12.

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—No, no es necesario.

—JeongGuk, no mames, deja que lo baje que tú no puedes —dijo YoonGi, tomando la tarjeta para abrir la puerta de su casa. JiMin se había ofrecido a ayudarle con eso del juego de comedor cuando su esposo le había dicho, sin querer, que no tenía ni idea de cómo poner una. Ahora estaban los tres al frente de la casa. JiMin tomó la caja junto al otro alfa, y ambos entraron en la casa, cuando YoonGi se adentró mejor al lugar, fue que notó algo extraño. Se detuvo, ladeando la cabeza y decidiendo saber de quién era ese pantalón que estaba en el piso. Su esposo y su amigo dejaron el juego de comedor en la sala—. JeongGuk, ¿tú decidiste dejar un pantalón acá tirado?

—¿Ah? ¿Qué dijiste? —preguntó confundido, acercándose y viendo también el pantalón sin saber—. No, ese pantalón no es mío, no recuerdo tener uno así.

—¿Cómo que no es tuyo, hombre? Mío no es tampoco.

JiMin de igual forma se colocó al lado de los esposos, viendo aquello que tanto se preguntaban cómo y quién lo habría puesto allí. YoonGi abrió sus ojos como si hubiese visto el mismísimo demonio en persona y sin decir nada comenzó a recorrer la casa como loco. Los dos alfas se quedaron allí, sin tener idea de lo que estaba haciendo. YoonGi mientras se dirigió a la parte de arriba, viendo a TaeHyung en la ventana de su cuarto. Este se giró, mostrando que tenía una serpiente amarilla en sus manos. Su cara se puso pálida al ver al animal enrrollarse en el brazo del omega, quien se notó incómodo. Quitó la pierna de la ventana, entrando y sonrió.

—Eh, vecino. Se me había escapado la mascota y bueno, se metió a su casa sin querer. Ya, me voy yendo.

—Ya... —dijo, paralizado—. ¿Y cómo entraste?

—Ah, tuve que romper la manija de la puerta trasera, pero le dije a mami que comprara una nueva para ponerla ahora. Es que la culebra se me quería ir cuando hablaba con ella y pues, tuve que salirme para buscarla.

YoonGi sintió la furia subirse por sus pies cuando notó el desastre en el cuarto, pero apretó los labios en señal de ira, no, no se iba a poner a gritar cuando JeongGuk tenía al alfa ese allá abajo. Molesto, se giró, corriendo hasta donde estaba su esposo para ver que no estuviera haciendo nada que pudiera considerar extraño. Estos dos ya no estaban en la sala de estar, así que se guió hasta donde podía escuchar sus voces, y les encontró estando donde TaeHyung había dicho que había roto la manija. JeongGuk estaba pálido y cuando le vio se acercó.

—¿Estás bien? ¿Qué pasó?

—Ah, no es nada, todo está bien. Fue nada más... nuestro adorable —dijo, rodando los ojos con cansancio— vecino TaeHyung, se le metió su... mascota a la casa y como la entrada bueno, pues no maneja llave alguna, se tuvo que meter por acá atrás. Dijo que él arreglaría eso.

—¡Sí, eso dije! Es que Anastasia se me escapó. Perdonen los inconvenientes, hasta se me cayó el calzón que tenía que tender, Dios —se rió, bajando con una gran sonrisa por las escaleras, teniendo en la mano al animal. JeongGuk se puso más pálido de lo que ya estaba, seguro había pensado que se había metido un ladrón, o que por lo menos, si le había comentado que era su mascota, un perro o gato, pero no un animal así.

YoonGi torció la boca en una mueca de desagrado cuando el castaño le abrazó, con el miedo latente en sus ojos por aquello que se estaba acercando con la compañía del vecino. JiMin le miraba en silencio. Tae se acercó hasta los tres.

—Yo dudo que eso sea una culebra, no sé, pensamiento lógico —dijo, queriendo quitarse de encima a su esposo. JeongGuk no lo dejó, apretándolo más. Con la rabia por dentro le miró—. Aleja eso de JeongGuk, por favor, me está matando.

Anormal [KookGi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora