21 El mar de fuego (3ª parte)

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Afuera la oscuridad envolvía todo. El ocaso ya había llegado a su fin hacia bastante tiempo, ahora la luna era quien iluminaba nuevamente el cielo.

El aire cliente de la tarde había sido sustituido por la caricia fresca de la brisa nocturna.

Ambos Oficiales caminaron por un momento rumbo a los campos, donde los grillos y ranas ya entonaban la nana de la noche.

El buey caminaba detrás de ellos, sus pezuñas golpeaban el suelo con un sonido ahogado paso a paso sin prisas olfateando el aire o el suelo.

Yu Shi Huang se volteó y le dijo:  — Ve donde el maestro Shi, revisa que no necesite nada más por favor.

Con su pata, el buen bovino, raspo la tierra se inclinó ante la dama y se transformó en un joven apuesto de espalda ancha y piel almendrada. Vestía extrañas ropas bárbaras y una capa de piel negra. Sus ojos grandes y redondos ostentaban un par de pupilas marrón y en su afilada nariz llevaba el plateado anillo (también llamado aro nasal). Miró un momento a He Xuan y tras un gesto de reverencia hacia su ama se dió la vuelta y se fue por el camino de tierra.

Yu Shi Huang regreso al camino y anduvo un poco más antes de hablar nuevamente. - ¿Ve aquel acueducto?, - pregunto ella con su pausada y agotada voz, defecto que era causado por una lesión en su garganta, una herida que se autoinfligió antes de ascender a la Corte Celestial. Con su mano señalaba un largo tramo de roca labrada que cruzaba de lado a lado los campos de cultivo.

He Xuan asintió.

- Lo construyó el maestro Ming Yi, es muy práctico, llena las piletas en el temporal de secas y evita que los agricultores desvíen el cause del río, — dijo la Diosa.

El hombre con el título de Devastación sintió la tensión en todo su cuerpo. Sudor frío bajo por su nuca, su boca se secó y la alarma de peligro resonó en su cabeza.
Como lamentó haber dejado la pala de su maestro resguardada en el castillo de la Ciudad flotante. Dió un paso atrás y se preparó para hacerle frente a la Oficial elemental ante a él.

Yu Shi Huang se mantuvo en calma, ignorando el peligro que se cernía sobre ella y como si fueran viejos conocidos prosiguió con su plática, - ¿Cómo está el Maestro de la Tierra?, - sus ojos se posaron en los de He Xuan.

En un principio él fantasma optó por guardar silencio.
«¿Continuó con mi farsa?,» se pregunto, pero los anhelantes ojos de la joven señorita que esperaba una respuesta casi lo obligaron a continuar.

- Está muerto, - dijo He Xuan de manera tajante sin bajar la guardia.

El sonido del viento sobre las espigas verdes y amarillas silenció cualquier otro sonido, los ojos de la Señora de la Lluvia se ensancharon en una expresión de sorpresa. Un frágil corazón se quebró lleno de dolor en el cuerpo de la dama, llevo sus manos al pecho para calmar un poco la desagradable sensación de la ausencia y entrelazó sus dedos para disimular la angustia.

He Xuan creyó ver un par de lágrimas en ese rostro apesadumbrado. Yu Shi Huang miró al vacío de la noche, esperando que aquellas palabras fueran mentira.

«Ming Yi, Ming Yi...»

Llamo Yu Shi Huang a través de la red de comunicaciones durante un largo periodo de tiempo. Uso la vía personal y la red pública, pero el verdadero maestro nunca respondió.

Hacía tiempo que no tenía noticias del Dios elemental, pero siempre creyó que era a causa del cambio en las claves de la red de comunicación.

«Es probable que Ming Yi tenga flojera de ir a la Corte Celestial por una clave nueva,» pensaba ella.

No es tan fácil ser amigo de Shi Qing Xuan 🤷 (Tian Guan CI Fu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora