V - Confusión.

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Los rayos de sol que entraban por la mañana me despertaron, estaba un poco desubicada y ni siquiera tenía muy claro dónde me encontraba. Al momento identifique ese perfume, era el de Nathaniel, y al momento recordé todo lo ocurrido la noche anterior. El reecuentro con mis amigos, el beso de Nath, como Castiel le pegó y todo lo que vino despues.

En ese momento me percaté de que los brazos de Nathaniel estaban abrazandome y que uno de ellos estaba en mi cintura. Me dí la vuelta para observarlo, nuestras caras estaban a apenas centimetros de distancia. Era tan dulce y se portaba tan bien conmigo. No pude evitar sonreirle mientras le observaba dormir. En ese preciso momento abrió esos ojos tan preciosos que tenía y me miró, mientras yo seguía sin quitar mi sonrisa de la cara mientras le observaba.

- Que pasa preciosa, como has dormido?-. Se acercó y me pegó un pequeño beso en la frente, sin dejar de abrazarme. Era la primera vez en años que me sentía segura, que sentía que no podian hacerme daño, era la primera vez desde que lo dejé con Castiel que me sentía así.

- La verdad es que no puedo quejarme, ¿y tu como has dormido?-. En ese momento me abrazó con mayoor fuerza mientras me atraía mas cerca de su cuerpo.

- Increiblemente bien, ademas, que lo primero que vea al despertar sea a ti es de las cosas mas bonitas que hay.- Todo esto lo dijo con una voz somnolienta, creo que seguía medio dormido y aunque era lo que sentía, no era del todo consciente de las palabras que estaban saliendo de su boca, aun así, no pude evitar sonrojarme.

Me levanté suavemente mientras me dirigía a la cocina a preparar el desayuno para ambos, era lo mínimo que podía hacer despues de como me había tratado y cuidado la noche anterior. Me decidí a hacer tortitas con sirope de chocolate y dos cafés. Mientras estaba terminando de hacer las tortitas se levantó y se sentó en la isleta de la cocina en la que estaba depositando los platos con las tortitas. Me sonrió.

- Anoche me besas y hoy me despiertas con este desayuno de reyes, cualquiera diría que quieres que caiga en tus redes- Soltó riendose. Le miré y me reí.

Nos sentamos para desayunar y cuando terminamos le pedí a Nath que me llevase a mi piso, ya que quería ducharme y cambiarme para esa sorpresa que tenía pensada él. Me acercó y cuando fui a entrar pudé ver una nota pegada en la puerta del piso.

"Querida Osita:

Sé que esta noche no me he comportado como debía, que tu y yo no somos nada y que no debería de haberle asestado ese puñetazo a Nath. Tambien se que no me he comportado de manera correcta contigo, despues de todo lo que te hice pasar no podia pretender que me perdonases de la noche a la mañana. Pero quiero intentarlo, intentar ganarme tu perdón. He estado varias horas esperando tu regreso, pero no has vuelto, asique supongo que te irias con la rubia. En fin, solo espero que aceptes mi oferta y que, cuando tu te sientas preparada, podamos quedar para tomarnos un café. Aquí te dejo mi numero XXX- XXX- XXXX.

Besos, Castiel"

Leí eso y me quedé en shock. No sabía como reaccionar, pero ahora mismo tenía claro que ni él ni nadie iba a arruinar el día con Nath. Entré en mi casa, dejé la nota sobre mi escritorio y me duché. Cuando terminé de arreglarme salí y Nath estaba esperandome con la moto ahí. Mientras estaba dentro debió de aprovechar para ir a una tienda cercana, porque tenía una rosa en la mano que me entregó cuando me acerqué a él. Le abracé fuertemente. Cuando nos separamos me dió un casco, no sin antes vendarme los ojos. Mientras me pasaba la cinta por los ojos me susurró

- Cuando nos montemos en la moto agarrate fuerte a mi, y no te quites la venda en ningun momento. Quiero que sea todo una gran sorpresa-. Me sonrojé.

Nos montamos en la moto, y mientras estaba abrazada a él, no podía de pensar en como estaba tratandome, en como me estaba haciendome olvidarme de todo y en como se preocupadaba y me cuidada. ¿Quizás sentía algo por Nath? No lo sabía, y en caso de ser así, no sabía si quería admitirlo. No podía sacarme de la cabeza todo el daño que me había hecho Castiel en un pasado, y bajo ningun concepto, quería volver a pasar por algo ni minimanete parecido.

Llegamos a nuestro destino, me bajé de la moto con su ayuda y me quitó el casco. Escuché como guardaba las cosas en la moto y me agarró de la cintura y de la mano indicandome que diese unos pasos hacía el frente. Derrepente nos paramos, y sentí como me quitaba la venda de los ojos. Los abrí y ante mis ojos no me creía a dónde me había traido... Estabamos en la entrada del parque de atracciones! No pude evitar sonreir de oreja a oreja al ver lo que tenía ante mis ojos y me lancé a abrazar a Nathaniel. Cuando vivía en la ciudad había querido ir al parque de atracciones, pero siempre, por diversos motivos, había ocurrido algo que lo había impedido. 

- Wow preciosa, ten cuidado que casi me tiras. -. Me dió un beso en la frente- Venga vamos, que tenemos que montarnos en todas las atracciones!

Entramos en el parque, y comenzamos a montarnos en todas las atracciones. Ibamos de arriba a abajo, riendonos, gritando y pasandolo como niños pequeños. Nos montamos en todas y cada una de las atracciones y corriamos de un lado a otro cogidos de la mano. Casi al final de la tarde nos sentamos a tomar un helado dentro del parque para descansar de toda la adrenalina que estabamos viviendo. Comenzamos a hablar de cosas triviales mientras reiamos y devorabamos nuestros helados. No para de sonreir y era como si mis problemas no existieran estando a su lado. No sabía como agradecerselo, no sé que habría sido de mi ni ayer ni hoy si no fuera por el.

- ¿Por qué eres tan bueno conmigo Nath?-. Le musité.

- Parece que no lo ves, te quiero, como amiga y como más que ello, y todo lo que pueda hacer por verte aunque sea minimamente mejor voy a realizarlo. Ese pelirrojo no supo valorarte, y no quiero que por ello sientas que vales menos. Vales millones Elena, ¿me escuchas? y voy a hacer que te des cuenta de eso.

En ese momento no aguanté más y le besé suavemente en la mejilla. Se que le pilló por sorpresa cuando me aparte ligeramente de él sonriendo y pude ver su cara. No pude evitar reirme. Despues de eso nos levantamos y seguimos recorriendo las pocas partes que no habiamos explorado del parque de atracciones.

Cuando este cerró nos fuimos a un club cercano, empezamos a beber cervezas mientras bailabamos al ritmo de la música. Es como si solo el y yo existieramos en ese momento, nuestros movimientos, nuestras risas y nuestras miradas. Me hacía sentir viva, me hacía volver a estar segura.

Vuelta a la ciudad // CDM // CastielxSucretteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora