La soledad te hace sentir vacío y de cierta manera te lleva al miedo o terror. Algunos se acostumbran a vivir con ella, otros no pueden sentirse solos porque les semeja a la muerte.
No necesariamente se debe a que no estés en compañía, puedes tener amigos, familia y demás que si no estás con quien quieres estar te sentirás en soledad.
Es algo que afecta de manera negativa a las personas, en especial a las que sin saberlo realmente se sienten solas. Se niegan a sí mismas tal sentimiento, se bloquean a sentirlo, y eso solo empeora las cosas. Porque los sentimientos son compartidos entre la mente y el corazón, los dos sentirán lo mismo pero lo dirán de formas distintas.
El aire frío estuvo presente en su rostro apenas se asomó por las cobijas. Había dormido con la cabeza bajo ellas, con miedo sin duda. ¿Y si llegaba Alexhander a forzarla en algún momento? ¿Cómo se defendería? No podía confiar en la palabra de un criminal, menos siendo un narcotraficante. Ella ya tenía su propia historia con ellos.
Unos suaves toques en la puerta la alarmaron. Estaba sudando por todas partes y cansada de estar tan atenta a todo.
–Adelante –dijo ella limpiando su cara con las sábanas.
–Buenos días, señorita –comentó Kael con una sonrisa al entrar. Tenía una bandeja de desayuno en las manos. Llevaba el cabello suelto, largo sin duda pero no como el de Alexhander.
–Buenos días –contestó ella tímida.
–Le he traído el desayuno y Alex me ha encargado hacerle un tour por el lugar para que conozca las instalaciones y su funcionamiento –ahora eso le daba pereza, quería estar encerrada aquí en el cuarto dorado sin moverse.
– ¿Es necesario? –preguntó con el ceño fruncido.
–Sí, así aprenderá lo que necesita –respondió amable.
–No planeo quedarme mucho tiempo, solo ayudarle al señor Seermont con sus problemas e irme luego –dijo recibiendo los huevos revueltos con tocino.
–No le diga eso a nadie, aquí las paredes escuchan. Y procuré llamar a su esposo por su nombre o como tal, "señor Seermont" no aparenta cariño. Por otra parte lo que Alex más quiere es encontrar el diamante ese, comparto la pasión por las joyas pero no tanto como él, ya verá hoy a lo que me refiero –era más complicado con cada cosa que decía, ¿qué tanto debía sacrificar de sí misma en esto?
– ¿Y dónde está él? –probó aquel desayuno y vaya si estaba delicioso. Nada parecido a su café mañanero de todos los días monótonos de su vida.
–Oh, tuvo que marcharse temprano. Al parecer se complicó una entrega – ¿drogas o joyas? ¿O serían tal vez personas?
–Entiendo.
–Ande, termine. Paso por usted en una hora –dijo saliendo de la habitación cerrando la puerta tras de sí. Ella misma había elegido aquella jaula de oro.
M
–Esa la cortadora manual para chapa –comentó Kael señalando una máquina que a Joselyne le pareció igual a las otras, realmente no encontraba sentido a ello–. Por allá la máquina de corte automático de las cadenas, la práctica prensa hidráulica y la de cierre de mosquetón –y más nombres raros–. Trabajamos también el metal. Hacemos anillos, pulseras, pendientes y más. Pero lo más especial son los diamantes.
Entonces caminaron a la izquierda, todas las máquinas plateadas cambiaron por unas blancas que brillaban de verde y rojo con luces que cortabas a través de las cosas.
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El Diamante Escarlata
AksiJoselyne es una chica llena de aburrimiento en su vida como recepcionista. Una noche se ve raptada por un hombre de ojos gris azules quien le propone un simple contrato, ayudarla con su negocio y conseguir el diamante más caro del mundo, o morir. Pe...