XXVI - Valentía.

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Castiel acababa de marcharse, tenía el corazón en un puño, no podía creerme todo lo que me estaba ocurriendo, pero hay de una cosa de la que estaba totalmente segura: No me iba a permitir perder a Castiel esta vez, sabía que estaba en peligro y me negaba a quedarme de brazos cruzados mientras que ellos se enfrentaban a Jonathan y más, cuando se habían adentrado dentro de la mansión con ese loco por los pasillos para salvarme de aquel infierno. En ese momento, Leight se levantó.

- Rosa... Ya sabes, pon el plan en marcha. - Leight me dirigió una mirada.- Tienes que confiar en nosotros, yo me voy a ir ahora en busca de Castiel para ayudarle a él, Lysandro y Nathaniel.- Me levanté furiosa del sofa.

- ¡No pienso quedarme aquí de brazos cruzados!- Leight me dedico una pequeña sonrisa.

- Tampoco contaba con que lo hicieras.- Le dió un pequeño beso a Rosa y se marchó.

Mi amiga empezó a contarme todo, los de los vampiros, los hombres lobo, Jonathan, la familia de Lysandro, Castiel... Estab totalmente estupefacta. No podía creerme todo lo que Rosalya me estaba contando.

- Pero... ¿Si son vampiros por que pueden salir a la luz del sol?

- Eso es un tópico, Elena. - De contestó Rosalya.

- Mmm... ¡Pero yo los he visto comiendo cosas con ajo!

- Oooootro tópico- Dijo con voz burlona

- ¿Y lo de reflejars...- No me dejó terminar.

- Otro más. - Se dió la vuelta y me dirigió una mirada. - Es cierto que existen, pero no es cierto todo lo que se nos ha contado sobre ellos. Todo es mentira, excepto lo de las estacas y las balas. Además de eso, Leight y yo descubrimos que, la sangre de una persona con cáncer, es veneno puro para su organismo.- Me quiré mirandola atónita. 

-¿Eso significa que..?

- Exacto, ahora tienes que ayudarme. Tenemos que sacarme un par de probetas de sangre y preparar un par de cosas antes de ponernos en marcha

- ¿Ponernos en marcha?- Pregunté sorprendida.

- Claro cariño, tenemos que cubrir el culo de esos 4.

La siguiente media hora pasó en un abrir y cerrar de ojos. Veía a Rosalya llena de energía y fuerzas, cosa que me alegraba despues de los días que habíamos pasado. Preparamos una especie de comprimidos con un concentrado de la sangre de rosa, además, sacó del armario dos grandes bolsas con ametralladoras y una gran cantidad de munición. Me agaché y observe la munición. ¿Era eso...

- Plata. Son balas de plata. Si les disparamos con esto cerca del corazón los destruiremos pero, hay que tener cuidado, herir a uno de nuestros chicos con una de estas podría resultar mortal también.

Nos subimos en el coche y nos dirigimos a la mansión, pero esta vez, no entramos por la partte delantera, entramos por un camino lateral que Rosa parecía conocer a la perfección. Me sentía realmente nerviosa, escuchaba un gran cantidad de gritos y gemidos de sufrimiento, sabía que se estaba librando una batalla allí dentro, pero no sabía si estaría preparada para soportar tal escena. Llegamos a un lateral de edificio, una vez allí subimos por una escalera que nos llevó a el tejado. Una vez allí arriba Rosalya subio la escalera hasta dejarla totalmente recogida para que nadie pudiese subir y pillarnos desprevenidas.

Nos asomamos al tejado y miramos alrededor. Ví una gran multitud de ellos y cuando me fijé con un poco más de detalle los ví. Ahí estaban los tres, siendo rodeados al menos por una treintena de esos asquerosos secuaces de Jonathan. Me giré y le grité a Rosalya que agarrase su arma. No sé si fue por la adrenalina del momento, por la situación limite o por ver a mi pelirrojo en apuros pero, no me reconocía a mi misma.

- ¡AGACHAOS!- Grité

Acto seguido Rosa y yo descargamos un par de cargadores en esos sucios chupasangres. Cuando ví que el ultimo calló al suelo, cesamos el fuego. No veía movimientos y temía lo peor. Derrepente ví el pelirrojo se levantaba y miraba hacía dónde nos encontrabamos. En ese momento nos divisó y pude ver como una pequeña sonrisa se reflejaba en su rostro. No pude controlas que unas cuantas lagrimas de alegría recorriesen mis mejillas.

Vuelta a la ciudad // CDM // CastielxSucretteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora