Toda una vida

Bienvenido

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Era muy temprano cuando escuche un fuerte grito, me asuste, no me quería levantar, por alguna razón recordé las pesadillas que solía tener cuando era pequeño, ese grito.

Pero el grito volvió, apenas estaba despertando y note que aún no amanecía, me levante al reconocer que quien gritaba era mi madre, así que asustado fui a ver que pasaba.

¿Y si cayó?
¿Y si paso lo que tanto temían?

No veía muy bien, las luces estaban apagadas, sólo el cuarto de ellos estaba iluminado.

Junto a mi paso corriendo mi tía, sin notar mi presencia, estaba agitada, y yo confundido.

Al fin pude ver bien la habitación.

Estaba mi madre, en el piso, apenas sosteniéndose del brazo de mi padre.

Ella se tocaba el vientre, tratando de levantarse. Tenía el rostro rojo, los ojos cerrados, esforzándose por respirar.
Mi padre, que la sostenía, estaba en silencio, no intentaba calmarla ni nada, apenas miro a mi tía que ya estaba llamando a la ambulancia.

Él parecía calmado, pero el sudor ya caía de su rostro y su mano temblaba.

Mi tía colgó, ayudo a levantar a mi mamá y la llevaron a la sala, ella no quería sentarse, estaba angustiada, diciendo muchas cosas, hasta que, hasta que me moví, di un paso nervioso y de pronto se quedaron en silencio, apenas la respiración agitada de mamá, me vieron, en medio de la oscuridad.

Mi tía me jalo de la mano, preguntando si tuve una pesadilla, como si nada pasará, no supe que decir, sólo podía ver detrás de ella a mi madre con una esforzada sonrisa y mi padre sosteniendola.

Negué.
Me cargo y me llevo hasta la sala, justo al lado de mi madre.

Papá me dijo que llegaría la ambulancia y que él iría con mamá, yo debería quedarme con mi tía pues no permiten niños en los hospitales, y después él llamaría, cuando todo estuviera en orden, así podríamos ir a comprar lo necesario para la llegada de...

Se detuvo, me levantó el rostro, dijo que debía dormir, pues seria un día largo.

Mamá parecía querer decir algo igual, algo que no era capaz de decirme, me llamo y se quedó en silencio, sólo unos segundos después suspiro, apenas sonriente por el dolor.

“Nos veremos Sou, ¿Si, cariño?, así que no te asustes, estaremos bien... Lamento despertarte”

Me tuve que acercar entonces a su rostro por que ella no podía moverse demasiado, me dio un beso, y movió un poco su rostro para que yo la besara.
Fue extraño, vi como su labio tembló un poco cuando le di un beso en la mejilla, ella estaba tan asustada, y lo único que me pidió fue un beso.
Era lo único que podia darle.

En ese momento tocaron la puerta, tras unos minutos mi mamá estaba en una camilla, directo al hospital con mi padre, en la ambulancia,  mi tía apenas pudo soltar la mano de mamá.
Papá prometió llamar.

Cerraron las puertas tras un simple gesto.
Una simple sonrisa asustada, de ambos.