XVIII - Jonathan.

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*CASTIEL*

Apenas pudé despejar mi mente, durante toda la noche solo había un pensamiento que ocupaba mi cabeza. Sabía que ella no podía confiar en mi despues de todo, pero, necesitaba agilizar las cosas y conseguir resolver esta situación con la mayor brevedad posible. 

Durante mis meses en casa de Lysandro mientras comenzaba a aprender a controlar mis instintos más primarios, pude observar como, Lysandro era una victima más de esta situación. Ahora que compartiamos condición, pudo contarme como todo llego a esta situación. Por lo que me contó, al que llamaba su padre no era su verdadero padre. Cuando Leight y él apenas tenian conciencia, él atacó a su padre en un ataque de sed de sangre, matandolo en el acto. Tras este ataque repentino, a modo de "compensación" convirtió a su madre y se los llevó a ellos junto a el a la mansion en la que siempre han vivido. Los primeros años ellos apenas se entraban de lo que pasa a su alrededor, hasta que llegarón a los 18, momento en el que su "padre" los convirtió. Desde entonces, los obligaba a hacer cosas repugnantes, como la que yo había presenciado le día que descubrí todo. Lys y Leught no querian hacer daño a nadie, se adaptaron de manera rapida a controlar sus institntos y se alimentaban unicamente de sangre animal. En cambio, su padre, adoraba hacer sacrificios humanos y jugar con los mundanos a la par que los hacía sufrir. 

Desde ese día, decidimos que, pese a que el "padre" de Lysandro tenía muchos años y experiencia a sus espaldas, debiamos de hacer algo, debiamos evitar que siguiera haciendo daño a personas inocentes, y si eso suponia tener que matarlo, era algo que no ibamos a dudar ni un solo segundo. Poco a poco fuimos hurdiendo planes, organizando estrategias a traves de las cuales consiguieramos acabar con la vida de ese inmundo ser. Con lo que no contaba era con la vuelta de Elena.

Estaba tumbado en la cama, sumerjido en los pensamientos de acabar con ese bastardo, cuando un sonido me sacó de mi profundo trance. Era mi telefono, una llamada entrante de Lysandro.

- ¿Que pasa tío?

- Me acaba de llamar Elena. - Me sobresalté y levanté de la cama de un bote. Se me descompuso la cara totalmente.- Me ha contado que hoy ha estado hablando contigo, que le has pedido tiempo y que ahora mismo no podía contarle lo que estaba pasando. Yo tambien le he pedido lo mismo, que cuando pudiesemos, ambos le ibamos a explicar con total claridad el asunto. Pero estaba destrozada Castiel... Necestimos hacer algo cuanto antes, por ella, por nosotros y por que las futuras victimas de el desgraciado de mi padre sean la mínimas posibles.

Asentí, colgué y me dirigí al instante a su casa. Cogí mi moto y en un abrir y cerrar de ojos estaba frente a la inmensa puerta de su domicilio. Le llamé por telefono para que me abriese, pero hubo alguien que se me adelantó.

- Hola, Castiel... ¿Como tu a estas horas por aqui?

Ahí estaba él, Jonathan, el "padre" de Lysandro. Podía decir con total seguridad que su rostro era lo que más me desagradaba sobre la faz de la tierra. No podía soportar verme reflejado en sus ojos negros, verme reflejado en los ojos del hombre que nos había arruinado la existencia a mi mejor amigo y a mi, y por el cual, ahora, la persona a la que más quería en este mundo, estaba sufriendo. Lo unico de lo que tenía ganas era de hundir mi puño en su faz, de arrancarle esa sonrisa que tanto me irritaba, pero lo unico a lo que me limite, es a lucir mi mejor sonrisa a la vez que inventaba una excusa para justificar mi visita a altas horas de la noche. 

- Hola, Jonathan... Siento molestaros, es que debo de hablar con Lysandro, hay alguien que no logro sacar de mi mente y....- Levanté la mirada al escuchar como reía de manera sarcastica.

- Oh... ¿Esa sucia humana de nuevo? Creía que ya la habías superado... Deberías de ignorarla, para lo único que son utiles los humanos, es para utilizarlos de tentempié.- Rompió en una grave y desgradable risa. Que se refiriese así sobre Elena, hacía que me hirviese la sangre. Mis ganas de matarlo aumentaban por momentos, y estaba seguro de que un minuto más a su lado y no conseguiría controlar mis ganas de lanzarme a su cuello. 

En ese momento, como si Lysandro estuviese leyendome la menta, apareció para salvarme de tan desagradable situación.

- Oh, hola padre.- Dijó con la más falsa sonrisa en el rostro. - Castiel, vamos, vayamos a la azotea. 

Me dirigí al interior de la vivienda y me dispuse a seguir a mi amigo, dejando atrás al repugnante ser con el que queria acabar.

Vuelta a la ciudad // CDM // CastielxSucretteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora