CAPÍTULO 4: ¿Amigos?♡

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-Oh.....la....lamento la interrupción- me excuse. Recogiendo con prisa el paquete de galletas del suelo.

Pero fui lo suficientemente torpe como para que la botella de agua y el Sándwich cayeran al suelo, quedando con el paquete de galletas en mi mano.

Sentí que mis mejillas ardían. Mis manos temblaban. Genial, de seguro estaba roja de la vergüenza.
Me apresure a recoger el Sándwich envuelto en papel film. Y para cuando estiré mi mano en dirección a la botella de agua. Un par de zapatillas gastadas aparecieron en mi campo de visión.

El chico se agachó, igualando las alturas de nuestros rostros. Levanté la mirada fijandola en aquellos atrapantes ojos verdes. Quien extendía la botella de agua en mi dirección.
El contacto visual fue tan electrizante. Provocando un mar de sensaciones desconocidas que movieron mi suelo.

Inconcientemente eche una rápida mirada en dirección a la caja notando que la señora se había esfumado. Seguramente, de la vergüenza. Si es que la tenía.

Tomé la botella de agua con rapidez, poniéndome de pié. Incomoda. Sentí la mirada del chico fija sobre mi persona, siguiendo cada uno de mis movimientos.

Desvíe la mirada hacia un costado, o hacia atrás. Como si hubiera perdido algo. Quizás, mi sentido de la realidad.

-¿Eso es todo?- preguntó él. Una vez que se puso de pié. Sobrepasando mi estatura.

Es mucho más alto que yo. Y de mucha más masa muscular que yo.

-S..si- asentí. Evitando el contacto visual.

Oh, si. Si que lo evitaba. Regañandome a mi misma por sentir lo que acabo de sentir. Como una ingenua niña.

-En caja te cobrare por los productos- dijo con voz serena. Apartandose.

Camino hasta meterse detrás del mostrador.
Lo seguí. Depositando los tres productos. Primero, el Sándwich. Segundo, la botella de agua. Y tercero..... apreté mi ceño cuando noté el paquete de galletas. Ni siquiera es el sabor que me gustaba.

-¿Algún problema?- preguntó, seguramente analizando mi confusión.

Negué con la cabeza, depositando el paquete de galletas. Me quería ir de allí cuanto antes. Jamás volvería.
Sentí como sumaba todos los productos, colocandolos dentro de una bolsa de tela blanca.

-Son...4 dolares- informó -¿Efectivo, tarjeta, dinero digital...?-

-Tarjeta- respondí. Entregando mi tarjeta.

Él la recibió.

Fue entonces cuando me animé a levantar la mirada fijandola en su persona. A medida que pasaba la tarjeta por el aparato con el ceño fruncido, las venas de sus manos se marcaron visiblementes. Tenia uno que otro tatuaje pequeño. No investigue mucho el significado de los mismos.
Su rostro se encontraba libre de imperfecciones. Una mandíbula fuerte y marcada. Pestañas largas, de seguro la envida de muchas mujeres. Y el cabello ondulado, castaño. Parecía ser suave, como una seda. Por supuesto, nunca lo sabría.

Terminado el proceso de cobro. Amago con entregarme la tarjeta, tomándose el tiempo para leer el nombre que se encontraba grabada en la misma.

¿Qué hace?.

Al final, me la devolvió. La tomé con confusión.

-¿O'Braine?-

-¿Eh?- solté, cuando guarde la misma detrás de la funda de mi celular.

Logrando, por segunda vez, hacer contacto visual. Esta vez fue diferente. Ya que me quería ir de allí cuanto antes.

-La hija del magnate de los autos deportivos- me reconoció.

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