Now (Dramione)

XX

–Bienvenidos a vuestra primera clase de DCAO avanzada. –dijo McGonagall. –Vereis, al ser estudiantes que deberían estar en ya trabajando lo que os enseñaré serán los hechizos más poderosos posibles, os enseñaré los hechizos con los que nos preparábamos contra Voldemort la última vez.

–Disculpe McGonagall, pero si atacamos a Draco con esos hechizos podríamos hacerle daño a él. –dijo Luna.

–Sí, pero si no lo hacemos podríais no verlo más tal y como era. Por lo que veo, Voldemort intenta conseguir más Horrocruxes para revivir. –dijo McGonagall. –Debemos evitarlo. Para ello tomad apuntes.

Los chicos comenzaron a escribir hechizos sobre paralización, levitación, para desarmar, para tumbar... Tardaron meses en perfeccionar todos los hechizos.

Hermione echaba de menos al rubio y sentía su lado de cama vacío cada noche.

Por otro lado un rubio dormía sin ser consciente de que su cuerpo estaba matando a un hombre indefenso en ese momento. 

Al día siguiente siguieron con el entrenamiento, una y otra vez. Hasta que llegó el día. Llegó el momento que tanto esperaban, en el que arriesgaría sus vidas para salvar al rubio.

Hermione no durmió aquella noche al igual que todos los demás, se levantaron a las 5 de la mañana, el último lugar donde habían visto a Draco había sido en Alemania, Berlín.

Los chicos se despidieron de Trelawney, al instante se aparecieron en la ciudad alemana.

–Hermione, antes de nada, ¿estas bien? –la preguntó la pelirroja.

–Sí... –dijo insegura. –Vamos, acabemos con todo esto de una vez.

Buscaron a Draco sin dividirse para no ser vulnerables, tras horas de búsqueda, (en las que Blaise se entretenía con tiendas de deporte y Luna en jugueterías) dieron las cuatro de la tarde.

–Llevamos once horas buscando, matame. –dijo Zabini tirándose al suelo. Ginny se sentó a su lado.

–Theo, ¿tienes agua? –dijo Luna.

–No me queda rubita. –dijo Theo jadeando.

–Chicos, ¿os acordáis del hechizo para energía? Lo necesitamos. Ahora. –dijo Hermione comenzando a rebuscar entre las notas que había guardado en su bolso. –¡Forza instantánea!

–¡Wow! ¿Qué coño has hecho? me siento como nuevo. –dijo Zabini. –Busquemos a Draco.

–¿A mí? –dijo una voz ronca a unos metros.