32. Cuando el fondo de la charca se asienta, las aguas vuelven a ser claras.

490 53 81
                                    

Este capítulo fue corregido, espero que sea de su agrado...

El vestido de Shi Qing Xuan, se ceñía a cuerpo de manera exquisita y el aroma del licor y el perfume natural del Oficial, se mezclaron y aquél conjunto de, sensaciones le recordaron a He Xuan que tenía varias semanas sin probar bocado.

Los brazos del Rey Demonio presionaron el delgado cuerpo que tenían prisionero. El tacto de la tela hizo imposible que He Xuan contuviera el deseo de deslizar su mano por el suave terciopelo. Acarició la superficie hasta el punto de sentirse insatisfecho.

El deseo de devorar se arrastró en sus adentros por todo su cuerpo hasta qué llegó a su boca, haciendo muy difícil mantener la compostura. He Xuan se mordió los labios hasta que percibió el ferroso sabor de su sangre oscura.

Con toda aquella desesperación intentó conectar sus pensamientos y buscar las palabras correctas para consolar a Shi Qing Xuan, pero no o no las encontró o no existían.

¿Que podría decir, cuando lo único qué lo motivó a hacer aquella locura fue el miedo a estar solo?

¿Había sentido verdadero amor por aquel Oficial? Por mínimo cuando estaba con vida sí. Pero su capacidad para sentir empatía había muerto cuando renació como una calamidad y con ello, la de poder ponerse en el lugar del otro. No pudo entender el dolor que Shi Qing Xuan, solo podía pensar en sus propias necesidades y el tener a Shi Qing Xuan para sí era una necesidad difícil de ignorar.

De cualquier forma, aún quedaba todo el tiempo del universo para buscar la manera de ser perdonado por su pecado.

Miró a su alrededor buscando algo que llevarse a la boca, tenía que detener esa ansia de morder. Engulló un par de frutas que reposaban sobre un mueble cercano a ellos. - ¿Por qué dices semejante tontería? - Logro articular por fin, tras tragar aquello. - Eso no es importante, lo importante es que estás con vida...

El sonido de una sonora bofetada se escuchó dentro del cuarto, seguido del silencio del joven fantasma.

- ¡No trates de engañarme...! — Gritó Shi Qing Xuan, separándose del cuerpo de Ming Yi.

-Tu... — Dijo aquél.

- ¿Qué voy a hacer si mañana me muero? ¿Ah? ¡Soy un Oficial! El día que dejen de creer en mí voy a desaparecer, sin una oportunidad de renacer de nuevo, - gritó Shi Qing Xuan con la voz apunto de de la histeria.

- Eres un Dios y los dioses son inmortales, - dijo He Xuan empujando a su amigo hasta hacerlo tropezar con los tapetillos. Su voz sono severa, su mirada rayaba en la inhumanidad y la expresión del rostro perdió cualquier expresión.

Shi Qing Xuan boqueo sin lograr articular palabra.

- Nada puede dañarte Shi Qing Xuan. Vivirás lo que dure el tiempo. Estaremos tú y yo juntos lo que dure la verdadera eternidad.

- No, - dijo Shi Qing Xuan girando sobre su costado. Tapándose los oídos y doblando su delgado cuerpo, - no, - volvió a negar.

- Sí, - dijo He Xuan bajando al nivel del suelo,mirado fijamente al joven Dios cual si fuera una deliciosa pieza de carne por comer. Avanzó en cuatro, como un demonio perro y se colocó sobre Shi Qing Xuan. - Mírame, mírame a los ojos, - pidió él, retirando gentilmente la mano del oído de su amigo.

Shi Qing Xuan, que mantenía los ojos apretados, ablandó su semblante un poco. Abrió lentamente sus ojos y contempló a su amigo que lo observaba con una expresión estoica, pero su voz contaba otra historia. Una historia atrapada en sus entrañas, aquella voz tenía un tinte lastimero.

-¿Por qué tienes miedo de vivir para siempre? - Preguntó el Rey inclinando el cuerpo para acercar su rostro y quedar a solo un palmo de naríz. Necesitaba el aroma de su pequeña presa.

No es tan fácil ser amigo de Shi Qing Xuan 🤷 (Tian Guan CI Fu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora