El pasado es algo que atormenta a muchos, les vive carcomiendo la mente sin dejarlos tranquilos un solo instante. A cada momento que se trata de iniciar de nuevo, este viejo amigo viene a molestarte y no dejarte hacer lo que quieres. Por eso en el presente se recomienda hacer lo mejor posible, para que cuando ese "ahora" se convierta en el pasado, no sea algo de lo que nos arrepentimos o molestamos.
A veces este mal no es causado por uno mismo, sino por alguien más, que te mueve bajo hilos y te lleva a hacer lo que te ordena. Cuando uno es inocente ni se entera, pero también es algo malvado destruir aquel candor y pureza que todos llevan al ser niños.
Joselyne estaba acostada en la cama de una máquina de tomografía axial computarizada. ¿Por qué? Pues porque Kael dijo que debían hacerle todos los exámenes necesarios, aunque ella comentó que no era necesario. Entonces esperaba pacientemente a que el examen terminara para que luego la llevaran a un quirófano a extraerle la bala, medidas... un tanto extremas, ya que según escuchó, el proyectil no causó tanto daño en su pierna como para necesitar reconstrucciones o demás. De momento le habían puesto anestesia en la zona afectada para que no le molestara. Y previamente le habían hecho un ultrasonido, donde su bebé resultó estar perfectamente.
–Espero estés feliz con esto –comentó ella al terminar, sentándose para luego bajar del aparato. Kael había abierto la puerta de la habitación y la estaba mirando con los ojos entrecerrados.
–Créeme, me siento más seguro, al ver que todo está bien... excepto por una cosa. Querrás verla –mencionó girándose de vuelta a la sala adjunta, donde estaba el doctor. Joselyne lo siguió renqueando.
–Señora, ¿ve eso de ahí? –preguntó el doctor, un tanto joven con ojos y cabellos marrones. Señaló un punto blanco pequeño, a la altura de donde debería estar el ombligo.
–Así es –respondió ella esperando a que el hombre continuase con lo que decía. Joselyne se ajustó algo la bata blanca de hospital que la incomodaba.
–Esto es un cuerpo ajeno. Un objeto no perteneciente al organismo –informó el doctor y acercó la imagen–. Para ser exactos, parece una especie de... gema, envuelta en plástico. He visto casos donde llevan droga forrada en ese material, así que lo reconozco, pero en lo de la piedra preciosa no estoy del todo seguro.
–Me dijo antes que de ser una, tendría el tamaño de la yema de un dedo, ¿sabes lo que eso significa? –cuestionó Kael con tranquilidad. Aunque ella se sintió un tanto mal de saber que algo no bueno estaba allí.
– ¿Que deberán extraerlo? –replicó Joselyne un tanto asustada. No quería que le abrieran el abdomen.
–Aparte de ello. ¿Cuándo pudieron hacerte esto? –insistió Kael. Ella inconscientemente se tocó la barriga, donde recordaba, había una fina cicatriz sobre su blanca piel.
–Luego... de que salí de Oro Negro, estuve inconsciente unos días.
–Y el diamante escarlata lo tenían ellos, ¿no?
–Así es. Pero no puede ser esto, debieron llevárselo –dijo confundida.
–Alex lleva años buscándolo por tierra, mar y aire. Desapareció hace tres años, justo cuando ese cártel cayó. ¿Dónde más podría estar? Además, yo mismo lo vi. Tienen, ese y este, –señaló la imagen– el mismo tamaño.
– ¿Estás enojado por ello? –inquirió. Sinceramente ver a Kael tan serio le daba miedo.
–Para nada –sonrió amablemente, tranquilizando a Joselyne–. Podría entender el pensamiento de Oro Negro al hacer eso. Y si nuestro propósito siempre fue tener el diamante, ¿qué mejor que lo poseyeras tú? Aunque me siento un poco estúpido de enterarme hasta este momento, que siempre lo tuvieses tú.
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El Diamante Escarlata
AksiJoselyne es una chica llena de aburrimiento en su vida como recepcionista. Una noche se ve raptada por un hombre de ojos gris azules quien le propone un simple contrato, ayudarla con su negocio y conseguir el diamante más caro del mundo, o morir. Pe...