Toda una vida

Reacción

Cuando llego papá yo me había quedado dormido sobre mi libro.

No lo vi llegar, no lo vi cenar.

Pero por alguna razón, me desperté, tenía sed, note que ya tenía puesta la pijama, debió ponermela mi mamá.

Salí, aún con mucho sueño, no recuerdo que soñé, casi nunca lo hago, me estaba frotando los ojos cuando vi la espalda de mi mamá, a un lado mi tía y frente a ellas mi papá.
Estaban en la cocina, quise hablar pero no pude. Daba la impresión de que no me escucharían aún si gritara.

Estaban totalmente concentrados en la reacción uno del otro.

Yo estaba sólo viendo la espalda de ellas, pero incluso así pude ver que estaban teniendo la misma actitud que conmigo hace unas horas.

Mi mamá estaba temblando, demasiado, podía notarlo desde donde estaba.
Estaba tomando sus manos, mi tía se acercó a ella con cuidado, dejando de mirar al frente, tratando de calmarla...

¿Estaba llorando?

Me quedé quieto, mucho, no recuerdo la última vez que vi llorar a mamá  y no la estaba viendo, aún así estaba impresionando, no podía moverme. No podía hacerlo.

En cambio la mirada de mi padre mientras eso pasaba era una mirada perdida, angustia, tristeza... Él de alguna forma se veía como yo... Tan pequeño, no parecía entender, como yo; estaba totalmente confundido y aún así su forma de actuar era la razón del llanto de mi mamá.

Estoy muy seguro que todo se quedó en completo silencio por una eternidad...
O eso me pareció a mi, pude por un tiempo horrible escuchar latidos que no estoy seguro si eran míos o de todos ahí.

Pero entonces mire de nuevo la escena, al parecer estaba evitandolo, me encontré con la mirada de mi padre, tenía expresión de sorpresa.

Me vio, vio que estaba ahí, y aún así no pareció verme en absoluto, como si solo tomará mi imagen para regresar y eso hicimos los dos.

Me miró, su rostro cambio, pudo sonreír un poco, ¿resignación?
Mmm, palabra nueva.

Papá regreso de los segundos perdido y volvió a verme, esta vez de verdad, hizo una seña con su dedo, indicando que no hiciera ruido. Me sonrió. Era de nuevo mi papá.

Se acercó a mamá y le acarició la mejilla, seguro limpio sus lágrimas.

Susurro algunas cosas a su oído, ella dio un pequeño salto, miro con cuidado a sus espaldas, encontrándose conmigo, no mucho pues de inmediato le hizo una seña a mi tía quien igual me notó.

Mi tía me vio y se acercó apresurada a mi, aún estaba temblando.

Me tomó en sus brazos, en ese momento ella no tenía mucha fuerza pero me cargo igualmente hasta mi cuarto.

Intento evitar que viera a mis padres pero pude ver su imagen antes de entrar a mi cuarto.
Vi a mi papá tomar la mano de mi mamá dirigiendola a una silla, se sonrieron, él le dijo alguna cosa y ella le miro al fin a los ojos...

Él estaba llorando.
Ella al fin se calmo.

No escuche más que unas palabras.

Mi mamá parecío disculparse. Dijo estar demasiado sensible.
Él simplemente la abrazo.

Entonces todo pareció volver a ser alegría por que escuche muchas risas mientras mi tía me acomodaba en la cama.

Mi tía no me dijo nada, ella igual escuchaba las risas y solo dio un fuerte suspiro.
Cuando me iba a dejar solo me dijo algo calmada.

“Tu papá se asustó un poco, es todo cielo pero... Todos estamos felices ¿verdad?”

Era una pregunta que ella no esperaba que yo respondiera, así que sólo esperé.

“Oye, ya te dimos una noticia pero falta otra... ¿Ves la casa de al lado?,  bien, la ocuparé hasta que nazca el bebé, seremos vecinos cariño”

Me puse feliz, pero aún si ella no lo decía yo sabía que no era temporal, que no se quedaría sólo hasta que nazca el bebé, nadie se queda en una casa sólo para eso. Era por algo serio, por algo importante, algo que no me podía decir.
Ella quería estar con su familia, estar con su hermana, con mi mamá pero parecía tan desesperada la situación que...

Algo estaba mal, podía verlo, estaban desesperados, como si se acabará el tiempo.

A partir de ese día mi Tía se convirtió en nuestra vecina