Capítulo ocho.

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Capítulo ocho.

Termino riendo tras sus palabras, poco a poco me voy alejando de Jeremy notando como su cercanía era muy necesaria para mi cuerpo, pero supongo que es por mi momento de vulnerabilidad. Donde la necesidad de aferrarte a alguien es más intensa que las ganas de ser independiente.

Miro la hora en mi teléfono, habían pasado diez minutos en los que estuve abrazada a Jeremy, mi rostro sé sintió caliente. Miro discretamente a Jeremy viendo así que él está todavía muy confundido observándome.

Aclaro mi garganta y acomodo mi cabello hacía atrás, subo mi vista y cambio mi postura para observarlo con seriedad. Doy un largo suspiro, mientras señalo la silla que está al lado izquierdo, donde se encontraba mi maleta de materiales, mi luz y el gran espejo que acompañaba el lugar.

—Puedes tomar asiento en la silla que se encuentra allá, iré al baño un momento para cambiar un poco de aires y empezar mi trabajo. —Él solo asiente en respuesta aproximándose al lugar indicado— Por cierto...

—¿Humn? —detiene su andar para mirarme preocupado.

—Perdón por lo de hace un momento, no fue nada profesional y tampoco era la actitud que tuve que tomar. No era mi mejor momento.

Él sonríe— .En momentos difíciles nadie sabe cómo reaccionar, con las personas que menos te lo esperes son en quienes buscamos consuelo con lágrimas cayendo por nuestros ojos.

Lo miro por unos instantes, como consumida por sus palabras mientras sonrío levemente.

—¿Es alguna frase sacada de tus canciones o eres alguien muy reflexivo? —pregunto alzando una de mis cejas, provocando la risa del contrario.

—Es una frase que tendría que poner en alguna canción, pero no. Acaba de fluir sola, algo así como un consejo para un amigo.

Termino asintiendo, mientras veo como la puerta derecha tiene un lavamanos, entro ahí y cierro la puerta. Lavo mis manos para luego lavar mi rostro, agradezco no tener maquillaje el día de hoy, porque si no sería algo muy feo de ver. Limpio mi cara y solo me miro al espejo, analizando todo lo que acaba de pasar en tan solo horas y minutos, como las cosas pueden afectar un día que se suponía que sería normal y cotidiano. Para solo convertirse en la destrucción de fragmentos de cosas del pasado y donde una cosa del presente ayudó a mantenerme cuerda.

Y ese presente fue el consuelo de Jeremy.

Suelto un largo suspiro que estaba atascado en mí, salgo del lugar para ver cómo Jeremy juega a una especie de sopa de letras en su teléfono. Termina por sacarme otra sonrisa con las cosas que descubro de él.

Voy caminando y él se da cuenta de mí presencia por el sonar de mis zapatos, me mira fijamente para luego regalarme una sonrisa. Yo saco mi teléfono y busco la aplicación de la cámara.

—Necesito una foto del antes y del después, no las publicaré. Es para tener un registro.

Él solo sonríe llamativamente hacía la cámara cuando capturo la imagen.

Saco mi dedo pulgar en aprobación logrando que él ría, dejo mi teléfono en la mesa y empiezo mi trabajo abriendo mi caja. Sacó un par de cremas y un aceite hidratante, para comenzar bien.

Con una pequeña colita negra que tengo siempre en mi muñeca agarro los mechones de su cabello para amarrarlos en una cola de caballo. Pero mirándolo bien parece más el cuerno de un unicornio que de otra cosa. Jeremy sé mira en el espejo y solo me mira con una ceja alzada, me termino encogiendo de hombros solo para comenzar a aplicar los productos.

—¿Me vas a contar como te pasó? —gesticula.

Ignorando su pregunta aplico la crema en su rostro, su piel es suave y delicada, casi como la piel femenina. Puedo notar que no tiene un pelo facial grueso, es muy delgado y claro.

¿Quién es la novia de Jeremy?|Saga Reynolds, Libro#1.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora