18. Visita inesperada (3ª parte).

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Cuando He Xuan tuvo el valor de entrar nuevamente a la habitación, Shi Qing Xuan estaba dormido. Con su largo cabello derramado en las sábanas y una expresión de inocencia. 

El Rey Demonio lo miraba incansablemente, se sentía incapaz de entrar en ese corazón. Dejó las ropas de Shi Qing Xuan sobre la mesa y revisó la leña de la estufa.

« Soy un maldito idiota, ¿Como es que termine enredado con este crío? No he avanzado nada con mis problemas y estoy asta el tope con los de él.»

Expuso el aire de sus pulmones en un largo suspiro. Rebuscó entre sus ropas y encontró la caja de madera, dibujo un hechizo de acortamiento de distancia sobre la puerta y, asegurándose esta vez que nadie lo podría seguir, entro por ella.

En un principio He Xuan se frotó los ojos, no podía reconocer el lugar donde había ido a parar, ¿Se había equivocado? Tras parpadear un par de veces logro entender que estaba en su vieja choza.
El techo había desaparecido, las paredes carbonizadas habían pasado de un blanco limpio a un negro ollin, sus pertenencias ya no existían más, habían sido quemadas hasta desaparecer.

He Xuan no lo resistió y se tambaleó un poco. Llevándose una mano al rostro ocultó perfectamente sus ganas de llorar. Salió del cuadro de piedra que antes fuera su hogar y camino, casi corriendo, hasta la Ciudad Fantasma.

¿Era acaso que se lo merecía? No, él no merecía aquel trato. ¿Acaso el estaba mal? No, ellos eran los que estaban mal, ellos eran los malos. Sí, los hizo sufrir, pero, ¿A cuánta gente no hicieron sufrir ellos?. Hua Cheng siempre le dijo que la justicia de los hombres solo podía ser impartida por los mismos hombres y por los Dioses. ¿Y ellos dos no eran Dioses también?

He Xuan se llevó las manos a la cabeza, sentía como le palpitaba con fuerza causándole un fuerte dolor. Sus pensamientos desordenados y acusatorios parecían no querer detenerse.

«Ming Xiong, Ming Xiong, ¿Donde estás?»

El conocía esa voz, era la voz de Shi Qing Xuan. Esa preocupada voz detuvo la avalancha de preguntas que aturdía su entendimiento.

— La red de comunicaciones, — murmuró.

Él no le había dicho su contraseña, pero el joven Oficial le dio la suya e incluso lo obligó a establecer un canal para que se pudieran comunicar.

«Bola de arrocito, está en línea,» pensó al recordar la contraseña del Dios.

« Ming Xiong, no la repitas, ya te había dicho que pensaba cambiarla.»

He Xuan se quedó helado, aún no entendía cuando era solo "pensar" y cuando era conectarse con el otro.

«Dime ¿Dónde estás?»

« Estoy en... Vine a...  revisar una cosa a la capital, quédate con el... La maestra de la Lluvia, regresaré pronto.»

«¿Por qué no me llevaste?»

«Porque ahora eres un fugitivo, no le digas a nadie más donde estas, ni a tu hermano, ¿Has entendido A-Xuan?»

Por un momento solo el silencio fue la única respuesta, He Xuan comenzó a dudar si ese hombre podía dejar de lado a su hermano.

«Sí, haré lo que tú me pidas Ming Xiong, pero por favor no tardes en regresar.»

«No, no lo haré, regresaré pronto.»

He Xuan se sintió más tranquilo, aquella plática infantil le hizo olvidar un poco sus problemáticos pensamientos. Entro en la cueva de la ciudad fantasma rumbo a la mansión de Hua Cheng, pero en el camino fue interceptado por un par de fantasmas.

No es tan fácil ser amigo de Shi Qing Xuan 🤷 (Tian Guan CI Fu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora