Es algo muy difícil el ser fuerte, sobre todo porque la vida constantemente nos pone a prueba, quizás es eso mismo lo que nos hace superarnos y crecer. Nadie nace con esta habilidad, los que la tienen la consiguen cayendo y levantándose de nuevo, sabiendo que no importa qué, deben continuar.
Pero hasta el más valiente se desploma en una situación adversa, en la cual el miedo y la ansiedad le golpea. Porque, aunque seas el mejor, siempre podrás caer de nuevo. Se diría que al fuerte nada le importa, pero es lo contrario, solo que a lo malo le ve el lado bueno, e intenta salir adelante.
El fuerte debe proteger a los débiles y enseñarles cómo semejarse a él, ya que este sobrevive sin nada y recupera lo perdido. Pero al final se da cuenta de que por más fuerte que sea siempre tendrá miedo de algo y se vuelve como cualquier otro.
– ¡¡Ayuda!! –gritó sintiendo como se quedaba sin voz. Ya hasta le era difícil respirar, se estaba cansando de estar en la misma posición, y la sangre fría que tenía en sus manos, era pegajosa y se empezaba a secar.
¿No estaría Kael muerto ya?
Quizás morir sería mejor que una cruel agonía, aunque él no había despertado. Ella no se había vuelto a tomar el tiempo de oír su pecho.
– ¡¡Ayuda!! –exclamó de nuevo.
No sabía qué hacer, estaba todo oscuro, y eran pocos los disparos que se escuchaban, quizás ninguno era audible en algún punto. Pero había algo que no cambiaba sin importar el tiempo, su mano estaba firme sujetando el pecho de Kael, con fuerza para que no muriese. Aunque su subconsciente le decía que ya estaba muerto.
– ¡¿Hay alguien?! –se escuchó la voz de una mujer, ese pequeño cambio despertó a Joselyne de su pánico.
– ¡¡Aquí!! ¡Ayuda! –gritó. Luego vio a la mujer correr hacia ella, era la empresaria que los había enviado allí, cierto... venía con ellos.
– ¡Señora! –dijo sorprendida, pero luego miró el cuerpo en sus brazos, quedando paralizada. Ella no sabía, ni realmente le importaba, porqué estaba así.
– ¡Alessia, escúchame! Ve y busca a alguien, o ayúdame tú. ¡Llama a una ambulancia o has algo! –le dijo rápidamente, pero ella notaba el claro temblor en su voz.
– ¿Señora, y si ya murió? –dijo Alessia con ojos de espanto.
–No ha muerto. ¡Corre! –aunque era algo que no podía asegurar. Pero la Joselyne que aún sostenía el pecho de Kael, le decía que todavía no había fallecido.
La mujer corrió, y allí siguió ella esperando. Quizás también corriese como Blake, del cuál era un misterio su paradero. Afortunadamente Alessia llegó un momento después.
–Alexhander –dijo Joselyne al verle, en un suspiro de alivio.
Este se quedó mirando la escena un momento, con ojos de dolor, pero luego volvió a la actitud de jefe de nuevo. Unos hombres se acercaron tras él con sus armas, de seguro sus soldados. Todos estaban serios y un poco asustados. Bueno después de todo Kael debía de ser su superior.
– ¡Giovanni, llama al hospital más cercano! –dijo con voz de mando– ¡Matteo, Franco! ¡Busquen un auto en el cual trasportarlo!
– ¡Luigi, Simone! ¡Ustedes ayúdenme a moverlo!
Los hombres se movieron a ambos lados, pero Joselyne no mostró signos de soltar a Kael.
–Joselyne, suéltalo –le susurró con cuidado Alexhander, ella lo miró con lágrimas en los ojos.
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El Diamante Escarlata
AzioneJoselyne es una chica llena de aburrimiento en su vida como recepcionista. Una noche se ve raptada por un hombre de ojos gris azules quien le propone un simple contrato, ayudarla con su negocio y conseguir el diamante más caro del mundo, o morir. Pe...