Capítulo 11: Amor

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El amor es algo muy complicado, que la mayoría no puede comprender, un sentimiento enorme que cambia a las personas. Solo el que lo ha experimentado sabrá cómo se siente, y se le hará prácticamente imposible de explicar, después de todo las palabras de quedan cortas.

Te motiva a ser mejor por aquel otro, quieres que te mire y sonría pensando que eres genial. Te apoya moral y sentimentalmente, impulsándote a lograr cosas que nunca imaginaste que alcanzarías. Te hace feliz, una dicha que nunca termina no importa cuánto tiempo pase, y que la distancia solo hace más fuerte.

No son solo mariposas en el estómago, ni momentos lindos, ya que eso se volvería pasajero. El amor de verdad es resistente para afrontar todo, florece en algo más maduro y complejo, menos egoísta y envidioso. Te pone a pensar más en el bienestar de alguien más, que, en el propio, y antepone las necesidades de la otra persona, quien está allí para ser complemento.

Estaba a punto de salir cuando tocaron la puerta. Así que él se dispuso a abrirla, encontrándose con Brienna. Esta sonrió y le tomó por un brazo, pasando sus dedos con delicadeza por él.

– ¿Qué quieres? –dijo enojado.

–Pues tú lo sabes, ¿qué te pasa? ¿Estás mal? –comentó ella preocupada.

–No es eso, tengo asuntos que resolver –negó con seriedad.

– ¿Y me vas a decir que estorbo en todo eso? –preguntó entrecerrando los ojos.

–Así es.

– ¿Es por tu esposa? A todo esto, ¿dónde está? Pensé que me la presentarías –dijo con una sonrisa.

–Fue a visitar a un amigo al hospital –inventó, no quería decirle que se había ido.

– ¿El que siempre me apuntaba desde un edificio? Ya me preguntaba en dónde podría estar –comentó poniendo una mano en su barbilla–. Verás, Raúl me dijo que no lo vio en ningún lugar. No es que tenga nada en contra tuya, pero es malo no tener seguridad, podrías haber puesto a alguien más, ¿o es que no confías en nadie? Eso suele suceder cuando tienes traidores, es claro –enunció encogiéndose de hombros.

– ¿Quién te dijo eso? –pensaba que el asunto de la traición estaba siendo tratado en las sombras.

–Alguno dijo... y el chisme se esparció, tú sabes de qué va todo esto. Justo ahora estás como el más vulnerable, quizás alguien pronto toque a tu puerta con malas intenciones.

–Ya me encargaré, tengo que irme, déjame –dijo él, saliendo y empujándola para cerrar la habitación con llave.

–Hey, no seas malo. Venía a ofrecerte mis servicios, aunque bueno, si no aceptas de todos modos lo haré, como amiga tuya que soy. Me quedaré unos días más por aquí para ayudarte –su sonrisa se ensanchó–. ¿Qué opinas?

–No me parece. Vete mañana a primera hora –dijo mientras caminaba a la salida.

–No puedo, nos estamos trasladando, –los Krovavyy Rubin– así que mientras tanto, no tengo hogar. Si me hospedas quizás consigas nuestra ayuda en un futuro, lo prometo.

Ciertamente un grupo como Krovavyy Rubin era fuerte, tenerlos como aliados era una gran idea, pero si te debían un favor, aún más. Podía evitar que Brienna se acercara a él, así que el hecho de tenerla allí no parecía ser un problema.

–De acuerdo, pero espero que cumplas tu promesa –dijo él mirándola de reojo.

–Por supuesto. No te preocupes, solo serán un par de días.

El Diamante EscarlataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora