Tomás.
la cara de Julieta cambió por completo, sus ojos se cristalizaron y sin decir una palabra volvió a subirse en la moto, esta vez al volante, yo la miré sin entender.
— ¿vas a subir o te vas a quedar parado acá? — rompió el silencio, estaba seria y sonaba demasiado enojada pero yo no podía entender el porqué.
— ¿no me escuchaste? — reí por lo bajo, supongo que fueron los nervios que hicieron que suelte esa risa, o más bien el miedo de que todo se vaya a la mierda — Juli, es tu hermana...
— por ahora mis oídos funcionan perfectamente así que sí te escuché ¿vos me escuchaste a mí? — respondió sin voltear a verme — ¿te subís o te quedas acá?
— baja un cambio, te recuerdo que es mi moto esta.
— tenes razón — esta vez si se giró a verme, pero solo para bajarse de la moto — métete tu moto en el orto.
— ¿pero, qué te pasa? — pregunté cuando la vi empezar a caminar hacia quien sabe donde, porque ni ella sabía dónde estamos — ¿por qué me contestas así?
— ¡¿por qué hiciste esto?! — me gritó, explotó y el miedo invadió todo mi cuerpo, sentía como faltaban segundos para que todo se vaya a la mierda — ¡¿por qué me trajiste acá?!
— porque me salvaste, quería devolverte el favor.
— ¡yo no te salve para que me recuerdes lo miserable que soy! — se alteró y frunci mi ceño — ¡para que me muestres como ella si salió de la villa y yo estoy estancada!
— estás estancada porque querés... — le recordé y se quedo callada, supe que quiso hablar cuando abrió su boca pero no pudo decir nada — con toda la droga que vendes podrías haberte ido hace rato, sos vos la que no se quiere ir, porque te haces la fuerte, la que no le cabe una pero si te dicen de salir de esa mierda de barrio te cagas toda, porque no conoces otra cosa que no sean esas paredes de ladrillo sin revocar y tenes miedo de enfrentarte al mundo real, porque ahí no se puede ser narcotraficante tan fácil como en la villa y eso es lo único que aprendiste a hacer.
— al menos yo no maté a nadie.
cerré mis ojos, me la esperaba, me había demostrado muchas veces que era una bestia y acababa de convertirse en una; la había herido y ella me atacaba donde más me dolía y eso es lo que me hacía mierda, que no respeté mi dolor, que abra la herida, porque dolian más sus palabras que el tiro que me había pegado Troca aquel día.
— podría hacerte mierda como vos acabas de hacerme a mí pero yo no soy ningún gil. — hablé, intentando que las lágrimas no se escapen por mis ojos, pero yo era débil ante ella y Julieta lo sabía — si acepté que me ayudaras no fue para que a la primera de cambio lo uses en mi contra, eso no se hace, me dijiste que te imaginabas como era y la busqué y la encontré para hacerte sonreír porque no doles hacerlo, lo hice porque te quiero pero se ve que vos a mi no, porque uno no intenta destruir a lo que quiere, no lo lastima, lo protege y vos cada vez que me acerco me clavas un puñal, la bala en mi hombro dolía menos ¿sabes? — sus ojos seguían llenos de lágrimas, pero no derramaban ninguna, se hacía la que estaba hecha de piedra, la fría, como solía hacerlo yo hasta que la conocí, opté por subirme a la moto y encender el motor — subite, porque no tenes plata para un remis y no quiero cargar con una muerte más.
— me sé cuidar sola.
— ¡subite la concha de tu madre!
grité y vi como se sobresaltó, nunca le había levantado la voz de esa forma, nunca me había mostrado como la bestia que siempre fui, pero no aguantaba su manera de ser, de atacarme a mí, porque yo solo quería quererla y ella solo quería deshacerse de mí.
se subió a la moto callada y arranque, manejaba a toda velocidad, a más de la que estaba permitida, pero no me importaba, mi cuerpo estaba lleno de bronca y yo irradiaba ira.
llegué a la puerta de su casa y frene de golpe, ella se bajó de la moto y volteo a verme, supe que lo hizo porque sentí su mirada sobre mi, pero sin embargo yo no podía mirarla.
— simplemente no tenías porque meterte... — volví a arrancar la moto al escuchar sus palabras, esperaba un perdón, pero era más orgullosa que yo y jamás me pediría disculpas por romper mi corazón — mañana tenemos entregas a la mañana, podes decirle a H que se sume al negocio...
— ya le dije, las cosas van a cambiar, vos no vas a mandar más.
— la mercancía es mía Tomás.
— resulta que cuando me interesabas, te seguí y vi de donde sacas la mercancía y si no querés que los pibes de la villa se enteren que tenes un galpón lleno de plantas de marihuana, donde también fabricas las otras drogas, vas a estarte callada — le advertí y ella abrió sus ojos como dos platos — nunca me metí en esa porque yo no hubiese hecho nada para lastimarte, pero ojo por ojo y diente por diente mechita.
— si decís eso yo te juro que digo que...
— ¿qué maté a Troca? — reí irónico — hacelo, no te van a creer, perdes más vos que yo eh, porque a mi capaz me peguen un tiro, pero vos no solo me perderías mi, sino que todos los pibes te reventarian ese galpón y te robarian todo lo que conseguiste durante los seis años que estuviste acá, yo que vos la pienso mejor antes de abrir la boca. — estaba lejos, pero escuché claramente como trago saliva — ah y ¿sabes qué? ahora que lo pienso no quiero que seamos más socios.
— ¿qué?
— a partir de hoy soy tu jefe, mecha.
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ueeep se picó todo muchachos, ya van a entender porque reaccionó así la Juli, ojalá les esté gustando la novela ♡
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ruinas | cro y cazzu
Fanfictionla calle me habla y yo no puedo decirle que no, las pulsaciones se me calman cuando estoy con vos.