OSCAR NIEMEYER

36 1 0
                                    

OSCAR NIEMEYER

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

OSCAR NIEMEYER

Arquitecto brasileño.

(1907-2012)

Para mí la arquitectura no es lo más importante. Lo importante es la vida, la gente; abrazar a los otros, vivir en paz.

No me gusta la estructura metálica, prefiero el concreto, una estructura más generosa que se adapta mejor a las expectativas de la imaginación.

Hay gente que cree que la vida no tiene perspectiva, que somos sólo hijos de la naturaleza, hormigas sin discernimiento: ahí la muerte puede ser más odiosa.

No creo en una arquitectura ideal, adoptada por todos. Sería la repetición, la monotonía. Cada arquitecto debería tener su propia arquitectura. Aprecio las cosas diferentes.

En el momento de la creación el arquitecto, como magistralmente lo hacía Machado de Assis en su escritura, penetra en el alma de quienes tendrán que convivir con su arquitectura. Hay un destinatario presentido.

Lo importante no es la arquitectura. Importante es estar contento con lo que se deja, saber que lo que uno hace es alegría para otros. Y muchas veces es necesario soñar un poco, incluso cuando sabemos lo frágil y desprotegido que se encuentra el ser humano.

Creo que todo es sensibilidad. Uno se expresa dentro de un campo limitado, por el terreno, por la forma, por la eficacia de una construcción. Uno deja también su historia personal en la obra. Cada obra, aunque sea sin querer, contiene el recuerdo de una arquitectura más antigua, de formas anteriores, de gentes, el recuerdo de una mujer bonita, de una historia.

Cada edificio es una propuesta de renovación, como los hombres que luchan ahora por la tierra, los que lucharon en la Revolución Francesa o en la Revolución de Octubre o los que intentaron pelear en Brasil hace unas décadas, todos lucharon por una vida mejor. El arte es un arma también contra el olvido. Aunque sea temporal, porque todo desaparece, y porque llegará el momento también en que no quede nadie para mirar lo construido. Pensar en eternidades es, a estas alturas, demasiado optimista. 

EPÍGRAFES FLANTÁSTICOS PARA ESCRITORESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora