XIV

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–Me alegra que estés mejor Draco. –sonrió la Gryffindor. –Me encanta que estés feliz.

–Sigo algo... tocado. A ver fue algo muy grave lo que ocurrió, pero con tu ayuda y la de los demás conseguiré afrontarlo. –dijo el rubio acercándose a Hermione para rodearla con su brazo. –Te amo tanto...

–¿Te gustaría quedar esta tarde con los chicos? –preguntó la castaña.

–Ummm... Creo que tengo una idea mejor, solo ven conmigo a las seis en el porche, ponte elegante, lo demás es sorpresa.

Esa misma mañana Hermione llamó a sus amigas para que vinieran y contarlas todo lo ocurrido.

–¡¿Te acostaste con él?! –gritó Ginny al oír a la castaña.

–¿Sabes que está dentro su madre tonta del bote? –dijo está vez Hermione.

–A mi me parece romántico. –dijo Luna inocente. –Draco es un buen chico.

–Lo es. –sonrió la castaña. –Ginny, ¿y tú con Blaise?

–Bueno... –dijo desinteresada la pelirroja. –No hay nada que contar...

–Ginevra Molly Weasley, no se te da bien mentir ¿sabes?

–Ah. –se resignó la pelirroja. –Está bien, nos acostamos... por tercera vez.

–¡Qué calladito lo tenías Ginny! –dijo Hermione pícaramente.

Las chicas rieron hasta ser la hora de comer, mientras Draco había ido a Hogsmeade a reunirse con Blaise y Theo.

–Enhorabuena campeón. ¿Y qué tal es..? ya sabes... –dijo el moreno.

–Blaise tío... –dijo el chico riendo levemente. –Era virgen ¿contento?

–Uuhh, fuiste el primero, que honor. –dijo Zabini haciendo una reverencia.

–Bueno, cambiando de tema, la cita estuvo bien ¿no? –dijo Theo.

–Fue increíble, y hoy yo le daré una cita inolvidable. –sonrió triunfador el Slytherin.

Aquella tarde Hermione se preparó con un vestido rojo con un cinturón dorado y unos tacones negros.

Draco se vistió con una camisa color vino, una americana negra, pantalones negros y zapatos marrones oscuros. Se miró al espejo e inspiró con seguridad.

Hermione esperaba en el porche abrazando sus brazos, el joven rubio la abrazó por detrás besándola en el cuello.

–¿Lista? –susurró en su oído.

–Siempre. –dijo la castaña.

–Agarrate a mí. –esta obedeció y ambos se aparecieron en el Londres muggle.

–¿Londres? –preguntó la Gryffindor sonriendo.

–Paseemos, quiero disfrutar de lo que disfrutáis los muggles, enséñame como... como ser un muggle. –dijo Draco. Hermione sonrió tiernamente.

–Primero, iremos de compras.

Hermione llevó a Draco por sus tiendas favoritas, más tarde fueron a tomar un helado y pasearon por todo Londres.

–Tengo una reserva en un restaurante, es hora de ir. –dijo Draco.

El restaurante era inmenso, tenía vistas de todo Londres, era el más caro de la ciudad.

–Draco... Es demasiado caro seguro... No... –el chico le puso un dedo en los labios indicando que se callara.

–Pagaría millones por ti. –dijo el chico. –Y aún sería poco.

Now (Dramione)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora