CAPÍTULO 2: ¿Hot?.♡

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El almuerzo se desarrolló en el mismo edificio de la empresa de mí padre. En el quinto piso.
Luego de escoger el platillo colocandolo en una charola, tomé asiento junto a Rita y dos compañeras de trabajo con puestos superiores dentro de la empresa.
Hoy, no tenía mucho apetito. Considerando que no tuve un desayuno muy abundante. Tenía el estómago cerrado. Hoy trabajaría hasta altas horas con unos papeles que mi padre me pidió personalmente. No podía decir que no. Soy la persona de mayor confianza dentro de esta empresa.

-No. No lo puedo creer...- soltó una mujer de tez bronceada, de unos treinta años de edad -Pero...¿Se lo permite? ¿Cómo puede salir a la calle sabiendo eso?-

-No. Obvio que no se lo permite. Pero los jóvenes de hoy en día ya no obedecen a sus padres como lo hacían antes- le explicó una mujer de unos veintiocho años. Tenía unas gafas gruesas.

-Yo... conozco varios casos así- opinó con cabeza gacha. Rita.

-Si... se que hay varios. Pero... el echo que le esté sucediendo esto a mi hermana. Es.... vergonzoso. Aún estoy soltera, nadie me aceptará si se llegan a enterar que la hija menor de mi hermana salio con...- se acercó más a la mesa, susurrando en voz más baja -.... alguien del otro lado- se alejó -¡Pero que niña más rebelde!. Una descarada-

-¿Cómo... como fue que se conocieron?- preguntó Rita. Un poco introvertida por tal curiosidad.

Me llevé un bocado de ensalada a la boca. Sin inmutarme por los comentarios. Había escuchado varios. Sobre todo, de madres trabajadoras de la empresa en el sector del café.

-Oh... al parecer el chico trabajaba en un restaurante en el cual la hija de mi hermana acudia con frecuencia- informó -Claro está. Que lo despidieron en cuanto mi hermana elevó una queja. Además... es amiga del dueño de dicho restaurante-

La observé de reojo.

-Primero, fue un error permitirle a esas personas trabajar de este lado. Y segundo, seguro esta tras el dinero- comentó la mujer de piel bronceada -Ayyy... de solo hablar de ellos, se me pone la piel de gallina- agregó, acariciando su brazo con escalofrío.

-Es por ello que nos encontramos separados- suspiro con pesadez la otra mujer.

-Menos mal. No quiero ni imaginar vivir en el mismo lado que ellos. Son... unos salvajes- estuvo de acuerdo la mujer de piel bronceada, con cara de asco.

Terminé mi ensalada. Depositando los cubiertos sobre la bandeja.
Rita solo se limitó a juzgar a las dos mujeres con la mirada.

-¿Qué opinas, Sky?- me integró al debate una de ellas.

-¿Sobre que?- apreté mi ceño, echándome hacia atrás.

-Sobre... que las personas del otro lado se incorporen.... por ejemplo, a la empresa de tú padre. Seria algo... caótico-

Me crucé de brazos. Imaginando la situación.

-Como bien sabes...- la miré -En esta empresa se tiene más en cuenta la confianza. Que ninguno de nuestros modelos o ideas se filtren a la competencia-

-Tienes razón. Estoy segura que esas personas son capaces de vender información. Si venden hasta....- guardó silencio al observar algo detrás de mi.

No lo llegué a comprender hasta que mi padre se acercó a la mesa saludando a las señoras con cordial amabilidad. Antes de preguntarme si tenía algo de tiempo porque quería decirme un par de cosas. Referidas al trabajo. Siempre se trataba de trabajo.

Transcurrido el almuerzo, regresé a mi oficina. Continuando con el trabajo acumulado.

Por suerte, hoy no tendría que ir a recoger a mi hermana del colegio debido a que mi padre lo hará.
Él, es el típico padre que se ausente en las cenas o fiestas de Navidad a causa del trabajo. Pero eso no implica que no nos ame.

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