No quería, la idea de convertirla me parecía atroz, pero ¿Acaso tenía otra opción? ¿Que es lo que realmente debía de hacer? Ella había recibido esa bala por mi, para protegerme, por eso estaba entre mis manos, desangrándose, sintiendo como la poca vida que le quedaba se esfumaba. Egoistamente quería convertirla, no quería perderla, no podía permitirme perderla. Ella... Ella era mi motivo para luchar día tras día, la que había creído en mi y no me había abandonado. Yo no podía dejarla así. Tome la decisión, había que convertirla.
- Chicos, creo que debemos... convertirla. No puedo dejar que se muera...
- Bien Castiel, pues muerdela, pero recuerda, debes de controlarte, y más con la sangre que ha perdido...-Un momento ¿yo? ¿Acaso tenía que morderla yyo?
- Esto... Co-mo...- Leight me agarró de los hombros.
- Tu puedes ¿vale? Sé que puedes, eres fuerte y sé que tu amor por ella hará que pares en el momento justo.
Asentí, pero no podía evitar tener un miedo atroz. No sabía si mi sed de sangre iba a ser superior a mis fuerzas e iba a hacer que no consiguiera controlarme. Mientras que me tranquilizaba Lysandro consiguió sacarle la bala de tal forma, que ya estaba, había llegado el momento. Me acerqué a ella y le aparte el pelo del cuello. No podía evitar que el pensamiento de no controlarme y acabar con su vida revolotease mi cabeza, motivo por el que comencé a llorar sin ningún tipo de medida. Le susurré que la quería y clavé mis colmillos en su cuello. Era la primera vez que bebía de una persona humana, su sangre era dulce y era en cierto modo adictiva, estaba la parte racional que me decía que debía de parar y que debía de consumir lo justo y necesario para su transformación y la parte que quería devorar hasta la última gota. Empecé a escuchar gritos, pero estaba tan concentrado en lo que estaba haciendo que apenas podía escucharlos. Cerré los ojos y comencé a pensar en ella y en todos los momentos vividos, en su sonrisa, sus caricias el sonido de su risa o la simple manera en la que arrugaba la nariz cuando se enfadaba. En ese momento paré. No sabía si había bebido demasiado, pero mire al resto, interrogante por si la había salvado o había acabado con ella.
- No te preocupes Castiel, estará bien.- De pronto escuchamos una voz que comenzó a reírse de dificultosa manera. Todos nos dimos la vuelta.
- Que patético eres querido Castiel, maldigo el día en el que decidí convertirte en vez de acabar con tu vida. Mi benevolencia me ha jugado una mala pasada.- No recordaba que ese hijo de puta seguía con vida. Me acerqué a él y saqué las capsulas con la sangre de Rosa que teníamos. Pese a tener una bala de plata alojada en la columna, ahí seguía, parece ser que es real lo de que bicho malo nunca muere. Abrí su boca a la fuerza, seguía teniendo una gran fuerza pese al deterioro de su estado, pero ya no era rival para mi. Le metí unas cuantas capsulas en la boca y cerré su boca, obligan dolo, para que las capsulas se partiesen y no tuvieran chance de sobrevivir.
En ese momento comenzó a emitir gritos de dolor, cosa que me asustó e hizo que retrocediese. Su cuerpo empezó a convulsionar hasta que, poco a poco, convirtió en un cumulo de ceniza. Cuando vi eso no pude hacer otra cosa que suspirar largamente de tranquilidad.
Me dirigí a Lysandro y Leight y los abracé con fuerza. Lo habíamos conseguido. Abracé fuertemente a Nathaniel, sin él, tengo claro de que nada de esto podría haber sido posible. Cogí a Elena en brazos, aún inconsciente y me dirigí a un habitación del piso superior a dejarla descansar. Tenia que recuperar fuerzas y nosotros, debíamos de recoger un poco la mansión. Todo estaba lleno de cúmulos de cenizas de los vampiros caídos y de rastros de sangre de los licantropos heridos. Leigth dejó en otra habitación a Rosalya descansando y les dijimos a Nathaniel y a su manada que podían quedarse el tiempo que necesitasen para descansar, y que no sabíamos como agradecer la gran ayuda que nos habían brindado.
Tras esto comenzamos a recoger todo, había mucho por hacer aunque todos lo hacíamos con una sonrisa en la cara, sabiendo, que nuestra pesadilla, por fin había terminado.
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Vuelta a la ciudad // CDM // CastielxSucrette
FanfictionElena era una joven de 20 años que volvía a la ciudad en la que vivió anteriormente tantas cosas para terminar sus años de universidad. La ciudad que la vio crecer, enamorarse y como le partieron el corazón. Volverá a ver a sus amigos, pero inevitab...