los mensajes que tenía sin responder y para tratar de despertarme un poco, al cruzar mi mirada con el espejo de mano que tenía en mi escritorio puedo ver que el moretón de color rojo intenso que estaba ayer en mi cara, hoy está de una tonalidad morada y un poco menos inflamado que ayer.
Suelto un gruñido para agarrar mi teléfono y distraerme.
Veo varias llamadas de mamá a lo cual hace que me sienta mal, ya que olvidé reportarme con ella anoche, Gian me pregunta si puede venir a mi apartamento en la hora del almuerzo y Jeremy me dejó más de treinta mensajes —frunzo el ceño con desconcierto tras ver eso último—, miro los mensajes de mis clientas aceptando algunas propuestas que tenía, la mayoría solo eran los fines de semana durante el día; en la mañana y antes del atardecer. Primero llamo a mi mamá, solo para decirle las cosas que hice y lo que pasó.
Al marcar el número, tres tonos se hicieron sonar para luego contestar.
—¿Hola? ¿Naty? —Contesta la voz masculina de mi hermanito menor, Daniel.
—Hola, Dan. ¿Mamá está por ahí? ¿Qué haces despierto a esta hora? No es propio de ti estar despierto un sábado tan temprano. —Digo con ironía.
—Lo sé, mamá también dijo lo mismo. —Ríe— Pero un camión de mudanza interrumpió mi sueño, justo estaba por escribirte para decirte que la familia Jhonson se había mudado. —Mientras el hablaba podía escuchar perfectamente el sonido y si, era muy fastidioso.
—¿De verdad? ahora entiendo porque no te dejo dormir. ¿Me puedes pasar a mamá? Necesito hablar con ella, es urgente.
—Si, si, tranquila. Mamá dejó el teléfono por accidente en mi habitación, por cierto, los tres cerditos están en casa.
—¿Los cabeza de zanahoria están ahí? ¿Desde hace cuanto? —digo sorprendida tras la visita de mis hermanos mayores.
—Según me enteré, a los tres les picó el mosquito de querer pasar tiempo con nuestros padres. Y también quieren ayudar a mamá con la próxima reunión familiar, ya sabes, ya se acerca tu cumpleaños.
—Lo sé, no me lo recuerdes, me hace sentir un tanto vieja. —Digo, a lo que él ríe.
—Lo irónico es que eres la menor en todo lo académico y laboral, hermanita. Te voy a pasar a mamá. —Bufo mientras sonrío, sé escuchan pasos y que habla brevemente con mamá.
—¿Hola? —dice mamá
—Hola, mujer hermosa. —Digo con una sonrisa.
—¡Me tenías preocupada! ¡Luego de lo que me dijiste ayer no pude dormir tranquila! ¡Hasta olvidé que deje mi teléfono en el cuarto de tu hermano! Más te vale que tengas algo bueno que decirme como para olvidarte de tu madre de esa manera.
ESTÁS LEYENDO
¿Quién es la novia de Jeremy?|Saga Reynolds, Libro#1.
RomanceLa música era el método de escape de Jeremy Reynolds desde que era niño, podía conectarse y centrarse con solo componer y escribir canciones. Su hermano siempre lo ayudaba, y tras una pelea en la escuela junto a una semana de castigo conoció a los c...