La distancia fue peligrosamente escasa. Mi aturdida, temerosa y tímida mirada se perdió bajo el fuego de la suya.
Humedeció sus labios. Conociendo sus próximos movimientos. Poco a poco la distancia entre nuestros cuerpos fue disminuyendo hasta que sentí su fuerte cuerpo contra el mío.
No me moví. No podía.
Mi mente me pedía a gritos que salga de allí. Pero mi cuerpo, buscaba averiguar, experimentar aquello que desconocía. Por primera vez en mi vida.
Mi corazón comenzó a palpitar desenfrenadamente logrando que mi respiración se torne lo suficientemente agitada como para que mi pecho suba y bajé contra el suyo.
-Alex....- susurré, en un pequeño hilo de voz.
Olía jodidamente bien. Una mezcla de colonia, jabón y productos para el cabello.
-Suena jodidamente bien mi nombre en tus labios- confesó, susurrando cerca de mis labios.
Moviéndose de un lado hacía el otro, jugando, sin llegar si quiera a rozarlos. Pero aumentando el nivel de intolerancia. De agonía.
¿Qué se sentirá ser besada por Alex?.
Tragué grueso cuando sentí como su mano subía por mi cuerpo, infiltrandose por debajo de mi remera.
Las suaves yemas de sus dedos se deslizaban por sobre mi piel provocando una incontrolable corriente eléctrica que corrió por todo mi cuerpo hasta la punta de mis pies, erizando mi piel. Delineando mis curvas, mi sector toraxico, hasta remarcar la parte baja de mis senos.
Cerré mis ojos, frunciendo mi ceño ante la oleada de hormigueos que solo sus caricias eran capaces de provocar.
-Eres tan dulce, Sky- susurró cerca de mi oído, logrando que mis sentidos se triplicaran. Haciendo que todo se sienta el triple de bien.
Él sabía que hacer.
Solo me dejé llevar, experimentando por primera vez en mi vida, y en carne propia, esta magia de la peligrosa atracción física.
-Déjame saborear con mi tacto cada milímetro de tú piel- pidió, arrastrando sus labios por mi mejilla, dejando cortos besos que fueron acercandose a mi boca -Besar tú cuerpo en pausas anunciadas...-
Mordi mi labio inferior, al no poder soportar por más tiempo la agonía de sus pausas.
-Déjame ser quién te enseñe. Y experimentes, el amplio mundo del placer- sentí su aliento al chocar contra mis labios.
Abrí mis ojos, afiebrada por toda aquella pasión que fue creciendo poco a poco dentro de mi. Aquella que Alex fue sembrando hasta dar frutos. Tenía experiencia. Sabía cómo tratar a una chica.
Nuestras narices se rozaron.
-Dime que si- suplicó.
No lo haría. No me besaría hasta que este de acuerdo. No deseaba más besos robados. Deseaba besos aceptados.
-Si- susurré, nublada por la agonía de la pasión.
-Oh...cariño- murmuró él. Con regocijo ante mi aceptación.
Sin más pausas. Sin más juegos. Sus labios rozaron los míos en un pequeño beso húmedo, caliente y pausado.
Mis inexpertos labios se movieron, correspondiendo. Logrando que un gemido de placer escape de sus labios.
Sus manos acunaron mi rostro. Profundizando más aquel beso. Sus labios se volvieron más salvajes, más hambrientos, más agresivos. Lujuriosamente, agresivos.
Mis labios, trataron de seguir su ritmo. Obteniendo más gemidos roncos por su parte, al ser correspondido. Debe sentir genial que la persona que te atrae te corresponda, quizás no con el mismo fuego.
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ENSEÑAME A AMAR ✔️
Roman pour Adolescents¿Ella?, ella pertenece a una clase privilegiada. Tiene todo lo que necesita e incluso más. Es de carácter fuerte, decidida y siempre consigue lo que quiere. Por más que eso implique sobrepasar a los demás. ¿Él?, él lo perdió todo cuando de niño huyó...
