Llegar a una escuela donde no conoces absolutamente a nadie es frustrante, y más si terminas por conocer a Dylan Donnet, un irritante y completo idiota, con un ego grandísimo. Que gracias a él formarás parte de una apuesta. ¿Verdad que es un idiota...
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POV SAM
Estoy en casa un jueves por la tarde, claro donde más estaría, estoy en pijama, comiendo helado y viendo una de mis series favoritas "BOB ESPONJA". Llámenme infantil, pero me gusta mucho y no tengo ningún problema en aceptarlo.
Mi teléfono estaba vibrando, es un mensaje, pero he decidido no asuntarle, porque no quería perderme nada de ningún capítulo de Bob Esponja aun así lo haya visto muchas veces.
Reviso mi teléfono después de terminar. Dos horas después.
— Es un número desconocido. Qué raro.
▬Número desconocido▬
Número desconocido: Hola, niña bonita.
Número desconocido: ¿Sammie? ¿Puedo llamarte así? Sam me suena muy simple.
Número desconocido: Responde bonita, no me ignores. Soy Dylan.
Número desconocido: ¿Por qué no respondes?
Número desconocido: Iré a tu casa. Sé que te gusta el helado de menta con chispas de chocolate, te lo llevaré.
Yo: Espera no puedes, ya es tarde.
Número desconocido: No es tarde preciosa. Ábreme, estoy afuera.
Yo: ¡Imposible!
El timbre suena, bloqueo mi celular y me asomo a la ventana, ahí estaba él. No mentía en eso, de que vendría. Son las nueve de la noche, mi madre aún no viene. Obviamente no lo dejaré pasar.
El timbre suena de nuevo. No sabía si abrir o dejarlo afuera hasta que se canse de esperar. Abrirle sería darle alguna esperanza a Dylan. Y lo que menos deseo es darle la oportunidad de que pueda lastimarme.
Finalmente le abrí después de que él tocó el timbre como cuatro veces. Salgo de mi casa, dejando la puerta medio abierta.
— Hola, bonita. — Me saluda tratando de darme un beso en la mejilla, pero no se lo permito, como lo dije antes no quiero darle pie a Dylan por ningún motivo.
— ¿Qué quieres? ¿Qué haces aquí?
— Gracias por la bienvenida. ¡Muchas gracias Sammie! — dice sarcástico
—. Te traje helado. — levanta las manos mostrándome dos potes de helado. — ¿No quieres? Sé que es tu favorito.
— ¿¡Menta con chispas de chocolate!? — Él asiente, hago pequeños brincos en mí mismo lugar, hasta que reaccionó.
— ¡Espera! ¿Cómo es que sabes que es mi favorito? ¿Cómo conoces donde vivo? ¿Quién te dio mi número? — Lo digo porque aún ninguna de las chicas ha venido a mi casa, aunque mi número imagino que se lo habrá dado Amy, aunque le haya dicho que por ningún motivo se lo dé.
