Capítulo 40 :

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Me había hecho amiga de Thomas, sus hermanas Josie y Gali, y por supuesto de Rikki, éramos el quinteto dinámico. A Thomas, Raquel la directora, de House of Hope le había informado que Miranda se había lastimado un pie y tuvieron que llevarla de emergencia al hospital, ella estaba bien, y tardaría unos días más en regresar, aún así Thomas seguía preocupada por ella.
Era sábado, creo, había comenzando a perder la noción del tiempo, no sabía ni en que día vivía ni que hora era. Los días en el orfanato eran rutinarios, todos los días comíamos lo mismo, hacíamos los mismo labores y tenían las mismas películas para ver en la noche.

Cambiar mi estilo de vida por uno más modesto no me había afectado, ya había pasado una vez, estar en Tailandia con Ethan me había enseñado mucho  sobre la vida, pero aquí era distinto si quiero salir tengo que esperarme hasta un mes, cuando son las visitas mensuales a los parques.

— Hola chicas, les conseguí  algo.— Thomas llegó, de su chaqueta sacó cuatro paquetes de galletas de chocolate, Rikki, Josie y Gali estaban en mi cama platicando segundos antes de que el llegará, tomaron un paquete cada una y le sonrieron a Thomas en forma de agradecimiento, yo hize lo mismo.

Él se sentó también en la cama y sus hermanas lo abrazaron.

— Mañana es domingo, es día de visita.— Josie le dijo a Thomas haciendo un puchero.

— No va a pasar nada malo lo prometo.— Le acarició el cabello.

— ¿Qué es el día de visitas? — pregunté antes de comerme una galleta.

— Las parejas que quieren adoptar vienen los domingos, la mayoría siempre elige a los pequeños.— Respondió a mi pregunta Rikki mirando a las mellizas, ellas tenían entre cinco o seis años y era muy probable que las adoptarán.

— Ellas se esconden, nos hacen salir a todos y la mayoría de las puertas principales se cierran, convivimos con las personas que vienen, algunas traen regalos, no es tan malo, pero tengo miedo de que me separen de ellas.— Me sentí triste al pensar en todo lo que ha vivido, y vivir con el miedo de que lo separen de sus hermanas ha de ser uno de los peores miedos que puede llegar a sentir en esta vida.

~*~

Era domingo por la mañana, espere mi turno para bañarme y me apresure a bajar a desayunar.

— Un minuto por favor.— Hablo Raquel, la directora del lugar, todos dejaron de comer para poner su atención en ella.— Hoy como saben es domingo de visitas, les pido por favor que se comporten y que muchos de ustedes tengan la suerte de encontrar a una familia que los ame.

Todos en el comedor empezaron a murmurar, había niños y niñas desde los tres años hasta los diecisiete, incluso había oído decir a Rikki que había un bebé de nueve meses y otro de un año y medio.

Termine de desayunar y salí al patio, a donde la mayoría ya estaba, vi algunos matrimonios tomados de la mano y platicando con algunos niños.

— Buongiorno ¿cuál es tu nombre? — Me gire y vi a una mujer de alrededor de treinta y tantos años mirándome, castaña y alta, con penetrantes ojos marrones, tenía acento italiano.

— Me llamo Kendall.

— Que bonito nombre para una bonita signorina. Cariño eres encantadora. Me llamo Victoria.— Sonrió y me dio escalofríos. Seria muy ridículo que me quisieran adoptar a mi edad.

— Mi marido y yo estamos buscando adoptar a una adolescente— abrí mis ojos con sorpresa.— Estoy segura que el te quedra conocer, él está por allá— Alzó la mano y saludo a un hombre de traje negro, parecía tener alrededor de unos cuarenta, ese hombre me recordó a mi papá, este la vio y le devolvió el saludo.— Se que has sufrido mucho y estar en este lugar no debe de ser agradable, nosotros te podremos dar un hogar si así lo deseas.— Puso su mano en mi hombro.

— Lo pensaré. — Fue lo unico que se me ocurrio decir mientras caminaba lejos de aquella mujer italiana. Mientras me alejaba de ella sentía su mirada en mi, me dirigí a la parte de atrás asegurándome de que no me siguiera.

— ¡Kendall!— Parpadeo varias veces para asimilar que el está enfrente de mi, cuando me toma de los hombros asimilo que no es una alucinación y que es real.

Él estaba aquí.

—Brent.— Mis ojos se inundan de lagrimas, no lo dudo y lo abrazo con fuerza a lo que el me corresponde.

— Estoy aquí, tranquila, no tengo mucho tiempo, así que— se repara y toma mis manos.—Hable con los chicos, Kendall estás en peligro.

Lo miré y el miedo en sus ojos me hizo temblar.

— Toma— Sacó un teléfono de su pantalón— Tiene mi nuevo número y números alternos de los chicos. Kendall no me correspondía a mi decirte, y todo es muy complicado, tu papá tiene un hermano menor llamado Derek, es tu tío, estuvo en un psiquiatra hasta hace un tiempo que escapó. Es el principal sospechoso de la muerte de tu madre y del atentado de su casa en Londres.

Yo no tenía más familia, mi padre había sido hijo único. Entonces recordé aquella platica de los chicos la vez que estábamos en Tokio, había un sospechoso y un asesinato y el nombre llegó a mi mente.

Derek.

Recordé la dirección del hospital psiquiátrico en la agenda de Liam.

No sabía que decir ni como reaccionar. Estaba en un transe, tenía un tío demente que intentó matarme.

Y fue en ese momento que recordé a la mujer italiana y a su esposo que tenía cierto parecido con mi papá.

No te confíes de nadie. La voz de mi papá se escuchó en mi cabeza una y otra vez.
Recordé la vez que fui a Los Angeles a intentar resolver el misterio de la nota de Simon, lo que encontré no fue agradable.

Mi papá había cometido una infidelidad en Italia y de esa aventura yo tenía un medio hermano perdido en Italia, Victoria Santini, era el nombre de la mujer que había sido amante de mi difunto padre.

En la carta que había leído en el despacho de él quedaba muy en claro que nos odiaba y que pagariamos por ello.

El enemigo de mi enemigo es mi amigo, Victoria y Derek odiaban a mi familia y habían unido fuerzas para acabar conmigo.

Me sentía mareada y mis piernas  empezaron a temblar, todo comenzaba a ponerse borroso y sentía mis ojos pesados.

— Kendall— Sentí los brazos de Brent sosteniendo y voces a mi alrededor.

Ellos estaban aquí y venían por mi.

  

      

Viviendo Con One DirectionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora