CAPÍTULO 8: ....Y algo más♡

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Estaba fascinada. ¿Cómo es posible que el tiempo cambié de una hora para la otra?. En cuanto salí de la cafetería, me encontré con la suave lluvia que cubría la ciudad.

Me colgué el bolso, aguardando a que la misma se detenga. Odio mojarme. Y para mi suerte, la cafetería contaba con un pequeño techito sobresaliente que usé como refugio.

-Ojalá no tarde en detenerse - me dije a mi misma, levantando la vista al cielo.

Me gusta la lluvia. Pero me gusta más cuando estoy en cama. No se sí me entienden.
En unos cinco minutos, el dueño de la cafetería se despidió de mi, al desaparecer con su paraguas en manos. Ese señor si que es listo. Estoy segura que consulto el pronóstico. Debo empezar a incluir eso también en mi rutina.

Unos minutos más, y Alex cerró la cafetería, guardando las llaves en el bolsillo posterior de su jeans.
Vaya... ese hombre debe de tener mucha confianza en él como para entregarle las llaves de su propio local.

Siempre he pensado que la confianza debe ganarse.

Se colocó la capucha de su campera, alzó la vista al cielo, permitiéndome admirar sus distintivas fracciones. Como su nuez de Adán que resaltaba a la vista, convirtiéndolo en el típico chico malo y sexy protagonista de películas.

¡Un momento!. ¿¡Acabo de decir que Alex es sexy!?. Creo que verlo únicamente a él, ha enloquecido mis pensamientos. Debo encontrarme con más personas....

Como si esas palabras, se escaparon de mis labios, me llevé las manos a mi boca. Tratando de silenciarlas.

-Adiós, rubia- se despidió, comenzando a caminar bajo la lluvia. Sin esperar una respuesta de mi parte.

Sin paraguas. Está loco.

Busqué con mi mirada su moto, pero no la vi. ¿Piensa irse de a pié? ¿Con esté diluvio?.

No te importa, Sky.

No te importa, Sky.

Maldición...

Lo seguí, corriendo tras él.

La lluvia caía sobre mi cuerpo, empapando no sólo mi cabello, sino que también mi ropa. Mi hermoso traje.

-¡Oye!- grité, llamando su atención.

Coloqué mi mano sobre mi cabeza, creando un techo, intentando que la lluvia me permita visualizarlo.
Alex se detuvo y volteó. No pude evitar observar su hermoso rostro húmedo ante las pequeñas gotas de lluvia. Como también su cabello más oscuro. Su ropa pegada a su cuerpo.

-¿¡Y tú moto!?- pregunté.

Apretó su ceño confundido, se acercó unos pasos, permitiéndome admirar sus fracciones con más detalle.

-¡Se la presté a mi hermano! ¡La necesita más que yo!- me gritó, para que lo pudiese oír con claridad.

Bajé la vista.

No te metas, Sky.

No te metas.

Volví a levantar mi mirada, fijandola en aquellos ojos verdes.

-¡Te puedo llevar!- señalé mi auto.

Su confusa mirada se dirigió a mi vehículo, para luego detenerse en mi. Ojalá que se decida rápido, porque me estaba mojando. Y odio estar empapada.

-¡No quiero robar tú tiempo!- negó.

-¡No es problema!- insistí.

¡Insistí!.

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