34. Banyue

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Sí He Xuan no fuera un fantasma, se habría dado cuenta de que aquella madrugada era particularmente fría.

¿Pero cómo podría un fantasma saber sobre eso? Había pasado una eternidad desde la última vez que sintiera el latir de su corazón, que ya había olvidado él concepto del frío o el calor.

Las puertas de su palacio se abrieron de par en par, solo para encontrarse frente a un muro de roca.

«¡Xuan!,» pensó él Rey Demonio al tiempo que golpeó con la pala el duró suelo.

Las rocas retrocedieron lentamente, regresando ventanas y puertas a su letargico descanso.

No sé habría quedado Shi Qing Xuan atrapado a la pared todo ese tiempo ¿O sí?

Entró apresurado.
Los escombros crujieron bajo sus pies.

- Regresaste, — dijo el joven Dios desde la oscuridad.

Las pupilas del Demonio se dilataron para dejarle ver la figura de Shi Qing Xuan.

El joven Maestro estaba echo un ovillo tiritando de frío, sentado en medio de la oscuridad.

Las palmas de He Xuan encendieron una tenue llama color azul.

- Tardaste mucho. Ming Xiong, donde estabas, — dijo Shi Qing Xuan de manera despreocupada. Aún así su cuerpo tembloroso mostraba lo frío que estaba dentro del palacio.

He Xuan se acercó hasta él.

Se inclinó y lo tomo en brazos como si de un niño pequeño se tratara.

Entonces Shi Qing Xuan dejo escapar el pesado martillo de batalla que sostenía.

Todo el lugar era un desastre, los muebles, las alfombras, incluso las ropas del Maestro del Viento estaba dañadas.

¿Que había estado haciendo el Oficial durante ese tiempo?

«No era mi intención, me olvide de ti,» intento decir el joven fantasma pero a cambio, solo pudo tensar los labios y apretar más el cuerpo de aquel hombre.

- Me cansé de esperar de pié, arrastre ésto con le viento para soltarme. Lamento el desorden.

— No importa, — respondió He Xuan llevando a Shi Qing Xuan hasta su habitación. — Es hora de que descanses.

Shi Qing Xuan se dejó llevar en el más absoluto silencio.

*****

Un par de meses después.

- ¿El reino de que?- preguntó He Xuan acariciando el largo cabello de Shi Qing Xuan.

- El reino de la Medida luna, — respondió el Oficial.

- ¿Por qué tienes que ir a aquel lugar?

- Estoy investigando algo.

- Voy contigo.

Shi Qing Shuan sonrió, era de esperarse aquella reacción. En los últimos siglos hablar de Ming Yi era lo mismo que hablar de Shi Qing Xuan y viceversa. Donde estaba uno estaba el otro.

- ¿Por qué sonríes? ¿Estas tirando tus méritos de nuevo? — Preguntó He Xuan con una fría expresión.

- ¿Y para que los necesito? ¿No tengo ya lo suficiente? ¿No tengo a mi mejor amigo conmigo? — Respondió sonriendo el Maestro del Viento.

Los labios de He Xuan se entre abrieron pero la intención de hablar fue apagada con un suspiro largo.

¿Cuántas veces más tendría que escuchar esas dos palabras juntas?

No es tan fácil ser amigo de Shi Qing Xuan 🤷 (Tian Guan CI Fu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora