24.

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Se quejó una vez más, arrugando el rostro mientras sentía que estaba rota.

Sí, hablaba de su nariz.

Ese demonio de JeongGuk daba unos buenos puñetazos que no se los deseaba a más nadie. Ni siquiera él con su valentía siendo adolescente podía clasificar sus golpes como algo brutal. Nadie, nadie en su jodida vida le había pegado con tanta fuerza. Menos mal que se metió entre ambos a tiempo, porque si le pegaba a TaeHyung, JiMin se convertiría posiblemente en un protagonista de anime shonen, le saldrían dos o tres power ups del culo y hasta el capitán del yate iba a salir volando tal cual un pájaro de la tremenda pelea que se iba a formar estando allí.

Es que YoonGi tenía que vivir con una mala suerte intensa, inevitablemente lo terminó pensando con desagrado. De otras jerarquías que habían, le había tocado la peor, además de omega, anormal. Sus padres no lo querían y jugaban con él cual trapo sucio de cocina de Gordon Ramsay. Uno de sus hermanos mayores le había querido cortejar par de veces y donde finalizó fue en la cama con un moratón en el ojo porque se había querido pasar de listo. Los niños en el vecindario de mierda o la escuela eran unos cabrones y ahora que la vida le iba bien, su esposo había perdido la memoria como si estuviera en telenovela turca como Fatmagül, lo odiaba y le había dado tremendo golpetazo que le había dejado en inconsciencia par de segundos.

Sin embargo, era de noche. Su nariz ya no sangraba y se sentía bien en el calor agradable de las sábanas. Los brazos de JeongGuk se habían convertido en su lugar favorito, se dijo en la mente. Ahora que había experimentado de nuevo la sensación a soledad y desdén, tener al alfa de su pareja atento a cada paso que daba, era bastante gratificante. Era todo lo bonito y coqueto que podía ser un lado escondido de JeongGuk. Este lo acostó en la cama, precavido, como si tuviese miedo de hacerle daño de nuevo. JiMin por el camino a la casa había comprado comida, y todos charlaron sobre lo que había acontecido en el yate. El alfa de JeongGuk dijo que constantemente estaba en una contradicción con el imbécil humano y que no sabía qué más hacer para que sus recuerdos fueran restaurados como si se hablara de regresar archivos de la papelera al sistema en un celular.

Creo que fue una mala impresión —dijo el alfa mientras masticaba de la hamburguesa con triple carne, queso y tocineta en pedazos. Estaba deliciosa, mas no jugosa como le gustaban. Todos prestaron atención—. Es decir, YoonGi se volvió loco en el hospital, y sentí que al humano le pareció extraño y peligroso. Quizás si hubieses ido un poco más calmado las cosas hubiesen ido a mejor.

El omega negó, sin pensar en él como una persona tranquila. Él no podía ser una persona calmada.

—Soy así, no tengo que cambiar. Además, ¿cómo se suponía que iba a estar tranquilo con todo esto que pasó? Ni siquiera me dijeron que se le había reiniciado la cabeza. Tuvimos que ir corriendo al hospital.

El alfa rubio, magnate y pintor, se volteó.

—Bueno, considerando después de que dijiste también que no lo amabas, eso fue un punto malo. Fueron muchas cosas para este nuevo JeongGuk. Descubrir que perdió la memoria y que está casado con alguien medio extraño que es un mal hablado y gritón, pues, no es que sea tan agradable.

YoonGi se encogió, sintiendo que todo el mundo lo estaba regañando. Sabía que estuvo mal, no tenían que repetirlo tantas veces.

—Aún así, no hay porqué molestarse con ese humano idiota —dijo de nuevo el alfa, mirando su hamburguesa para dirigir los ojos a su pareja—. Bueno, no ustedes, yo sí tengo mis jodidas razones. Yo me quedaré cuidando a YoonGi par de días, lamentablemente no tengo el control completo del cuerpo, y el JeongGuk olvidadizo tendría que regresar. Por lo que les pido paciencia. Intentaré siempre convencerlo desde adentro.

Anormal [KookGi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora