Llegar a una escuela donde no conoces absolutamente a nadie es frustrante, y más si terminas por conocer a Dylan Donnet, un irritante y completo idiota, con un ego grandísimo. Que gracias a él formarás parte de una apuesta. ¿Verdad que es un idiota...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
POV SAM
Hoy se me dio de levantarme temprano, ayer puse alarma para poder hacerlo, bueno la alarma sonó, pero la tuve que retrasar unos minutos más, ya que quería seguir durmiendo.
Ya estaba duchándome y como siempre mi madre venía a tocarme la puerta para despertarme.
— ¡Sam, levántate! Te harás tarde. — dice ella afuera de la habitación.
— ¡Verónica, ya me estoy duchando, en unos minutos bajo! — Le grito para que pueda escucharme.
Ella no responde, por lo que supongo que ya bajó.
Aún no le he preguntado a mi madre si me dará permiso para ir a la casa de playa con Dylan. Aunque creo ya saber su respuesta, ya que, si le menciono que iré con Luke y con Amy, dirá que sí.
Ella confía en ellos, no importa que haga o a donde me vaya si les menciono sus nombres no existe un no por respuesta.
Salí de la ducha y decido maquillarme, esto lo he empezado desde que he decidido dejar todo el pasado atrás y continuar mi vida y olvidarme de todo, sé que no será fácil pero tampoco imposible. Y el primer paso fue haberme deshecho de toda la ropa holgada que usaba y usar la que mi mamá me compró.
Elijo lo que me pondré el día de hoy.
Una falda negra con rayas blancas formando pequeños cuadros, una blusa de tiras negra, casaca jeans con unos botines negros con tacón.
Me miro en el espejo y sonrío para mí misma. Me veo muy hermosa y a partir de hoy no dudaré en mostrarme, ser libre y sentirme segura de mí misma sin miedo al qué dirán. Desde hoy decido ser solo yo.
Arreglo lo que llevaré hoy y salgo de la habitación, me dirijo hasta la cocina, que es donde se encuentra mi madre, está tan bella como siempre.
— Buenos días, mamá. — La abrazo y le deposito un beso en la mejilla.
— Buenos días, cariño. — responde devolviendo el beso.
— Te ves hermosa.
— Gracias mamá.
— Y espero que no vuelva a cambiar eso. — comenta señalando con su dedo mi vestimenta.
— Te aseguro que esto será permanente mamá. — Le confieso mientras tomo una manzana y le doy un mordisco.
— ¡Momentito! ¡Momentito! — dice alzando la voz, haciendo que casi me atoré con la fruta.
— ¿Qué pasó mamá? — respondo asustada.
— ¡Y ahí está de vuelta! ¿Me estás llamando mamá muy seguido? — Casi me echo a reír, pero le respondo en señal de sí. — ¿Qué es lo que quieres?
Me conoce tan bien. — Que falta de confianza me tienes mamá.
— Te conozco Sam y llamarme mamá más de una vez en menos de cinco minutos es porque quieres algo. Así que suéltalo Sam.
