VICTORIA OCAMPO

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VICTORIA OCAMPO

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VICTORIA OCAMPO

(Ramona Victoria Epifanía Rufina Ocampo Aguirre)

Escritora,  ensayista, traductora, editora, filántropa y mecenas argentina.

(1890-1979)



El hombre vale por lo que hace, la mujer por lo que es. 


Mi única ambición es llegar a escribir un día más o menos bien, más o menos mal, pero como una mujer.


El solo sujeto del que realmente puedo hablar y en nombre del cual me permito hablar con algún derecho de causa soy yo misma.


Hay libros cuya belleza formal es tan apretada, tan concluida, tan severa, que nada nuestro puede insertarse en ellos. Su superficie compacta y lisa no nos ofrece resquicio alguno. Nos queda sólo la posibilidad de aquiescencia o de rechazo.


Los hombres han hablado enormemente de 'la mujer', pero desde luego y fatalmente a través de sí mismos. A través de la gratitud o de la decepción. Se los puede elogiar por muchas cosas, pero nunca por una profunda imparcialidad acerca de este tema.


El monólogo del hombre no me alivia ni de mis sufrimientos ni de mis pensamientos. ¿Por qué he de resignarme a repetirlo? Tengo otra cosa que expresar. Otros sentimientos, otros dolores han destrozado mi vida, otras alegrías la han iluminado desde hace siglos.


Yo no soy una escritora. Soy simplemente un ser humano en busca de expresión. Escribo porque no puedo impedírmelo, porque siento la necesidad de ello y porque esa es mi única manera de comunicarme con algunos seres, conmigo misma. Mi única manera.


No se puede crear nada fuera de nosotros sin antes haberlo creado en nosotros. Lo que los hombres fuera de una minoría que bendigo, no parecen comprender es que no nos interesa en absoluto ocupar su puesto sino ocupar por entero el nuestro, cosa que hasta ahora no ha ocurrido.


Creo que, desde hace siglos, toda conversación entre el hombre y la mujer, empieza por un: no me interrumpas de parte del hombre. Hasta ahora el monólogo parece haber sido la manera predilecta de expresión adoptada por él (la conversación entre hombres no es sino una forma dialogada de este monólogo). Se diría que el hombre no siente o siente muy débilmente la necesidad de intercambio que es la conversación con ese otro ser semejante y sin embargo distinto a él: la mujer.



EPÍGRAFES FLANTÁSTICOS PARA ESCRITORESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora