Abrió los ojos repentinamente, con angustia, con dolor, con la pupila contraída como si temiese a expandirse. Pronto, en la soledad de la noche, se dio cuenta que no, no estaba en aquel sitio, sólo gozaba de la cama en su casa, en aquella en donde se hallaba. Se dio la vuelta entonces, sintiendo el sudor debido a que el aire acondicionado estaba demasiado bajo, y se percató de que el cuerpo de YoonGi no se hallaba en ese lugar. Dejando el susto por la pesadilla que había dado lugar hacia unos minutos, fue que se sentó en la cama, observando la luz del pasillo iluminada. Así que decidió levantarse a ver si podía despejar su mente por unos minutos.
Caminó por el pasillo, descendió en silencio las escaleras y pronto vio al omega allí. Se acercó donde este, mirando lo que hacía. Min se dio cuenta de que estaba cerca. Su rostro se fijó en JeongGuk, mirando su cara.
—¿Por qué no estás durmiendo?
El alfa hizo una mueca, alejándose de allí. YoonGi no estaba haciendo nada interesante, y bueno, la hora era crucial. ¿Qué podría hacer el omega si no estaba devorando las galletas de chocolate que había comprado esta tarde con un poco de leche fría? El omega le siguió, en silencio. No se notaba bien. Con cuidado JeongGuk se sentó en uno de los muebles, a oscuras, y el pálido lo hizo de igual manera, tomando su mano.
—¿Soñaste algo feo? ¿Tienes dolor? ¿Quieres galletas?
JeongGuk suspiró, quitando la mano de YoonGi de la suya y sólo acogió su cuerpo, apretando en un fuerte abrazo al omega, quien se quedó en silencio al no comprender la reacción que tenía su esposo esa madrugada, porque sí, eran las dos de la mañana. Se mantuvo mirando la oscuridad. Era extraño. No le gustaba estar tanto en la negrura de la noche, no le asustaba demasiado, pero sí le temía algunas veces, pero... Allí todo se sentía mejor. Esperó hasta que su esposo se sintiera rejuvenecido y cuando lo alejó de su cuerpo, YoonGi clavó sus orbes castañas en él.
—Tuve... sólo un mal sueño —informó, haciendo que el omega sintiera alivio, pero bueno, se lo estaba imaginando. Aún así, no le cuestionó qué había sido. Si bien algunas personas lo consideraban bueno, siempre era mejor esperar a que el otro decidiera contarle. Así que se frotó en silencio en contra de su pecho, sacando, sin que supiera, una sonrisa en el castaño, quien lo abrazó de nuevo—, pero no importa, porque te tengo a ti.
YoonGi cerró sus ojos, pegándose más a su cuerpo. Era caliente, y le agradaba. JeongGuk paseó sus manos cálidas por su espalda, con cariño y anhelo, deseoso por no apartarse nunca. No obstante el omega nunca había sido tan fanático de los abrazos, así que luego de minutos optó por querer salirse de sus brazos. JeongGuk se lamentó, pero le dejó irse. Entonces este último se levantó, tomando su mano para que se fueran de allí porque no quería permanecer en la sala. Los dos se encaminaron a un lugar, a pesar de que el castaño no supiera a dónde, así que se sorprendió un poco cuando salieron de la casa y la piscina cubierta fue lo primero que vieron sus orbes chocolate. Luego sintió el inmenso viento helado de la madrugada.
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Anormal [KookGi]
أدب الهواةFic publicado igualmente en Sweek. «YoonGi, hay que decir, tiene una actitud... que no es apropiada para un omega. Él nació diferente, todos lo sabían. Su padre arrugó la nariz la primera vez que el niño le gritó, su madre alzó su mano iracunda cont...