36. Dragón Rojo (2ª parte)

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La frescura de la mañana entró por el balcón abierto. Cientos de aves trinaban y su canto creaban una hermosa melodía.

Shi Qing Xuan abrió los ojos. Sintió los brazos de su amado alrededor suyo. Tomo las manos heladas de Ming Yi y las envolvió. Tantos siglos después y él seguía sin entender porque él Oficial parecía siempre estar tan frío, incluso si ponía su oído en el pecho de ese hombre no lograba escuchar los latidos de su corazón.

¿Que clase de maldición tenía sobre sí su amado Ming Yi?


— Buenos días, — dijo He Xuan al ver que su amado había abierto los ojos.

— Buenos días, — respondió Shi Qing Xuan sonriendo. — Ming Xiong.

— ¿Sí?

— Me siento un poco mal, — dijo Shi Qing Xuan algo sonrojado.

— ¿Es eso así? — preguntó incrédulo el Oficial.

— Sí, — aseguró Shi Qing Xuan desviando la mirada.

He Xuan se inclinó y besó lenta y suavemente los labios del Dios.

Ambos sabían que esa pequeña mentira era solo un buen pretexto para besarse.

Cuando los Oficiales regresaron a la capital Celestial, Ming Yi fue requerido en las oficinas de Ling Wen y Shi Qing Xuan fue directamente a ver a su hermano.

Antes de llegar al palacio del Dios de Agua, una agradable voz se hizo escuchar a través de la red de comunicación.

«Qing Xuan,» — dijo He Xuan.

«¿Sí?»

«Voy a ausentarme un par de horas. Necesito revisar algo.»

«Voy contigo.»

«No, ya no estoy en la Capital, espérame ahí y no te metas en problemas.»

«Lo dices como si fuera una persona problemática.»

He Xuan guardo silencio...
«Regresare pronto,»  concluyó.

Después de una breve visita en el palacio del Señor del Agua, Shi Qing Xuan regreso y se recluyó en su Castillo. 

La cama del oficial parecía más grande de lo habitual. Shi Qing Xuan miraba las lujosas cortinas con las que envolvía los largueros de madera. Paso sus dedos sobre sus labios recordando la dulce sensación de tener a Ming Yi besandole.

Pero luego un sentimiento de tristeza lo asalto.

— Lo he lastimado. — se dijo revolviendo su masa de cabello. — Pero tan solo han sido besos y caricias, con tampoco lo he puesto en peligro.

Se sentía tan confundido  y molesto.

— ¿Entonces nosotros no podremos...? — Shi Qing Xuan sintió mucha rabia en su corazón. — ¿Que con eso? Esta bien, ya me había resignado a no tener descendientes, pero ni siquiera podre probar las mieles de tener un compañero dao? Si las cosas siguen así moriré virgen.

Los golpes en la puerta cortaron con su tapete de interrogantes.

— Adelante, — pronunció ocultando su rostro melancólico con el abanico.

— ¿Su señoría va a cenar? — Preguntó su Oficial menor asomando su cabeza.

Shi Qing Xuan sonrió. — No, voy a entrar en meditación. Cuando llegue Ming Yi házmelo saber.

No es tan fácil ser amigo de Shi Qing Xuan 🤷 (Tian Guan CI Fu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora