4.

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La alarma comenzó a sonar en la habitación, y YoonGi tuvo que ser el primero en abrir sus ojos. Se dio cuenta que estaba en un lugar que no era el de su casa y con susto se sentó. Hacía frío. Miró todo lo que estaba a su alrededor y luego al ver el destello de su dedo anular fue que se pudo relajar. No, no estaba en su antigua casa de ninguna manera. Aquel sitio tan silencioso y grande era ahora suyo y de... de su esposo. Observó el bulto a su lado. JeongGuk y él habían comido muy tarde ya que ambos se tardaban en el baño y ahora estaba seguro que no quería levantarse. Dio un gran bostezo moviendo sus brazos y luego talló sus ojos hinchados.

—JeongGuk —le llamó en voz baja, luego observó el reloj en la mesita de noche y apagó la alarma. El menor dijo que lo levantara a eso de las cinco de la mañana, y eran las cuatro y cincuenta. Mierda, qué temprano. Jamás, ni con esos diablos se había despertado a esas horas de la madrugada—. JeongGuk, muévete. Son las cinco.

Y puso una mano en la espalda del chico, quien estaba encogido como si estuviera aún en el vientre de su madre. Al ver que no respondía ante sus llamados se levantó, sintiendo el piso helado. Tomó la almohada y sin nada de cuidado la dejó caer en la cara (o lo que podía suponer que era) del joven que estaba durmiendo a su lado. Eso lo repitió varias veces hasta que el otro comenzó a dar señales de vida y se sentó en la cama. Bostezó y por fin se pudo sentar de vuelta a la cama. Ambos estaban casi dormidos hasta que la alarma volvió a sonar.

—Tsk.

JeongGuk se levantó sin decir nada y YoonGi le siguió ya que tenía que hacerle el desayuno. Debido a que los dos tenían los ojos cerrados, fue que el menor se tropezó y por consecuencia YoonGi le siguió. Los dos se terminaron cayendo con fuerza, y eso les despojó al dúo del sueño. Observó con odio al muchacho abajo suyo y este cuando escuchó su gruñido se levantó, con cuidado y miedo.

Iba a ayudarlo, pero le negó la ayuda.

—Yo me puedo levantar. Lo único que necesito que me digas eso que te gusta comer ahora.

—Eh... Está bien lo del revoltillo y tostadas.

—Comprendo —el omega se levantó, dándole par de palmadas al que no se movía por estarlo mirando—. Ve al baño y vístete.

El alfa no dijo más, caminando hasta el sitio y se adentró al lugar. A lo que él hacía sus necesidades, YoonGi pensó en lo frío que estaba el piso y en el hecho de que debería comprarse unas pantuflas. Se dirigió a la parte de abajo, todavía con el pensamiento de que esa no era su casa y que llegaría el momento donde su madre llegaría a decirle que era momento de cuidar a sus hermanos menores. Sacudió la cabeza con odio mientras una de sus manos tocaba la baranda de las escaleras. Lo menos que necesitaba ahora era la ida al hospital por romperse la cabeza al no estar pensando por dónde caminaba.

Llegó a la primera planta, viendo todo a oscuras. Caminó con cuidado hasta lo que él creía que era la cocina, y cuando buscó los interruptores se dio cuenta que era la sala. La apagó de vuelta, pero entonces la dejó prendida porque pensaba que JeongGuk no iba a ver bien. Se dirigió a otro sitio y sonrió al notar la cocina. No le había echado atención ayer, pero ahora la podía ver en todo su esplendor. La mesa era hermosa, sin dudas, y acogedora. Le gustaba todo, mucho más esas pequeñas lámparas colgantes que emanaban una luz tenue.

Sin embargo tenía que hacer el desayuno y no pensar sobre eso. Se encaminó hasta la nevera que se abrió en dos y encantado sacó varias cosas para hacer aunque su... esposo le hubiese dicho que no era necesaria tanta cosa. Decidió que, ahora con comida de sobra (lo que no había en su casa contando con que eran siete y los dos diablos esos) podría hacer algo bueno en verdad.

Decidió hacerle una tortilla de huevo con pedazos pequeños de cebolla y pimiento. Tomó tres huevos y los mezcló con todo lo que había cortado. También sacó el pan y lo puso a tostar. Lavó el sartén y lo colocó en una hermosa estufa que había y espero a que con fuego lento se calentara. A pesar de que eran las cuatro de la mañana, casi cinco (el muchacho miró la hora y asintió), las cinco, no estaba tan molesto como pensaba que estaría hacían semanas.

Anormal [KookGi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora