Capítulo 16: Dolor

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El dolor podría significar dos cosas. La primera siendo la recepción de terminaciones nerviosas sensitivas especializadas, o fácilmente dicho, como lo que sientes al herirte. Aquel quizás ardor o punción aflictiva, que nos hacía hasta llorar en algunas ocasiones. No habrá alguien que nunca haya experimentado esta clase de dolor, siempre de niños se habrán caído y sufrido, o se cortaron con un papel. Pero cuando aquello va más lejos y hablamos de una puñalada o balazo, el tipo de dolor pasa a ser uno más serio.

La segunda manera de verlo, era cuando sentías pena, tristeza o lástima. Normalmente con la pérdida de algo, ya fuese un objeto, una mascota o una persona. Cuando alguien fallecía.

El viaje tomó quizás cinco horas. Joselyne nunca había ido allí realmente, aunque se hizo una idea de cómo era el lugar, cosa totalmente errónea. Ciudad Blanca no era fea, para nada, al menos para aquellos que valoran la refulgencia y los edificios, muchos de ellos, alumbrados bellamente con luces amarillas, azules y rosadas. Como si el lugar realmente cobrase vida de noche. Autos rondaban de un lado a otro por las concurridas carreteras, y las personas abarrotaban los pequeños negocios por aquí y por allá, las mujeres con vestidos especialmente cortos y mostrando demasiada piel, los hombres se veían más casuales, aunque sin piercings o cosas que mostrasen una mala vida, al menos en el centro de la ciudad. Los hoteles eran enormes, tanto así, que al pasar al lado de uno no se le podía ver la punta. Y una gran fuente decorada con luces turquesas, hacía hermosos movimientos, subiendo y bajando torres de agua en diferentes patrones. El sonido debía ser ensordecedor, pero al menos, dentro del auto en el que iban, no se notaba por los vidrios cerrados.

Kael manejaba con Alexhander por copiloto. Mientras en la parte trasera estaban Joselyne y Richard, quien se ofreció a ir especialmente para hacerse cargo del escarmiento del traidor en su equipo. Se le veía un tanto intranquilo, como si no pudiese creerlo, pero intentase aceptarlo. Y era comprensible, Alexhander dijo una vez, que él confiaba en todos, ahora, ¿cómo lo haría el subjefe con su equipo especial? Sería como si al mismo líder lo traicionase uno de sus más allegados.

Tardaron un buen rato dando vueltas hasta salir del centro, la ciudad era inmensa. Y el lupanar de Adil se encontraba en una parte oscura y con clara relación a las drogas. Por allí la gente no se veía "bien vestida", sino con camisas rotas. En cualquier esquina sombría se podía ver a mujeres semidesnudas besándose con algún tipo, todo esto haciendo que Joselyne mirase a otro lugar. Si bien toda la urbe era un pueblo de pecado, no se apreciaba tan bien como en aquellos "barrios bajos". Kael finalmente se detuvo frente a un bar, este con letras grandes en neón rojizo que decían Sweet BAR. Él, saliendo por la derecha, aprovechó para abrirle la puerta a Joselyne, encontrándose luego con Richard y Alexhander frente a la estancia, el último esperándola para darle la mano. Al menos hasta llegar frente al dueño del local.

–Ahora verás porqué dije que tu bar era caro –susurró él a su oído. Joselyne lo miró a los ojos un momento, siguiendo a Richard hacia el interior, quien ya había hablado con el guarda con mala pinta de afuera.

Dentro, la luz carmesí estaba por doquier, volviendo cada color más oscuro. El pelo y ojos de todos reflejan en brillo rojo. Aunque el cabello de Joselyne resaltaba un poco, centellando algo fosforescente. El lugar tenía un olor similar a la orina y el cuero gastado. Aun así, Alexhander nunca la soltó, guiándola entre la muchedumbre, todos hombres, que miraban hacia la enorme tarima con tubos metálicos resplandecientes. Allí bailaban mujeres en ropa interior negra, con movimientos delicados al lucir sus piernas y demás dotes natos, aunque una que otra estaba notoriamente operada. Los varones con miradas lujuriosas en sus iris y casi saliva saliendo por sus bocas, unos que creían no ser vistos hasta se tocaban sus partes íntimas. Joselyne repentinamente sintió ganas de vomitar, girando su cabeza hacia otro lugar con fuerza.

El Diamante EscarlataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora