No es tan fácil ser amigo de Shi Qing Xuan 🤷 (Tian Guan CI Fu)

25. El mar de fuego. (7ª parte).

Shi Qing Xuan alcanzó a He Xuan y extendió su mano.
Tomó el abanico con el cuidado que se tiene al tomar a un pequeño infante y sonrió casi maliciosamente. — Ming Xiong necesito que me sostengas firmemente.

He Xuan paso sus brazos por la cintura del Oficial, — No te soltaré, — le aseguro al tiempo que olfateaba el cabello del Dios.

El corazón del Maestro del Viento se había acelerado a tal grado que cada vez que palpitaba el pecho recibía un fuerte golpe que le causaba una sofocante molestía.

— ¿Tienes miedo?, preguntó el fantasma.

— Te mentiría si te digo que no. Nunca antes he intentado algo así a gran escala, — contestó Shi Qing Xuan.

— Yo creo en ti, — afirmó He Xuan junto al oído del joven Dios.

El Maestro del Viento sonrió.

El abanico de papel fue abierto y extendido en dirección del lago incandescente. Shi Qing Xuan realizó el primer movimiento. El viento formó un torbellino tan pequeño como un chico de quince años, que avanzó hasta el lago de lava. Los movimientos apenas si hicieron algún cambio en la superficie espesa de roca  fundida. El joven Maestro dio nuevos comandos al pequeño tornado y este creció de tamaño de manera pausada, hasta alcanzar un tamaño considerable. Era tan alto que sobrepasaba la pared del cráter y subía hasta el cielo. Los vapores que eran arrastrados dentro del cono se incendiaron provocando una enorme llamarada. El viento mantuvo su forma pero el fuego alcanzó a los dos Oficiales.

He Xuan retrocedió y giro medio cuerpo para proteger a Shi Qing Xuan. Sí sus ropas no hubieran sido cubiertas con su aura demoníaca, en el preciso momento en que las llamas amarillas los alcanzaron le habrían causado terribles quemaduras de hasta tercer grado.

Milagrosamente el joven Oficial continuaba manteniendo el control del tornado.
He Xuan podía ver como el sudor bajaba por el rostro de su amado hasta el cuello.

Las manos temblorosa del chico sostenían el instrumento espiritual.

— Perdón, — dijo el Dios, — no previ ese inconveniente.

He Xuan sonrió, ¿Como podría ser culpa de Shi Qing Xuan algo como eso?, — entonces arréglalo, — pidió el fantasma.

La túnica de claros colores se balanceó en un movimiento envolvente, el viento formó una esfera de aire alrededor de los dos hombres, — eso debe ser suficiente, — sonrió Shi Qing Xuan de regreso.

Si la capacidad de este Dios había sorprendido ya a He Xuan, ahora había logrado superar sus expectativas.

El abanico señaló el cielo y el tornado creció en grosor. El vacío formado dentro del embudo comenzó a absorber la lava. (Sí es imposible por cuestiones de la física no me regañen por favor, recuerden que esto es ficción.)

En un movimiento definitivo, Shi Qing Xuan envío el extremo superior monte abajo, justo hacia las aguas saladas. Cuando el magma caliente entró en contacto con el agua del mar se creó un espeluznante sonido. El enfriamiento del fluido caliente, provocó la emisión de una mezcla entre vapor y gases que subió hacia el cielo igual que una fumarola.

— Bien hecho, — dijo He Xuan.

El vapor se fue acumulando sobre ellos sin embargo las corrientes naturales comenzaron a disipar la pequeña nubecita.

— Vamos a perder el vapor antes de que tengamos suficiente, — pensó He Xuan en voz alta.

Shi Qing Xuan se mordió el labio, « ¿Podré hacerlo?»

Creo en ti...

« Él confía en mí, tengo que lograrlo.»

El joven maestro levantó la mano libre y creo una tercera formación. Las otras dos perdieron estabilidad pero fue momentáneamente ya que Shi Qing Xuan inyectó mayor poder espiritual en su labor.