Capítulo Doce.
Las cosas estuvieron bien durante la tarde, Gian solo no preguntó lo que me había sucedido, nos dedicamos a editar, leer y redactar algunas de las informaciones que teníamos guardadas. El lado bueno es que logramos terminar gran parte de nuestro labor en el equipo, solo faltaba imprimirlo y dárselo a las chicas para que lo plasmaran en la revista junto a las cosas de investigación de ellas. Gian y yo tratamos de contactarnos con algunos famosos y no tan famosos para una entrevista pequeña para dar comienzo a nuestro próximo proyecto, pero algunos simplemente nos ignoraban o nos decían que tenían otras cosas más importantes. Terminamos rindiendonos y comiendo helado tras el fracaso que tuvimos.
-¿Todavía sigues trabajando en la radio? -pregunto con algo de esperanza.
-Sí, pero los entrevistadores son una mierda. Luego de que terminan de entrevistar a alguien se la pasan hablando mierda y hacen comentarios tan descriptivos y amarillistas. -Frunce su ceño mientras lleva una cucharada de helado a su boca- Son unas porquerías, y desearía que los despidieran, pero no tengo ninguna voz por ser simplemente un ayudante y practicante.
-¿Tú sueño todavía es el periodismo de redacción en algún periódico importante?
-Si -suspira-. Creo nunca dejará de serlo, es algo que me recuerda a mis padres y es algo que quiero hacer. Por eso comencé con mi blog.
Ambos sonreímos, conocí a Gian por ese blog. Gracias a él descubrí lo que verdaderamente eran las buenas noticias sin fines de lucro, donde solo escribías lo que pasaba en tu mente con grandes anécdotas de investigación, teorías, y mucha información. Al principio no sabía qué era Gian cuando seguí su blog, pero de tanto comentarle las cosas que investigaba-junto a mis investigaciones de los temas que publicaba- nos hicimos amigos y cuando nos vimos por primera vez fue extraño. Ya que, yo lo había visto en algunas de mis clases y viceversa.
Cruzo mis brazos y deposito mi cabeza entre ellos, doy un largo suspiro de cansancio para luego sentir como jugaban con mechones de mi cabello. Aunque era raro, porque podía sentir como separaba algunos mechones, cuando intenté alzar la cabeza él simplemente volvió a depositarla en el sitio de antes.
-Mi sobrina me enseño a hacer trenzas hace dos días, estoy practicando para cuando me dejen cuidarla.- Susurra, y una tonta sonrisa escapa de mis labios.
No negaré que Gian es alguien que siempre me ha interesado por su forma tan peculiar y linda de ser.
La puerta de la habitación de Ángela se abre, y lo sé por el chirrido que hace. Veo sus pies, por lo que sé que se está acercando. Aunque, puedo adivinar una sonrisa de burla en su cara.
-¿Tú segunda profesión será de estilista, Gian? -pregunta.
-¡Shh! Algún día te haré las mejores trenzas de tu vida -dice Gian con egocentrismo-, pero por ahora estoy practicando.
-Perfecto, señor trenzas. -Deposita una mano en mi hombro- Naty, voy a salir a comprar unos materiales y me veré con una compañera, ¿a qué hora te irás a trabajar?
-Después de las seis y media. Creo que a Dav le toca trabajar en el lugar ya que me escribió hace rato para que nos vayamos juntos. -Contesto. Ella me regala dos palmaditas en la cabeza para luego despedirse diciendo que nos cuidemos y que todo esté bien.
Luego de un rato Gian logra hacerme dos trenzas pequeñas, pero al parecer no estaba conforme y nos cambiamos de lugar, él está sentado en el sofá y yo estoy en el piso, encendí el televisor para mirar algo en Netflix mientras él se daba la tarea de peinarme. Algunas veces solo pausaba la serie y mandaba mensajes al grupo, algunos eran contestados por Gian cuando le decía que los chicos lo estaban mencionando, y ambos les comentamos la noticia a los chicos de que en uno de estos días imprimiremos lo que tenemos redactado y terminaremos con la primera actividad.
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¿Quién es la novia de Jeremy?|Saga Reynolds, Libro#1.
RomanceLa música era el método de escape de Jeremy Reynolds desde que era niño, podía conectarse y centrarse con solo componer y escribir canciones. Su hermano siempre lo ayudaba, y tras una pelea en la escuela junto a una semana de castigo conoció a los c...