El jardín

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Hoy es día de descanso, así que mi tía puede realmente descansar mientras papá nos cuida pero no, ella no quiso eso, en lugar de eso decidió ayudar a mamá y que todos lo hiciéramos.

A mamá se le ocurrió la idea de plantar en el jardín.

Ya me habían dicho que esa fue la razón por la que escogieron la casa; el jardín, pero no habían tenido la oportunidad de hacer nada.

Mamá antes no quería, pero ahora que se siente mucho mejor le hace ilusión, así que le pidió ayuda a mi tía, y ella se le ocurrió que todos podíamos ayudar.

A mamá le gustan las plantas, me enseñaron una foto de su antigua casa y estaba realmente llena de ellas, dicen que así podían jugar más felices, y así podremos jugar nosotros.

La ayudamos, al parecer papá ya tenía algunas cosas y las demás fue a comprarlas.

Mientras lo hacíamos me di cuenta que mamá era realmente buena en ello, todos los demás sólo hacemos lo que ella dice, se nota que sabe, y que le gusta.

Le pusieron a Tomoe un sombrero pequeño que se quería quitar a cada momento así que yo se lo tenia que poner.
Lo sentaron en medio del césped, para que pudiera jugar, no me agrada la idea de que se ensucie pero a nadie parece preocuparle, cada que pasábamos nos sentabamos con el un momento, no parece muy interesado pero es bueno que no sea la clase de niño que mete cosas en su boca. Eso sería peligroso.


Entonces me acerqué a mamá, que tenía unas flores que papá compro.

Me dijo su nombre pero no lo recuerdo.
Dijo que eran sus favoritas.

“Llenas de vida, si están aquí... Podrán recordar... ”

No entendí, recordar, ¿recordar que?
El nombre de la flor, ya lo olvide.

Ella parecía realmente melancólica, de alguna manera papá lo notó y se acercó  tomándola por los hombros, le susurro algo y luego sonrió. Mamá se notó más calmada y volvió a mirarme.

Me pregunto cual era mi flor favorita, yo no respondí.

Ella dice que puedo ayudarla a cuidar de esto por ella algún día, “Tomoe no se ve muy interesado, pero estas tú”

Ese algún día suena bastante distante. Y no veo la razón, pues a ella le gusta cuidarlas. Pero bien, algún día. Algún día podremos cuidarlas juntos.

Se levantó y fue por un vaso de agua que papá traía.

Me quedé sentado ahí unos momentos mirando la flor.
Su curiosa forma y colores, esa es la primera vez que veo una planta, y entonces me pareció única.
Y cada vez que se miraba encontrabas algo nuevo.

En todas.
Todas tienen algo increíble en sus hojas.
Y eso me gusta.

Me pregunto por que, por que esos colores y formas.

Quiero saberlo.
Pero no recuerdo ver algún libro de papá sobre plantas o algo parecido.
Así que le preguntaré a mamá después.





En ese momento Tomoe, a quien había olvidado en medio del césped con los demás, se acercó a mi.

¡No lo vi llegar y el mocoso grosero tenía la mano llena de tierra!

Me la puso en la cara con toda la intención, no se de donde saco la tierra pues el estaba seguro, pero la había llevado hasta a mi para ensuciarme, incluso si tuvo que gatear un poco

¡Ese niño!

Cuando lo mire, soltó una risa que ellos notaron.
Yo no reí, pero el no paraba.

De verdad, ese pequeño...

Estoy seguro que ellos me miraban cuando me vieron levantar la mano hacia él, seguro pensando que le pegaria.

Pero no.

Lo que hice fue devolverle la tierra...

En la cara.

No fue mucha, apenas un poco en la mejilla para que aprenda. En cuanto la puse y quite mi mano sacudiendola, el borro su sonrisa por un segundo.

Entonces si me reí, ver su cara cambiar de risa a confusión, llena de lodo.

Jajaja

Pude escuchar la risa de ellos detrás de nosotros.



Tomoe, como siempre, volvió a reír.

Y entonces todos reíamos, nosotros dos mirándonos con lodo en la cara y manos.

La risa de Tomoe duro un poco más, estaba riendo incluso cuando mamá limpiaba su mejilla.
Incluso aplaudía con sus manos sucias, salpicando más lodo.

Con esas risas no pude molestarme, no podía cuando el se notaba tan feliz y gracioso.


Terminamos comiendo afuera sobre una manta, con algunas cosas ya plantadas y esperando a que otras florecieran.

Tomoe reía cada vez que me miraba, ahora no tanto, ahora sólo recordando su travesura

Toda una vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora